Una niña y su baúl

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Todo comenzó hace aproximadamente una semana. Una de mis mejores amigas se había mudado hacía poco a otra ciudad. Como no nos veíamos mucho, pensó que sería buena invitarme a pasar unos días con ella, ya que sentía sola, y no conocía a mucha gente.

La casa estaba situada en las afueras de la ciudad, no había nada alrededor, solo un bosque muy frondoso a la izquierda. La casa era antigua, la pintura estaba desgastada y las paredes parecían inestables, en cierto modo desde aquel momento me empezó a aterrar la idea de pasar unos días allí, y sabía que esas casas solían ser buenos escenarios en las películas de miedo. Dejando aparte todo lo que mi mente imaginó, me digné a llamar al timbre. Mi amiga me abrió, parecía asustada, le pregunté que le ocurría, solo me dijo que la noche anterior no pudo conciliar el sueño bien, pero no me dijo nada más, yo, sabiendo como era mi amiga, decidí no insistir más, pues pensé que si era importante me lo habría contado.

La casa por dentro era lo mismo que por fuera, antigua, aunque mi amiga había intentado darle un toque más moderno. La primera noche pasó sin incidencias. En cambio, en la segunda noche algo espeluznante comenzó a ocurrir...

Serían las dos de la mañana aproximadamente cuando me desperté sobresaltada, había tenido una pesadilla, trataba sobre un espectro con el rostro blanco, dos agujeros negros por ojos y una sonrisa totalmente maligna, ese espectro me observaba desde la oscuridad hasta que se acercó a mi cama con una rapidez sobrehumana. Al despertarme comencé a registrar la habitación de arriba a abajo, asegurándome de que solo había sido un sueño.

Cuando terminé de registrarla, decidí que ya era momento de volverme a dormir, por lo que me acomodé en la cama y cerré los ojos. Justo cuando parecía que estaba a punto de dormirme comencé a escuchar un ruido, que al principio era muy leve, pero poco a poco iba a más. Eran el sonido de un reloj, y lo más extraño, era que se estaba moviendo alrededor de mi cama, como si se estuviera riendo de mi. Yo, decidí ignorarlo me recosté en la cama, me cubrí la cabeza con la sábana y me dormí.

Al día siguiente le conté a mi amiga lo que había ocurrido esa noche, la pesadilla y el reloj que se movía de un sitio hacia otro. En ese momento me confesó que llevaba una semana teniendo la misma pesadilla, y ocurriéndole cosas muy parecidas, según ella una noche la lámpara de su habitación comenzó a moverse, y en otra ocasión había escuchado una respiración muy leve en su cuarto, como si alguien hubiese estado allí con ella, observándola.

Esa noche decidimos que dormiríamos juntas en la misma habitación, y que al día siguiente ella se vendría conmigo a mi casa hasta que pudiera comprarse otra. Esa fue la peor decisión de nuestra vida, pues lo que pasó esa noche fue algo que jamás podré olvidar.

Me dormí con mucho esfuerzo ya que tenía miedo, de tener la misma pesadilla. Y en efecto, la tuve. Otra vez vi ese rostro blanco, con esos agujeros negros por ojos mirándome y esa sonrisa maliciosa, en esta ocasión también pude observar que iba vestido con una especie de vestido muy largo, al final deduje que se trataba de una niña pequeña, de unos diez años aproximadamente. En ese momento me desperté, pero no fue por la pesadilla, sino por unos pasos que se oían en el piso de arriba, en ese momento me pareció escuchar un pequeño grito muy agudo, como pidiendo ayuda, inconscientemente me levanté y decidí ir hacia arriba, desperté a mi amiga para que me acompañara, pero no estaba allí, así que decidí ir yo sola, con la única luz de un móvil subí las escaleras hasta llegar a la buhardilla. Justo, después de haber entrado, la puerta se cerró, y un escalofrío me recorrió la espalda. Rápidamente me escondí detrás de un baúl enorme, que realmente olía fatal, deseando que todo fuera un sueño, pero no.Al fijarme un poco más en el baúl pude observar que no estaba bien cerrado algo impedía que se cerrara pero no pude ver que era. Al final lo acepté, eso estaba pasando de verdad, yo estaba ahí escondida, y ella me estaba buscando. Entonces la vi, una sombra me alertó de que se acercaba, era una niña, andaba con calma, sabiendo que yo no tenía escapatoria y que dentro de muy poco tiempo me iba a encontrar. Entonces me di cuenta que estaba amaneciendo, y recé, deseé que con el amanecer esa niña se fuera, desapareciera. Pero, de pronto, se paró en seco, se quedo quieta, como si estuviera pensando en algo, lo único que se me ocurrió fue aprovechar ese momento, ese instante en el que estaba de espaldas, era mi oportunidad. Me deslicé lentamente hacia la puerta, la intenté abrir, pero no podía se había cerrado por fuera, por lo que intenté hacer un poco de ruido para que mi amiga me escuchará, y no sé si fue un milagro, pero en ese momento la puerta se abrió, miré para asegurarme de que la niña no se había movido, pero sí se había movido, ya no estaba allí. En ese momento corrí, corrí todo lo que pude, cogí mi maleta y me monté en el coche alejándome lo que más pude de esa casa, esa casa maldita.

Ya, unos días después me acordé de que desde que me había acostado, no había visto a mi amiga. Por lo que decidí llamarla, no cogió el teléfono, no siquiera dio señal. Mientras llamaba estaban las noticias puestas y pude leer uno de los titulares: UNA MUJER ES ENCONTRADA MUERTA EN UN BAÚL DE SU BUHARDILLA.

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