El cuarto oscuro, la ventana y la tormenta

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Edgar saboreaba los labios del más bajo con gusto y se tomaba su tiempo para reparar en todo detalle de estos, se sentían tan bien. Los besos de Naiko le regalaban una sensación de calidez y seguridad que había olvidado podía sentirse en tan simple e inocente roce. 

Naiko por su parte abrió levemente su boca, como una tímida invitación para Edgar, para que ambos dejasen de una vez por todas atrás aquel límite, a cruzar ese punto sin retorno. Él también quería probar, también quería dejar atrás el pasado, olvidar de una vez por todas aquello que no fue; el más alto sin pensarlo un momento hizo entrar lentamente su lengua en la boca ajena. 

Las manos de Edgar se posaron sobre la cintura de Naiko con la intención de atraer aún más el pequeño cuerpo del moreno y acortar toda distancia posible entre ellos, que sus cuerpos estuviesen tan cerca como los estaban sus labios ahora. 

En un abandonado cuarto
Donde la soledad permanece
Aquellos sentimientos se retuercen

y los recuerdos se hacen presentes

Naiko posó sus manos en los hombros del ruliento y se aferró fuertemente a estos. Sentía sus piernas temblar y su respiración agitarse casi tanto como su corazón. Se sentía un tanto estúpido porque en aquellos momentos, y a pesar de su edad, no era muy diferente de una quinceañera a quien el amor de su vida besa por primera vez. Con solo un par de besos y algunos roces Edgar podía excitarlo y hacerlo desear más de sus besos, más de su tacto, más de él.

Y cuando busqué el amor en otros brazos
Aquel sentimiento, por fin

se fue alejando
Se fue tan violentamente
como las gotas de lluvias golpean la ventana

en la tormenta. 

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EXTRAÑO MI TABLETA POR AL CSM!!!! AAAAAAH!!! 

-Jocho.

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