La historia

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Era una pesadilla, solo eso; esta parecía ser tan real. Kaoru debía olvidar todo, se asustaba fácilmente con este tipo de cosas, siempre fue su temor. Ninguno de los dos durmió.

Unos fuertes golpes consecutivos en la puerta los sobresalto. El sueño los había vencido.

Kaoru aún seguía con el temor. Por más que tratara de pensar en cualquier cosa el recuerdo de su pesadilla regresaba, los golpes en la puerta se hicieron más fuerte provocando que ella temblara del miedo. Butch al notar el estado de su novia no dudo en abrazarla. Para darle seguridad bajaron de la cama y caminado de rodillas se acercaron a la puerta.

El oji-verde observo por debajo de la puerta encontrándose con unos converse rojos cubiertos de lodo. Kaoru hizo lo mismo y su miedo aumento. — Creo que es 'Choky'— Susurro El azabache. — 'Mama, Choky me habla'.

Aquella broma tranquilizo a Kaoru. Ella comenzó reír, Butch creyó que Kaoru reía a causa de su broma. Más no fue así. — Esa si no me la esperaba, que inteligente eres— Butch se encontraba desconcertado si no fue su "chiste" el que la hizo reír ¿Qué fue? Y en ese instante su novia señala la agujeta del tenis de Butch. Esta aún estaba hecha un nudo, sujetando la cadena que atracaba la puerta.

— Tenia que asegurar la puerta con algo— Hablo en su defensa.

Bastaron dos minutos después para que ambos entraran en razón y reconocieran a aquel dueño de aquella voz tan mandona, quien estaba a punto de tirar la puerta.

Se levantaron del suelo para abrir la puerta. No fue necesario, cayó al suelo y junto a ella un hombre cuyo pelo y ojos era de color rojo monocromático. Media hora paso y la joven pareja se encontraba sentada en el sofá, ignorando las réplicas de cierto joven pelirrojo. Butch, fue el único que comenzó a ver cambios a su alrededor, demasiados, a decir verdad.

— Sé que me están ignorando, como ustedes no fueron los que tuvieron que soportar al fastidioso de Boomer. Él se llega a enterar que dejaron su auto a la deriva y...

— A mí ni me vengas con tus reclamos, Butch fue el que me presto el auto del oxigenado. Si su carcacha se quedó en medio de la carretera fue culpa de él no mía. Para que no llenaba el tanque.

— ¡Cállense!— Butch interrumpió. — Por si aún no saben par de estupi...— Contuvo sus palabras al notar a su novia y hermano dirigirles miradas amenazadoras. — Brick, hermano, ¿cómo nos encontraste?— cambio de tema.

—Ya les dije, Boomer se la pasó toda la madrugada haciéndome llamadas y lloriqueando como magdalena, todo porque su auto no estaba estacionado en su cochera. En fin, salí en plena lluvia y como supuse que el culpable eras tú, her-ma-ni-to. Lo único que hice fue localizarte por el GPS de tu carcacha. Estaba demasiado alejado de la ciudad así que espera hasta que amaneciera y dejara de llover.

— ¿Tu cacharro tiene GPS?, eso si no me lo esperaba, creo que si un ladrón llega a tomar "prestado" tu auto para venderlo en partes... se moriría de hambre, creo que ni el señor del fierro viejo lo compraba.

— Algo no cuadra— Hablo Butch en voz alta ignorando a su novia.

— ¿Qué ocurre?

—Brick, de casualidad no has encontrada a Annie, por aquí.

— ¡Pero claro que sí!, digo es común encontrar empleados trabajando en una hacienda abandonada— Al parecer el sarcasmo era con lo único que sería respondido el oji-verde.

— Ahórrate tu comentario, rojito. Si no sabes quién es mejor ni... ¿Como que hacienda abandonada? Brick deja de bur...

— Espera Kaoru, observa a nuestro alrededor— Dio pequeños toques con el dedo índice al hombro de Kaoru para llamar su atención.

— Imposible, p-pero porque la sala parece...

— No solo es la sala, mira— Todo a su alrededor no era el mismo de ayer. Los cuadros que adornaban y daban color a la sala de estar se encontraban descoloridos, llenos de polvo, las mesas se encontraban plagadas de termitas, el piso crujía por cada paso que daban; todo esto y más, sin contar el olor fétido que comenzó a emanar de la cocina, ambos pelinegros se dirigieron a la cocina, cuando llegaron encontraron un tlacuache muerto encima de la mesa. Recordaron que ahí mismo habían cenado y en ese instante les dieron ganas de vomitar.

— ¿Ustedes chicos que hacen aquí? Una voz misteriosa llamo su atención los tres giraron su vista hacia el dueño de la voz, encontrándose con un señor de aproximadamente cuarenta años de edad.

— Discúlpenos señor Miguel— Butch y Kaoru miraron interrogantes a Brick, ¿acaso el conocía a ese señor? — No era nuestra intención entrar a la hacienda de su abuelo.

— No hay problema, por lo general nunca vengo a este lugar, me trae malos recuerdos. Solo vine a inspeccionar, como ayer llovió toda la noche.

— ¿A qué se refiere señor?— Butch interrumpió al señor Miguel. —; usted y Brick deben de estar jugándonos una broma. Tan solo ayer esta hacienda se encontraba en perfecto estado, incluso el ama de llaves nos atendió.

— ¿Ama de llaves? ¿Acaso no están hablando de Annie?

— Si, ella misma ¿dónde está?

El hombre se recargo en una de las esquinas de la cocina, paso su mano por su rostro en señal de frustración y suspiro con pesadez.

— ¿Ocurre algo?— Pregunto con preocupación Kaoru al observar las acciones del hombre. — Hace rato que no vemos a la señora y estoy comenzando a preocuparme por ella.

— Tal vez no me crean, pero Annie no está aquí.

— No me diga que la despidió, ¿Por qué? ella es una bue...

— Kaoru, el señor se refiere es que nadie trabaja en esta hacienda desde hace tres décadas — Hablo Brick para explicarle con claridad a la novia de su hermano.

— La señora de la que hablan murió hace siete años— Término por decir el dueño de la hacienda.

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