¿Me... le conoces?

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La lluvia no había cesado, al contrario con el paso de los minutos se desato con más furia dando como resultado una tormenta y de repente la brecha por la cual habían entrado un metro antes no fue más que un revoltijo de lodo.

Con dificultades lograron llegar a dicha entrada de la hacienda. El chico oji-verde de manera caballerosa permitió a Kaoru bajar del carro para averiguar si la entrada se encontraba cerrada, mientras él estaba a salvo de la lluvia. Por suerte no lo estaba, antes de llegar a la entrada atravesaron un pequeño riachuelo que conectaba a otros más cerca de la hacienda. El camino para llegar a dicha entrada estaba a tan solo veinte metros.

Con algo de dificultad lograron atravesar el lodazal que les obstruía el paso.

— ¡Vez! te lo dije, nadie como yo como para conducir un buen auto.

— Seee, tan buen auto que no lo tuve que empujar para que saliera del bache. Mientras tú, cómodo de la vida dentro de tu carcacha cubriéndote de la lluvia, ¡Mírame! si me enfermo no tendrás de otra que cuidar a mi hermano menor por mí— Dijo en tono amenazante.

Butch al escuchar la amenaza, se estremeció del miedo. Él tenía la fama de tener una suerte con los pubertos.

Aún recuerda lo que le sucedió la última vez. Por culpa de ese demonio, se las vio en apuros: tan solo se había distraído unos segundos; y cuando menos se lo espero, se vio así mismo detenido tras las rejas durante tres semanas por cargos en su contra que, él ni siquiera se acordaba, de no haber salido bajo fianza seguiría encerrado. Y pasar de nuevo por esa experiencia... — ¡NI SE TE OCURRA! Sabes que tu hermano... digo, tus hermanos me odian y no perderían la oportunidad de hacerme sufrir.

— ¿Acaso el "fuerte" y arrogante Butch se acobarda?- Espetó con burla, a lo cual, Butch rodó los ojos.

— Vamos a ver si no hay nadie despierto- Cambio de tema para no contestar dicha pregunta.

Antes de que opinara quien iría esta vez, Kaoru se adelantó a terminar la frase:

— TE TOCA— Y sin tiempo para que el chico se opusiera ya había sido sacado a empujones por no decir a patadas del "auto en buen estado".

Butch no tuvo de otra, se dirigió al portón de madera y como no había timbre toco tres veces con el puño, al no salir nadie, pateo el portón como si fuera un balón de fútbol. La puerta se abrió de par en par y en frente había una señora que le hacía señales para pasar y cubrirse de la lluvia.

— Buenas noches, tú debes ser Kaoru ¿no? y tú el joven Butch— Saludo una señora con aspecto amable, portaba unos anteojos de lectura y en su mano llevaba una espada.

— ¿Para que el machete? — Poco les importo que la persona desconocida supiera sus nombres sin antes presentarse.

— No es una machete... es mi cuchillo para rebanar carne.

— Más bien una espada. Si con eso corta la carne, no quiero imaginar con que calentara la sopa— Susurro a su novia a espaldas de la señora.

— No hay necesidad de ser grosero— Poco después recibió un cucharazo por parte de su novia y para rematar, la amable señora lo dejo inconsciente tras haberle proporcionado en la cabeza un sartenazo, pero no con un sartén de teflón, sino uno de un antiguo metal, probablemente más pesado que una plancha antigua de hierro, la cual funcionaba con carbón.

— ¿Qué? ¿Acaso hice algo malo? — Pregunto inocente la señora con una risa tímida.

— ¡Cuando tenga su edad quiero tener la fuerza suficiente como para noquear a idiotas sin la necesidad de usar objetos contundentes!— Kaoru hablo maravillada tras ver su novio noqueado.

— No hay porque desesperarse, para que llegues a mi edad faltan muchos años, mientras puedes seguir practicando, tienes una fuerza increíble; No la desperdicies— Sonrió de una manera tranquila, como si fuera una maestra en las artes marciales. — Iré a hacer algo de cenar para ustedes, mientras intenta despertar al joven Him.

— De acuerdo... ¿Un momento? ¿Cómo sabe su apellido?— Quiso ver la cara que pondría la ama de llaves, cuando levanto la vista hacia ella, pero la mencionada no se encontraba por ningún lugar.


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