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Jihoon recién había salido de clases, iba caminando por la ruidosa ciudad rumbo a visitar a alguien, llevaba consigo una bolsa con un álbum del grupo preferido de su novio, pensó que seguramente le haría feliz escuchar las nuevas canciones que habían salido con el último disco, el pelinegro no era fan de este grupo, pero había pasado varias noches escuchándolos junto a su pareja en las que no podían dormir, hasta fueron juntos a un pequeño concierto que dieron en la ciudad.

Iba caminando a paso acelerado aunque lo hacía inconscientemente, solo miraba al frente sin dejarse distraer por las personas que lo pechaban por ir igual o menos apresurados que él, pero no le importaba. Tenía una sonrisa en el rostro, por fin iba a poder verlo de nuevo, estaba muy emocionado, pero por alguna razón tenía una extraña sensación en el pecho, apretó la bolsa con el álbum y apresuro su paso rumbo al encuentro.

Luego de cruzar la última ruidosa intersección, se encontró frente a las grandes puertas de vidrio, las empujo con cuidado y se adentró en el blanco lugar, ya no era capaz de escuchar el ruidoso ambiente exterior, si no que cambio por las suaves charlas de las personas dentro del establecimiento y el apresurado paso de algunos trabajadores de allí, a veces se cruzaba con alguien que se encontraba llorando, pero hace tiempo ya se había acostumbrado a esa sensación que le apretaba el corazón cada vez que veía a las familias llorando frente a el hombre de la bata blanca que les daba la dolorosa noticia con una mirada fría.

Jihoon detuvo sus pensamientos al detenerse frente a el escritorio donde la amable mujer sentada del otro lado le mostró una sonrisa al verlo.

-Jihoon! ¿Cómo estás querido? -Dijo la amable mujer moviendo un poco la cabeza a modo de saludo. -Hola Hyerin yo bien, gracias por preocuparte. -La respuesta del chico era siempre la misma, después de que la enfermera le sonriera de vuelta, le dio permiso para pasar por el largo pasillo al fondo, no necesitaba escuchar indicaciones, ya se las sabía de memoria.

"Fondo a la derecha, la última puerta antes del baño, habitación 453"

Y así lo hizo luego de despedirse con una vaga sonrisa de la amable mujer a cargo de la receptoría, la veía tantas veces a la semana que se sentía muy familiar y se había transformado en apoyo del chico muy rápido, ya que ella sabía perfectamente que era lo que manchaba esos ojos oscuros que opacaban la brillante mirada que Jihoon solía tener.

Se deslizo veloz por el blanco y silencioso pasillo, hasta quedar frente a la familiar puerta con el número correcto en ella. Golpeo tres veces, "así sabrás que soy yo" recordó las palabras que el mismo le dijo a su novio las primeras veces que vino a visitar.

Luego de golpear suavemente la puerta se adentró en la habitación, cerró la puerta con cuidado y se giró para quedar frente a él.

Su sonrisa se evaporo por un segundo, cambiando a una cara más seria pero aún con una pequeña y más cuidadosa sonrisa en sus labios, se acercó más bien lento al cuerpo dormido de su novio.

-Soonie... - Susurro Jihoon tomando la fría mano del chico recostado inmóvil en la camilla, -¿Cómo has estado? Yo te he estado extrañando mucho, hoy en el trabajo no podía dejar de pensar en ti, sé que te dije que no me desconcentraría pensando en ti, pero hoy no pude evitarlo, ¿me perdonas?

No podía dejar de observar el pálido rostro de Soonyoung, el chico que el destino le había jugado una mala pasada, y se encontraba en coma inducida hace ya dos meses, desde el día que salió de la sala de operaciones sin importar todos los esfuerzos que los doctores habían puesto en salvar a el chico, se sabía que lamentablemente era imposible que sobreviviera, pero por la insistencia de los únicos familiares del chico, su madre y su pareja, lograron que no lo desconectaran y dejaran que su corazón latiera aunque fuera por una maquina conectada a él.

❝hope❞ ¦ soonhoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora