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Tiffany.

Si esto era un sueño, no quería despertar nunca. Sus labios eran suaves, expertos, me besaban como si fuera lo último que quería hacer en su vida. Tan profundo era que ni siquiera fui capaz de notar el momento en que sus manos fueron a dar a mi cintura, acercándome a ella tanto como nos fue posible, estaba entre sus piernas, ligeros jadeos salían de nuestros labios, no era capaz de distinguir cuales eran suyos y cuáles eran míos. Me estaba enloqueciendo con un solo beso.

Se sentía caliente el ambiente, el calor de mi cuerpo fusionado con el suyo... un momento. Ella en serio estaba ardiendo, y no, no me refiero a... bueno, ustedes entienden.

Me separe de ella, muy a mi pesar, pues definitivamente estaba disfrutando de eso. Sus ojos se entre abrieron, sus mejillas estaban rojas como dos manzanas, y tenía pequeñas gotas de sudor cayendo de su frente. Acerque mi mano a ella y ¡Demonios! Estaba ardiendo en fiebre.

-Hum... Vuelve... - Dijo la rubia en un gemido que si no fuera por que su salud estaba en juego, cumpliría con sus deseos.

Tenía la sospecha de que estaba alucinado y todo lo sucedido hace unos segundos fue gracias a algún tipo de alucinacion, la temperatura alta a mi me había hecho alucinar noches antes, lo sé por qué era imposible que Tae llegará con un vestido rojo pasión a mi habitación y me dijera "Házme tuya, Miyoung". Fue caliente, lo admito, pero imposible, además, Tae no sabe mi nombre coreano.

Me levanté de su cuerpo y corrí a mi habitación, las cosas que yo había ocupado para bajar mi fiebre seguían ahí, solo tenía que rellenar de agua fría el contenedor donde remojar los trapos para su frente.

Estaba enferma y todo era mi culpa, por dormir toda la noche conmigo, por haber estado juntas durante tanto tiempo, por haberla besado. Le había transmitido todos mis gérmenes y ahora estaba enferma como yo hace unos días. Me sentia mal, y ahora sería mi responsabilidad cuidarla y hacer que mejorará.

Traje muchas mantas de la habitación de Sunny para cubrirla además de unas cuantas de la mía. Tenía que hacer que su fiebre bajara, verla tiritar de frío mientras sudaba y decía incoherencias estaba volviendola loca, y mi conciencia tampoco ayudaba. Repetía una y otra vez "Es tu culpa" Estúpida vocesilla insistente y sabía.

Me senté a su lado y pase mi brazo por sus hombros, atrayendo su cuerpo al mío para ayudarle con mi calor corporal, tal como ella lo había hecho anoche conmigo. Sus ojos estaban cerrados, así que supuse que dormía a pesar de su respiración acelerada, posiblemente por el hecho de estar enferma. Se veía tan indefensa, eso me hacía sentir aún peor, me había aprovechado de su citación (aunque no era conciente de ella).

Sus manos salieron lentamente de las mantas a la vez que se giraba un poco. Sus ojos llorosos y pupilas dilatadas me miraban directamente justo en el momento en que tomo mis mejillas. Yo no fui capaz de hacer nada, simplemente me quedé expectante, en la espera de su siguiente movimiento.

Fue cuando el timbre sonó, interrumpiendo cualquier cosa que fuera a hacerme. Quise ignorarlo, pero ella fue quien, a tropiezos, se puso de pie con la firme decisión de abrir la puerta. Fui incapaz de moverme para detenerla, aún estaba impactada, ¿Qué era lo que Tae estaba a punto de hacer?

La estridente voz de mi amiga adicta al café llegó a mis oídos, venía junto a su hermana menor, por lo que me fue imposible enojarme por su interrupción. Esa no-tan-pequeña chica era todo un amor de persona, era imposible odiarla.

The Best Friend Of My Best Friend. » [Taeny]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora