Don't say No

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Pov. Hoseok 

Una voz, escuche una voz.

Alguien mas esta en esta habitación. O tal vez yo nunca estuve solo.

No muy lejos de la puerta la luz de la calle se deslizaba en tiras, mismas que iluminaban el poco relieve liso blanco, los ojos rojos eran más que visibles, y la sonrisa parecía una mueca sádica. 

-¿Quien rayos eres? - apenas y pude sacar esas palabras de mi boca, mis manos temblaban como si padeciera de párkinson.

-Hola pequeño- la voz era ronca y efervescentemente sensual. 

Seguramente se trata de un asaltante o un admirador psicópata, ¡no tiembles Hoseok! Solo llama a la policía y actúa intimidante. 

-¿Quien eres y que rayos haces aquí?, llamare a la policía!- 

-No. No lo harás, te prohíbo que lo hagas.-

-¿Y quien eres tú para decidir que puedo o no hacer?-

Su voz era burlona, lo cual me intimidaba más a mi. ¿Seria algún psicópata?

-No lo harás, porque me perteneces, no lo harás porque no te lo permito, y tampoco lo harás porque ya es tarde.-

-Tarde, ¿tarde para que?-

-Tarde para sacar a este demonio de tu abismo Hoseok. Me e impregnado a ti, como la sangre a tus venas.-

Con un movimiento de manos cerró aquellas pequeñas filtraciones de luz de las cortinas. Inundando de oscuridad la habitación.

Escuchaba sus pasos deslizarse por el piso hacia mi. Podía oler su ansias de acercarse. 

Sentí unas manos tocar las mías, ¿que esta pasando? 

Mi voz se quedo hecha un nudo al sentir el frío tacto de lo que fuera con lo que me encontraba; el cuerpo ni siquiera me respondía, parecía un transe o tal vez una parálisis, pero era como si se hubiera detenido el mundo e incluso yo. 

Sentí su cuerpo replegarse al mio, era aun mas frío que la nieve, como si una ráfaga de invierno se impactará contra tu espalda.

Coloco su cabeza en mi hombro e inhalo con fuerza.

-Tu aroma es embriagante, e incluso adictivo Hoseok, ¿sabes lo bien que se siente tocarte y no solo imaginar que puedo tocarte?-

Deslizó sus manos por mis brazos, pasándolas por mi abdomen y por mis mejillas.  Para acabar delineado mis labios con sus dedos índices, sus uñas eran largas y afiladas, por lo que con solo delinear mis labios dejo una línea de cortadas en ellos.
Los labios me sangraban y ni siquiera sentía el dolor. 

Sentía su respiración chocando en mi cara, y su cercanía me erizaba los bellos de los brazos. Se lamió los labios tan cerca de mi boca que pude sentir el roce de su juguetona lengua. 

Y de a poco en poco,  poso sus labios contra los míos, no era un beso apasionado, solo fue un choque que duro segundos, pero dentro de mi duro una eternidad, se sentía como tocar el cielo y el infierno a el mismo tiempo.

Mis labios sangrando y el lamiendo y mezclando mi sangre y sus labios era embriagador, caliente y a su vez excitante; simplemente era como besar a el diablo.

Y tal vez lo hice.  

-Listo Hobi, ahora ni dios ni la muerte nos van a separar.-

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Pov. Hoseok

-Solo dos pastillas mas, vamos Hoseok, no me hagas perder la paciencia-  el enfermero de uniforme blanco tal vez lucia un poco enfadado, pero si no quiero las putas pastillas no lo voy a hacer. 

-Seria mas fácil para mi si me quitaras el chaleco de fuerza imbécil!- 

-Sabes que,  mañana no habrá visitas para ti hasta que empieces a quitar esta actitud de mierda que te cargas- Y de nuevo lo harte, pobre alma.

Imbécil, como si alguien quisiera venir. Y si viniera, no lo necesito.

-Haz lo que quieras.- salio enojado y en cuanto se largo escupí las pastillas que tenia debajo de la lengua. 

Mire el reloj de manecillas que estaba arriba de la puerta.

Apenas eran las 11:55 pm. Aun tenia tiempo, con un poco de calma comencé a aflojar los nudos del chaleco de fuerza, la cama del hospital era bastante cómoda, aunque por las noches era fría, tenia con quien acurrucarme y estar cálido. 

Una vez sin el chaleco decidí estirar mis brazos y piernas, vaya que era cansado estar así.

11:58 pm. Las luces de la pequeña habitación comenzaron a juguetear otra vez.

El venia, el ya estaba cerca. 

De nuevo el cuarto se quedo a oscuras, la única luz que iluminaba era la de la luna; que pasaba a través de los barrotes de la ventana.

-¡Hola Hobi!- de la esquina más oscura de la habitación salio su voz. La voz que me encanta escuchar.

-Hola mi Tae. ¿Me extrañaste? 

-Como cada media noche.-

Salio de la oscuridad y su cabello castaño me provocaba mil erecciones, eso combinado con su sonrisa y sus ojos rojos.

Rojos sangre. 

Sus manos se posaron en mi cintura y mis brazos en su cuello, entrelace mis manos en su cabello y su nariz merodeaba mis mejillas. Su tacto era electrizante y su aroma se volvía mi aire. 

Los besos dejaron de ser pequeños roces hasta que la habitación se llenaba solo del sonido del chasqueo de nuestras lenguas y algunas otras cosas más.

Al final de cuentas apenas era media noche y quedaba mucho tiempo de sobra.  Pues el reloj desde hace un buen tiempo marcaba las 12:00 am. 

Midnight dreams  {Vhope} (Three-Shots) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora