Agonía.

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Intento voltear pero tampoco puedo, esto ya no es exasperante, es una situación que va más allá de los límites que podría soportar, sin embargo, no puedo dejar de indagar con mi desganada mirada.

Ahí está, de espaldas a mí, con un cuchillo de unos 13cm de largo, mirando hacia el vacío, empieza a caminar y entro en pánico en seguida, enciende la luz del otro lado... ¡Maldita sea, esto es imposible!, E...E-es, ¡es mi cuarto!.

«La persona» gira y empieza a esbozar una sonrisa, una sonrisa macabra, se queda quieta justo al lado de la cama, de mi cama, ¡carajo!, ¡Ese que está ahí durmiendo soy yo!.

«La persona» aprieta el cuchillo fuertemente con su mano derecha, coloca la punta sobre mi estómago y de un momento a otro empieza a empujarlo con gran ahínco, y presencio expectante como la piel se rompe mientras el cuchillo traspasa una y otra vez, ahogando mis gritos con cada punzante puñalada, llenando las sábanas, la cama, mi cuarto de sangre, de mi sangre.

Yo solo ahogo suspiros de terror mientras presencio ese acto tan atroz, solo puedo ver como «la persona» está matando mi cuerpo acostado en la cama, hasta que se fatiga y lo deja sin vida, luego solo se separa, lo ve unos segundos y se retira con sutileza por la puerta de mi cuarto.

Muerto en casa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora