2.-Un chico muy tonto.

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Fue una mañana difícil, y aun no termina el día. Y el desayuno fue asqueroso.

Alanna se encontraba apenas en el segundo turno, moría de hambre, y el calor no ayudaba mucho.

Ella solo quería darse un baño largo y comer, comer como si no hubiese un mañana. Justo en ese orden.
Pero eso es algo que sólo puede imaginar. Ya que ella ni ninguna de la niñas que viven en ese lugar jamas han gozado de ese privilegio.

Llevaba por lo menos dos quemaduras en sus brazos, dos y eso es algo sumamente raro. Nunca había tenido tan pocas en tan poco tiempo, lo general para esa hora ya tendría muchas más. Pero el tener tan pocas solo podría agradecérselo a josué.
Era algo que le agradecería eternamente.

–Alanna—. Josué grito desde en otro lado de la hilera de arboles.

–¿Si, Josué?

–Ve a descansar, pequeña. Yo término lo demás.

–De ninguna manera.

–Anda, tienes que ir para atender esas heridas. No te preocupes.

–Pero...

–Nada, anda ve.

–Gracias, josué.

El anciano solo asintió como respuesta.

Caminaba por el campo sumergida en sus pensamientos. Sus compañeras terminarían en unas horas mas, así que aprovecharía para darse un baño... Tal vez hoy no habría cena.

No se percato de que choco con alguien hasta que cayó al suelo.

Ella levanto la vista con temor. Pero no tenia nada que temer, solo era el chico nuevo; el que llego esta mañana.

–¿Que haces aquí? ¿Como saliste?

–Estaba abierto... ¡Tienes que ayudarme! No se que hago aquí—. El chico lucia asustado.

–Okey okey. No te pueden ver aquí... Vamos para adentro.

–Esta bien...

Ambos caminaron hacia el granero, Alanna vigilaba que Maria o Adrián no llegaran, eso seria catastrófico.

Al llegar rápidamente cerro la puerta y el chico solo observaba con ojos de gato.

–Bien, ¿que es lo que quieres saber? y si lo se, te lo diré pero no grites y mucho menos salgas de este lugar.

–¿Que es este lugar y que hago aquí?—.Rápidamente el joven pregunto, ansioso por obtener respuestas.

–Este lugar es un "orfanato". Y no tengo ni la menor idea de que haces aquí. Tal vez Adrián o Maria...

–¿Quienes son esas personas?—.Interrumpió de pronto.

–Solo dime una cosa...

–¿Que?

–¿Recuerdas algo sobre tu vida? ¿Como llegaste hasta aquí?

–Si recuerdo mi vida, pero no como llegue aquí—El joven movía la cabeza como si buscara en su mente.—Trato de recordar pero...

–Te entiendo—. Fue lo único que pudo decir.

–Tu... ¿no recuerdas nada? —. Preguntó el.

–No, y es todo lo que necesitas saber. Ahora me daré un baño y por nada del mundo salgas de este lugar, ¿Entiendes?

–Me hablas como si fuera un idiota, claro que te entiendo.

Alanna puso los ojos en blanco y siguió su camino hacia las duchas. Pero tenia que decirle algo al joven.

–Una última cosa—El chico giro rápidamente—. Si viene una mujer alta con el cabello rojo obscuro... Solo has lo que te diga, ni mas, ni menos. Solo lo que te diga.

–Entendido...

–Bien, cuando salga te explicaré lo demás. Solo trata de quedarte quieto.

–¿Quedarme quieto? Me hablas como si fuera un perro.

–Como sea.

La joven se giro y se adentro en el pequeño baño, que para ser una porquería de lugar el baño estaba bien equipado...bueno solo lo esencial, como jabón y otras cosas para el aseo personal.

Camino hacia el pequeño armario y agarro una pequeña caja con su nombre, ahí dentro se encontraban sus cosas. Tomo lo que necesitaba y entro en la ducha.

El joven no sabia que hacer, no podía huir de ese lugar, mas bien no sabia donde estaba y tampoco como salir de ese lugar lo único que podía hacer era quedarse en ese tonto lugar a esperar... ¿Pero esperar que? ¿Al que lo trajo hasta aquí? Tal vez sería mejor que saliera la chica de la ducha.

Alanna por su parte sentía un poco de lastima por el chico pues su bien ella llego de la misma forma, pero sin recordar absolutamente nada.

La puerta del baño se abrió y Alanna salio de allí.

–Oh cierto, estas aquí —. Alanna no recordaba que Jeremy seguía allí.

–¿Que es este lugar?—. Pero el de pronto.

–Ya te lo Dije.

–Si, pero yo no soy huérfano... mi mama, hay dios, mi mama debe estar muy preocupada.

Alanna sintió muy raro al escuchar esa palabra. "Mama", ella no tenia una, y si la tenia no la recordaba, como toda su patética vida.

–¿Toda tu vida has estado aquí?

–No lo se.

–¿No lo sabes? Debes de saberlo, si no quieres decírmelo esta bien, lo entiendo... No necesitas ser tan grosera y con esa actitud tan molesta...

–¡Ya basta! Solo no lo se, ¿De acuerdo? No se nada de mi vida, ahora cierra la maldita boca—. Alanna ya estaba mas que molesta.

El joven iba a replicar pero la puerta se abrió, y las niñas venían entrando.

Todas se quedaron viendo al chico nuevo.

–Oh, ya despertarse—. Ivy se acercó a el con curiosidad.

–Si, eso creo... Tal vez estoy dormido y eso sea una horrible pesadilla.

Alanna se aparto de ahí y se fue hasta su litera, trataría de descansar un poco.

—¿Cuál es tu nombre? —Pregunto una pequeña, detrás de ella había otra.

—Mi nombre es...

Justo cuando iba a responder escucharon un portazo.
Todas voltearon rápidamente.

Ahí estaba Adrian con una hoja en sus manos.

«Genial, otro espectáculo» pensó Alanna.

—Alanna... —Dijo con una sonrisa en su boca—. Y el chico nuevo.

Todas las niñas se quedaron calladas, sabían a donde los llevarían pero nadie podía hacer nada al respecto.

Alanna simplemente se levantó y se dirigió hacia la salida, pero el nuevo no parecía entender lo que sucedía.

—¿¡QUE ESPERAS!? —Grito Adrián.

—No... No sé quien sea, pero no iré a ningún lado.

Adrián se permitió sonreír.

—Como gustes...

—¡No! —Alanna lo interrumpió y se interpuso entre los dos—. El si irá, ¿Verdad?

El joven no sabia que hacer, estaba asustado, si. Pero esa chica tal vez podría ayudarlo a salir de ese lugar. O eso pensaba el.

—Si... —Dijo dudoso.

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⏰ Última actualización: Jan 06, 2018 ⏰

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La Chica de las Manzanas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora