Parte 2 "Conejo"

41 3 0
                                    

— No te pongas así, mejor vámonos, por culpa de la neblina, no logro distinguir nada en el camino.

— Vámonos— Concordó con él.

— Oye. ¿Una pregunta?

— Ya la hiciste.

— No, no la he hecho ¿Para que la cadena y las flores? — Desde hace un rato tenía la curiosidad de saber si eran parte del susto que le dio o eran por otro motivo. Así que optó por preguntar.

— Te escuche hablar solo y pensé que estabas poseído, así que pensé sujetarte con la cadena y hacerte una limpia para que se te saliera el chamuco, como toda una chamal experta en las artes oscuras defensora de los derechos humanos— Era obvio que solo estaba jugando con la mente de su novio para responder dicha pregunta.

— ¿En serio? — Creyó en las palabras de su novia sin notar la sonrisa socarrona que le daba su novia ante tal respuesta.

— Claro que no idiota, la cadena fue por si me ataca un animal y las flores... ni yo sé; solo las encontré en una cruz clavada en la orilla de la carretera junto a una fosa. Me parecieron interesantes y muy raras— Ella misma se preguntaba porque seguía sosteniendo esas cosas si ya no era necesario utilizarlas, pero una corazonada la obligo a no soltarlas.

— Y dices que yo soy el que recoge basura— Saco de los pensamientos a la chica. — Además no creo que haya algún hombre ebrio que quiera atacarte.

— Con lo de animal me refería a ti— Rodó los ojos fastidiada. — Olvidándonos de esto. ¿Dónde está tu coche?

— Esta atrás de estos árboles ¿Por qué preguntas?

— Puto, como que "¿Porque preguntas?"— Imito a su novio. — Me estoy muriendo del frío, no sé cómo soportas este clima. Tenía planeado regresar a casa y dejarte plantado. Pero el camino de regreso constaba de cuatro kilómetros y no quería caminar más. Y solo pregunte porque, medio kilómetro atrás vi una hacienda, tal vez nos pueda hospedar mientras pasa esta tormenta, no pienso quedarme en tu carcacha, apesta peor que tu— Butch se mostró indignado tras el insulto. — Lo único que estamos haciendo es dar vueltas, literalmente— Fijaron su vista al suelo y ahí estaba el mismo bache en forma de conejo.

— Este bache me da risa parece un conejo, uno feo y desfigurado, pero en fin, parece conejo— dijo Kaoru.

— Sube— Llamo la atención de su novia desde la puerta del auto.

— Tú grandísimo...— Intento gritarle por haberla ignorado pero en ese momento le importaba más cubrirse de la lluvia


La HaciendaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora