—gra...gracias— me dijo con voz templorosa.
Asentí con mi cabeza en forma de agradecimiento, nerviosa. Sentía que mis pulmones se quedaban sin aire, me sentía asfixiada, sofocada. Giré sobre mis talones para darle algo de privacidad, mientras entraba a la habitación del baño. Sentí un enorme alivio cuando escuché el leve sonido de la puerta cerrándose. Suspiré. Aun, se podía sentir una enorme tensión en el lugar, incomoda, pero muy agradable.
Nunca antes había tenido un momento así de intenso. Su bello cuerpo casi desnudo, su rostro sonrrojado que, reflejaba sus nervios, y una timidez que la ocultaba con su ternura. Me enloquecía con solo pensarla, miles de preguntas empezaron a invadir mi mente, tenía una enorme curiosidad. Su comportamiento hacía mí, me confundia ¿este sentimiento podría ser mutuo? pero... primero debía pensar en mí, en despejar mis pensamientos ¿qué siento exactamente por la princesa Diana? No puedo pensar que es amor, recién la conozco, suena muy alocada aquella idea, o ¿tal vez si se pueda tratar de amor? No, no, no lo creo, tal vez se trate de una simple atracción física, si, si, tal vez solo se trate de un simple deseo, ya que, es tan linda, tan perfecta.
Escuché como la puerta de la habitación del baño se abría. Su cabello despeinado, recogido con una liga, sus pies descalzos y sus rodillas al descubierto.
—¿qué tanto me observas?— me preguntó sonrojada.
Sacudí la cabeza en forma de negación —nada— estaba apenada.
Sonrió —tienes la costumbre de mirar fijamente a la gente— dejó escapar una carcajada. Recordé nuestro primer encuentro, lo primero que hice fue observarla por completo. Me avergonzó su comentario. Se dirigió a mi cama y se sentó sobre ella —¿tu no te cambiarás?— me preguntó.
Me acerqué a la cama y me senté junto a ella —no, tranquila, lo haré luego—
Dejó caer su espalda sobre la cama y, de entre sus labios, se escapo un fuerte suspiro—anda, ve a cambiarte, yo te esperó aquí—
Su mirada tan inocente con su atención en cada detalle del techo blanco de la recámara, su camisón algo abierto cerca de su pecho y sus mejillas sonrojadas. ¿qué sabor tendrás sus labios? ¡No pienses en eso!... Me acerqué colocandome sobre ella con mis manos por arriba de sus hombros —¿estás segura de que estarás bien aquí sola?— le pregunté.
Su respiración se empezaba a acelerar y el tono rojizo de sus mejillas aumentaba —si...si— respiró profundo —¿po...por qué no lo estaría?—
Se notaba tensa y nerviosa, todo su cuerpo se estremecía y empezaba a emanar un calido vapor. Acerqué lentamente mi rostro al suyo. Nuestras narices se encontraron y pude sentir como respiraba profundamente, tratando de calmarse.
Me desvíe a su cabello y un refrescante aroma se domino de mi cuerpo, sentía paz, deseó, adrenalina, tantas sensaciones se encontraron en un solo lugar.
Debía seguir, no podía detenerme. Me deslice hasta su oreja y deje un tierno beso es su lóbulo. Suspiró y sus manos apretaron fuertemente las sabanas de la cama. Empecé a dejar un pequeño y lento camino de besos desde su cuello hasta casi llegar a su pecho. Me encantaba como su piel se erizaba con cada suave toque de mis labios. Otro suspiro escapó de su boca. Sus piernas empezaban a moverse y apretarse, con fuerza, una con la otra.
Me detuve. Deseaba besarla, sentir sus labios, no podía resistirlo, la tenía justo al frente de mí. Deseando lo mismo que yo, o eso era lo que pensaba. Se encontraba extasiada. Esta, era una oportunidad que no se repetiría mas nunca, y mucho menos con tanta intensidad.
Deslicé mi mano izquierda hasta su cintura, pasando por sus hombros y cerca de su pecho. Abrió lentamente sus ojos y nuestras miradas se encontraron. Nuestras respiraciones aumentaron, se encontraba nerviosa pero deseosa a la vez ¿y si no le correspondía? Tenía miedo, temía que no sintiera lo mismo que yo. Estaba asustada. No quería que se alejará y huyera lejos de mi, la necesitaba conmigo ¿se podría tratar de amor? O peor aun, que le delatara al mundo lo que estaba haciendo. Me encontraba cerca de ella, la toque y la sigo tocando sin su permiso. Estoy haciendo algo indebido.
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Las Princesas No Siempre Desean A Un Príncipe Azul© -RESUBIENDO-
Romance(LGBT+) Claudia es la primero princesa al trono del reino Cavithy. Es una chica destinada a mantener su verdadero ser en secreto, como cualquier princesa, pero todo cambia al conocer a la princesa Diana, princesa del reino oeste. Ella le da fin a s...