Seifuku

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Yuri se encontraba escondido en el baño, sentado en el retrete con el rostro sumergido entre sus manos mientras negaba todo lo que estaba ocurriendo. Había puesto el seguro ya no que no tenía intenciones de salir y también para que el mayor no se atreviera a entrar, escuchando sus reclamos infantiles mientras de forma dramática arañaba la puerta para que le abriera.

- Yuri, sal de ahí, ya no es gracioso - El albino reclamaba haciendo pucheros mientras seguía insistiendo con los golpes en la puerta. -

- ¡No pienso salir! olvídalo, no pondré un pie afuera de este maldito baño - Gruñó el más joven levantándose hasta el espejo más cercano, mortificado observando su reflejo - No, no, no... Definitivamente no puedo salir con esto. -

Viktor suspiró pesadamente maquinando algún plan para sacar a su pareja de aquel lugar, y no necesitó mucho tiempo para saber qué hacer. Debía darle en donde más le dolía a ese pequeño gatito, su orgullo.

- Que lástima, pensé que tendrías el valor para hacerlo pero al parecer me equivoqué - Comenzó a hablar paseándose frente a la puerta, atento a cualquier tipo de movimiento por parte del menor que estaba demasiado callado en el interior - Aún cuando tú mismo accediste a hacerlo... Nunca imaginé que fueras un pequeño gatito cobarde. -

- ¿¡A QUIÉN MIERDA LLAMAS COBARDE!? - Gritó completamente engrifado y con el rostro rojo abriendo la puerta, prácticamente azotándola contra la pared -

El adulto sonrió victorioso, admirando por fin la figura de su novio que seguía agarrando con fuerza la perilla de la puerta.

- Sabía que luciría perfecto en ti, gatito - Se acercó y cerró lentamente la puerta del baño para que el rubio ni siquiera pensara en volver a escapar. Lo tomó de la mano y lo guió al centro de la habitación, comenzando a rodearlo como un depredador a su presa, así no perder ni un solo detalle de tan maravillosa vista. -

El mayor sacó el celular del bolsillo y comenzó a fotografiar a su modelo, las cuales guardaría en su colección privada a la que únicamente él podía acceder porque le había puesto contraseña a la carpeta.

- ¡No me saques fotos!. -

- Pero si son sólo para mi - Lo miró con sus enormes y brillantes ojos celestes intentando dar lástima.-

- Eres un maldito pervertido... -

Ni siquiera le molestaba que lo llamara de esa forma porque su pareja no mentía, en esos momentos se sentía el pervertido más grande mientras observaba al chico vistiendo un provocativo seifuku color azul marino. La blusa del uniforme, con el característico cuello de marinero y una cinta roja alrededor, era tan corta que dejaba al descubierto su estómago, y si levantaba los brazos prácticamente todo su torso quedaba visible. La falda, al igual que la blusa, mostraba demasiada piel, era tan corta que apenas cubría parte de sus muslos, teniendo que jalar la tela hacia abajo para intentar ocultar su intimidad. Llevaba también unas medias negras que le llegaban hasta un poco más arriba de las rodillas, estilizando sus hermosas piernas de una forma provocativa difícil de ignorar.

El mayor arrojó el celular a la cama y se aproximo hasta quedar a escasos centímetros del rostro contrario, sonriendo de forma ladina. Yuri enfrentó esos ojos marinos, mirándolo desafiante con sus fieras y brillantes esmeraldas, esperando el primer movimiento del adulto. Viktor se percató de aquello, conocía tan bien a su pequeño novio que no hacían falta palabras, con una sola mirada bastaba para transmitir lo que cruzaba por su mente.

- Fue buena idea comprar todas estas cosas en nuestra última visita a Japón - Le comentó con una enorme y boba sonrisa, abrazando al menor para alzarlo en el aire y girar con él - Te ves demasiado adorable~ . -

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