Querida soga,
me presumes tu hermoso nudo en la parte superior,
que entre él, observándo un agujero se asoma,
ya no lloro de dolor.
Me tientas, me llamas con una hermosa sonrisa,
colgada desde el techo susurrando: No es suicidio,
es escapar hacia tu única salida.
Eres tan fuerte,
me quieres hacer volar,
juntas viajaremos hasta al cielo y más allá.
¿Qué importa lo que digan de ti?
Si comprendes mi dolor,
nadie más se imagina ni la mitad de lo que soy.
Te preparo para viajar,
ya no aguanto más,
estoy demasiado ansiosa,
quiero un rápido final.
Tu me abrazarás tan fuerte que me sacarás la respiración,
llevándome de este mundo,
a uno mucho mejor.
No quiero más estar bien o estar mal,
tu lo entiendes de verdad,
no se trata de fingir,
se trata de ser feliz,
pero esa esperanza hace mucho la perdí.
Se sienten siglos de dolor y sufrimiento,
tú sabes cuan rota estoy por dentro.
Con tus fuertes lazos me unirás,
y lejos de este planeta me llevarás.
Llegó la hora de partir,
un y dos pasos subo,
ya estoy junto a ti.
Me amarro tus dulces brazos en mi cuello, salto rápido de la silla con el aire hacia mí,
y ya está, todo termina al final de mi sonreír.
Nada ni nadie puede llorar,
he cumplido lo que deseaba,
es mi dulce realidad.
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Pensamientos anónimos.
RandomEste es el libro que se encuentra en lo más recóndito de la biblioteca, lleno de polvo y manchado del acto de muchos de éstos. Una simple recapitulación de los fragmentos ignorados.