Omnisciente.
Axel encontró la nota así que la guardó en el estuche de su guitarra para leerla en tiempo de almuerzo, mientras se dirigía a la tienda del instituto se detuvo al ver como Annie gritaba a su teléfono, no le había visto en toda la mañana y los últimos días ella se había ausentado en todas las clases, aunque no tenía su misma edad él conocía su horario y se dio cuenta de su ausencia, creía que se encontraba enferma pero al verla no encontró nada diferente en ella, no se percató de que en sus ojos habían restos de lágrimas recientemente derramadas dentro de uno de los cubículos de damas, tampoco se percató de que sus dedos sostenían un bolígrafo de tinta turquesa, con el que había escrito recientemente una última nota.
Él quería acercarse pero cuando lo pensó bien, ella ya había desaparecido entre el montón de gente.
Annie se puso sus gafas para ocultar sus ojos y que las preguntas acerca de los residuos de lágrimas no se hiciesen presentes, pero Astrid, su mejor amiga, la interrogó consiguiendo evasivas de parte de ella.
Astrid dejó sus cosas junto a las de Annie y luego tomó asiento frente a ella, mientras Astrid le contaba a su mejor amiga la conversación que había mantenido con Axel la noche anterior ésta solamente asentía y hacía alguna que otra pregunta sin prestar mucha atención en la conversación, su mente se encontraba muy lejos de ese lugar.
Annie tenía que irse al finalizar la hora de almuerzo, ya que su horario para ese día así lo permitía, ella deseaba no tener que irse y menos sin despedirse de Astrid, ella era todo para Annie pero no podía permitirse despedirse de su mejor amiga, odiaba las despedidas porque siempre se ponía a llorar y no le gustaba que las personas la viesen tan vulnerable aunque era sumamente inevitable, era una chica sensible, era hermosa pero muy frágil y no quería desmoronarse, no frente a ella, no frente a todo el instituto.
Era una tarde fría llena de lluvia, perfecta para una despedida, pensó Ann viendo a Axel de reojo, éste se encontraba a metros de ella cuando del estuche de su guitarra sacó la nota.
Empezó a leerla poco a poco, Annie se percató muy tarde de que la nota que sostenía entre sus dedos era la que ella le había escrito, con miedo y con los nervios a flor de piel empezó a guardar su almuerzo dentro de su bolsa lo más rápido que sus manos temblorosas se lo permitieron, él por otro lado continuaba leyendo la nota atónito, no creía lo que leía, no creía que ella pensase que él se encontraba interesado en Astrid cuando estaba terriblemente enamorado de ella y de nadie más, sabía que su edad era un inconveniente pero la verdad no le importó, esa chica se llevaba más de un suspiro de parte de él y únicamente empezó a hablar con su mejor amiga para lograr llegar a ella, para conquistarla, sin saber que todo ese tiempo ella era la chica que le escribía hermosas notas.
Cuando Ann logró guardar todo se dirigió hacia la salida a paso apresurado dejando a una muy confundida Astrid guardado todo a una gran velocidad decidida a ir detrás de su mejor amiga, por otro lado Axel dejó todo, sin importarle nada, buscó con la mirada a Ann pero sólo vio cómo Astrid salía corriendo, la siguió y en poco tiempo logró alcanzarle.
- ¿Dónde está Ann? - Preguntó mientras revisaba todos los pasillos, no estaban muy concurridos pero si lo suficiente como para perder a alguien y eso era exactamente lo que Axel temía, temía perderle, perderle para siempre.
- No lo sé, simplemente tomó sus cosas y se fue sin decir más. ¿Qué le pasó, Axel? Ha estado llorando, se le nota en la mirada, cuando le pregunté, evitó mi pregunta. - La melena caramelo de Astrid se movió de un lado a otro mientras ésta negaba como queriéndose convencer de que Ann no tenía nada, la verdad era que Astrid estaba muy asustada, el comportamiento de su mejor amiga no era normal.
Axel localizó a una pequeña chica de cabello negro saliendo del instituto mientras volvía a ver hacia atrás, ella lo miró y lágrimas se deslizaron por sus delicadas mejillas.
Él corrió, corrió como si su vida dependiese de ello, corrió hasta llevar a la salida, no le importó mojar su ropa, no le importó en absoluto que las personas le viesen extraño, a él sólo le importaba llegar hasta donde ella se encontraba, necesitaba aclararle las cosas, pedirle que se quedara, necesitaba abrazarla, necesitaba besarla para aclararle todas sus dudas con sus labios.
Gritó su nombre, ella lo escuchó pero continuó caminando bajo esa lluvia incesante, esa lluvia mezclada con suplicas, mezclada con lágrimas, mezclada con partes de corazones rotos.
Ella se detuvo unos segundos, tiempo que él aprovechó para alcanzarl, cuando estuvo cerca, tomó su muñeca, la volvió para que lo viese y sin previo aviso, tomó sus mejillas entre sus manos y la besó.
La besó por primera vez.
Fue el beso más tierno que él jamás hubiese dado, sus labios eran extremadamente suaves y cálidos, se movían con lentitud sobre los suyos, sus pulgares acariciaron sus mejillas con dulzura, Annie se sintió querida, un sentimiento que muy pocas veces había experimentado la abordó mientras se dejaba llevar al ritmo que mantenían los labios de aquel chico de ojos cafés que la volvían loca, en ese momento ella se dio cuenta de todo, él se lo estaba demostrando con ese beso, le estaba dejando más que claro que había estado interesado en ella desde hacía meses.
A falta de aire se separaron, él sin querer que ese contacto terminara, la volvió a besar de la misma forma hasta que todas las dudas se desvanecieron.
- Soy demasiado egoísta como para dejar que te vayas.
Nota: Después de tanto tiempo sin escribir, lo hice, debía darle un final y aquí lo tienen, lo siento si el final no les gustó pero creo que esta es la mejor forma de terminar el cliché.
Estaré contestando preguntas, si las desean hacer, lo pueden hacer aquí.
Nota, día 17/08/2018: El chico del que me inspiré para escribir esta historia la leyó este mismo año. ¡Diganle hola a Axel!
(Capítulo resubido luego de haberlo archivado hace más de un año)
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¡Hey, Chico De La Guitarra!
Chick-Lit(SIN EDITAR/SIN CORREGIR) Desde el momento en el que escuché tu hermosa voz en aquel pasillo, no dejé de fijarme en ti. Oh, chico de la guitarra, no sabes cuanto desearía que algún día todas esas canciones que tanto me gustan sean dedicadas para mí...