Capítulo 10

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Akane se despertó sola nuevamente, desde hace varios días que Ranma se levantaba mucho antes que ella para entrenar. El calor la abrumaba, por lo que en cuanto pudo se quitó el pijama, quedando solo con una camisa de tirante que llevaba debajo y ropa interior.

Recorrió el departamento buscando a su esposo, pero no lo encontró, al mirar por la ventana vio que nevaba, Ranma había encendido la calefacción, por eso adentro hacia mucho calor.

La puerta se abrió y un poco de viento frío se coló por la abertura. Ranma entró cargando un par de bolsas, parecía agotado, así que se acercó a ayudar.

— Ya las cargo yo – la regañó Ranma, pero al mirarla se quedó en silencio y tragó saliva ruidosamente — ¿Qué haces vestida así? O mejor dicho ¿Por qué no estás vestida?

— Hace calor — fue lo único que dijo, aunque no podría haber dicho algo más aunque quisiera, Ranma se lanzó sobre ella para capturar sus labios en un apasionado beso. Llevaban varios días sin tener relaciones ya que durante las noches Akane tenía problemas de cólicos y al día siguiente se despertaban con el tiempo suficiente para ir a clases o al Dojo, no habían tenido tiempo para estar juntos íntimamente.

— ¡Ranma!, Tenemos clases – le recordó, pero el joven no se apartó de ella, comenzó a acariciar su cuello con sus labios intentando bajar hasta el borde del brasier.

— Te informo que nos tomaremos el día libre – la atrajo hacia él, deseando que sintiera como todos su deseo se manifestaba en la dureza de cierta parte de su anatomía

— No lo creó, quede en salir con las chicas después de clases— logró decir Akane

— ¿Estás desobedeciendo a tu marido? – Ranma logro obligarla a recostarse en el suelo, sobre la alfombra, y se posiciono sobre ella, para no dejarle salida alguna— Quiero, no, mejor dicho necesito hacerte el amor – la voz de Ranma era ronca, estaba excitado en extremo – Lo siento, pero esta primera vez será rápida, pero te prometo que te compensare durante el resto del día – sin muchas contemplaciones Ranma dirigió su mano hacia la entrepierna de Akane, con un dedo hizo a un lado la pantaleta que ella llevaba y con el otro comenzó a acariciarla, sintiendo su humedad.

— Ra— Ranma — Para Ranma no había cosa más erótica que escuchar a su mujer gemir su nombre en la intimidad, con suavidad introdujo un dedo en ella. Le gustaba sentir cómo su cuerpo se ajustaba a él, sin poder esperar se abrió los pantalones lo suficiente como para poder liberar su masculinidad y reemplazó su dedo por su miembro obligándose a penetrarla de manera lenta y cuidadosa. Se obligó a seguir un ritmo calmado y rítmico al principio.

— ¿Te gusta así? – Ranma estaba haciendo un esfuerzo sobrehumano para contenerse hasta que ella estuviera satisfecha, de un momento a otro bajó hasta ella y comenzó a besarla nuevamente, mientras no paraba de penetrarla – Quiero que te pongas en cuatro sobre la alfombra – le ordenó Ranma saliendo de ella. Akane lo miró desconcertada, — ¿Confías en mí?— ante la atenta mirada de Ranma, ella le obedeció, muy avergonzada – Ahora baja la cabeza – Akane quedo con su cabeza pegada a la alfombra, como si estuviera haciendo una reverencia a algo o alguien – Si te hago daño o no te gusta lo que voy a hacerte, me lo dices y pararé — se posiciono detrás de ella y volvió a introducirse en ella, pero esta vez cogió un ritmo rápido, más rápido de lo que un humano promedio podría hacerlo.

— Si... – en la habitación solo era posible escuchar sus gemidos, y el choque de sus cuerpos, Akane sentía que sus piernas no serían capaces de resistir, pero las firmes manos de su marido la mantenían firme en su posición. A ratos Akane sentía que no era capaz de mantener la vista centrada en algo. Y su cerebro solo parecía procesar los embistes que estaba recibiendo y enviaba a todo su cuerpo la orden de sentir placer.

Cuando sintió una de las manos de Ranma acariciando sus pechos y la otra abajo, en su parte mas intima, acariciando aquel botón que tanto placer que le daba; sintió como una ola de placer la embargaba y comenzaba a temblar de manera furiosa. Ranma sentía que su cuerpo iba a estallar en cualquier momento, normalmente su resistencia era mayor, pero después de varios días sin tocar a su esposa no podía resistir mucho más, y sentir como ella comenzaba a presionarlo y todo su cuerpo temblaba por su orgasmo, no pudo más que a acompañarla. Una vez que ambos estuvieron más relajados, Ranma se giró de manera brusca, llevando a Akane consigo, permitiendo que esta se acurrucara en su pecho, cuando ambos estuvieron acostados sobre la alfombra.

— Eso fue fabuloso – Akane aun llevaba su camiseta y sus bragas puestas y su respiración aún no se normalizaba.

— Sabes que aun puedo dar más.... Mucho más – le susurró Ranma bastante orgulloso – Akane, he estado preparándote un entrenamiento especial – su manos acariciaban la piel desnuda de las piernas de ella – Para mujeres embarazadas, e mezclado algunas técnicas con un poco de clases de anatomía. De modo que cree unas cuantas Katas que podrían ayudarte con el problema de cólicos y además serviría para que te mantengas en forma con el ejercicio adecuado que tu cuerpo necesita.

— ¿Quieres decir que ya no estoy en forma? —lo fulminó con la mirada.

— Estas muy delgada – gruñó Ranma – Además también te servirán como preparación para el momento del parto. Para relajarte y todo eso.

— ¿Y como la preparaste?

— Leyendo libros, muchos libros, de anatomía, embarazos y supongo que por primera vez me es útil la maldición – intentó quitarle importancia al asunto.

— ¡Oh!, Ranma – Akane lo abrazó efusivamente y él no tardó en corresponderle el abrazo.

— Solo quiero hacerte las cosas más fáciles, si pudiera cargar a los bebés por ti, probablemente también lo haría – Ranma cargó a Akane y la llevó hasta la habitación, donde la recostó en la cama para continuar con una ronda de ardientes caricias, donde beso y adoro cada parte del cuerpo de Akane.

— ¡Ranma! – le llamó Akane esa misma noche, cuando ambos descansaban desnudos sobre la cama.

— ¿Qué pasa? —

— Yo... Te amo – murmuró tan bajo que por un momento Ranma creyó que lo había imaginado, pero el sonrojo en su rostro y las manos temblorosas que se aferraban a la almohada le indicaban que no era así.

— Akane – solo pudo acercarse a ella y besarla, no de manera salvaje como el resto de los besos de aquel día, sino de manera suave, buscando una forma de transmitirle cómo se sentía en aquel momento y transmitirle a través de su cuerpo lo que sentía por ella. Akane no esperaba escuchar una respuesta y no la necesitaba, sabía que el amor que el joven sentía por ella estaba en todo, en su casa, en el auto, en las clases, en todo, y la manifestación física más fuerte de su amor eran sus hijos no nacidos. Akane sabía que él la amaba, cada mañana cuando le preparaba el desayuno y la dejaba dormir mientras él iba a hacer las clases que correspondían a ambos, cuando a pesar de estar muy cansado, se quedaba con ella hasta tarde para acompañarla, o cuando le sujetaba el cabello mientras vomitaba.

— Sabes que para mi eres mi vida, mi pasado, mi presente y mi futuro – le dijo Ranma cuando se separó de ella – Te amo – le susurro al oído con mucha timidez, aunque ya sabía que era correspondido no podía evitar sentirse vulnerable al hablarle de sus sentimientos, se sentía expuesto.

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⏰ Última actualización: Apr 30, 2017 ⏰

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