Terámetro

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Ninguno de los dos se atrevía a despegarse de los labios ajenos, por lo que simplemente se dejaban llevar por las acciones de sus cuerpos, notando como Hoseok se inclinaba ligeramente sobre su silla más hacia él, y por su parte, él mantenía los dedos entremetidos por los mechones de pelo ajenos, en un gesto cariñoso que solía tener con las chicas a las que él besaba.
Hoseok no sabía a carmín ni a gloss de fresa, pero tenía la calidez y la humedad necesaria para seguir pegado a él.
Namjoon no tenía la lengua escurridiza de Seokjin, pero tenía la firmeza que a él le faltaba para llevar el ritmo del beso.
Aunque si les preguntaran a cualquiera de los dos en ese momento y negaran rotundamente, estaban perdidos en los labios uno del otro, cada vez más agusto y cada vez más confiados, disfrutando del sabor a tostadas que yacía en los labios de ambos.
Pronto, el momento quedó roto por el teléfono del más mayor, que, tras dar un respingo en la silla y alejarse rápidamente, dirigió la vista hacia su móvil el cual rezaba el nombre de su madre y una foto de ambos poniendo caras raras tal y como le gustaba tener a Hoseok en sus fotos de contactos. Se apresuró a coger la llamada, poniéndose en pie para girarse y evitar en todo momento el contacto visual con su mejor amigo.
- Sí... ¿eh? No no, estoy en ello... ah ya... no, no me di cuenta... ¿qué?... ah sí, sí, Namjoon sigue aquí... ya veo... ¿donde siempre?... puedo hacerme... ok ok nada de cocinar... ¿eres consciente de que...? Ya... ya veo... bueno ok... ten cuidado... hasta mañana...
Y colgó. Suspirando mientras miraba el teléfono con la pantalla ya apagada pero observando la pantalla de todas formas, pasándose la lengua por sus labios hasta que cayó en la cuenta de que no estaba solo.
- Mi... mi madre tiene que irse fuera hoy... no vendrá a dormir... me ha dicho que te quedaras pero... pero yo mañana tengo que volver al instituto así que creo que deberías irte a casa...
Había algo raro en Hoseok, suponía que tras el beso iba a ser un momento raro para ambos, pero este se esforzaba demasiado en que sus miradas no se cruzaran, por lo que, tras unos momentos buscando esta, se dio por vencido y suspiró pesadamente.
- ¿Te ha gustado?
- ¿Qué.
- El beso ¿te ha gustado? - inquirió de nuevo tratando de sacar el tema para comprobar si era por eso el cambio de actitud de un momento para otro
- ¿Qué más da? Eso no importa, no sé por qué preguntas eso ahora
- ¿Te ha gustado entonces o no? ¿Quieres que te vuelva a besar?
- Namjoon no utilices más esa palabra... - la mano que sostenía el móvil se apretó, frunciendo la nariz como si el hecho de oir esa palabra le produjera algún tipo de dolor- ya lo hemos hecho, dijiste que querías hacerlo por mi y ya lo has hecho, no tienes por qué repetirlo
- Bueno - su cuerpo le hizo encogerse de hombros mientras seguía con la vista fija en el cuerpo de su mejor amigo y este en la pantalla de su móvil- no me importa hacerlo más, así que si quieres un beso, tan solo tienes que dármelo...o pedírmelo...
La respuesta de su mejor amigo fue un único asentimiento con la cabeza, quedando callado mientras pensaba, muy posiblemente en todo ello. Tras unos segundos, el mayor por meses volvió a tomar asiento, y recuperó su boligrafo para continuar el trabajo donde previamente lo había dejado, evitando cualquier otro roce con su mejor amigo, dejando a este callado mientras escuchaba el bombeo de un corazón, aunque no sabía si era el propio o el de su mejor amigo. Y sobre todo no sabía por qué los tímpanos retumbaban al mismo son que aquel corazón desbocado.

Los siguientes días fueron difíciles y largos para Namjoon, quien no tenía nada que hacer al haber terminado sus trabajos y seguir expulsado hasta la semana siguiente. Probó suerte con adelantar estudios, presentarse en los entrenamientos del equipo de beisbol de su instituto, jugar videojuegos y frecuentar la casa de su mejor amigo, pero nada conseguía paliar la sensación de desazón que ocupaba su pecho mientras los días pasaban tan lentamente. Hoseok, si bien le dejaba paso a su casa como siempre y parecía agradarle que Namjoon le fuera a recoger y llevar al instituto, no había mencionado ni dado pie a una conversación acerca del famoso beso que se habían dado el miércoles pasado.
Por fin, la noche del domingo estaba ahí, y con ella el último día de libertad obligada que había crispado los nervios de Namjoon. Esa noche había decidido por su cuenta quedarse a dormir en casa de su mejor amigo, llevándo su mochila ya preparada para el día siguiente así como su uniforme. Ambos estaban jugando en el cuarto del chico a la consola un rato, Namjoon estaba sentado en la cama y Hoseok en el suelo al ser su turno,  mientras la madre del mayor preparaba la cena para los tres.
Namjoon pensó en varias formas de sacar a colación el tema de conversación, pero siempre encontraba una respuesta aguda por parte del Hoseok de su mente, y sabía que el real reaccionaría igual, así pues, mientras el mayor por meses tenía el mando en su poder, habló el otro.
- ¿Quieres un beso?
Descolocado, Hoseok se atragantó con la propia saliva que había estado inconscientemente aguantando en la boca mientras estaba concentrado en la partida. Atinó a pausar el juego para girarse hacia el menor y enarcar una ceja como toda respuesta
- Bueno, ¿lo quieres o no lo quieres?- alzó sus cejas Namjoon, presionando con aquella pregunta mientras esperaba la respuesta ajena
- ¿A cuento de qué viene eso?
- No sé- Namjoon encogió sus hombros mientras bajaba al suelo para sentarse junto a su mejor amigo- en todos estos días no me lo has dado ni me lo has pedido tú, así que supuse que te daba vergüenza pedirlo y quizá podía dar el paso yo
- Dar el paso no es preguntarme, me daría la misma vergüenza pedirtelo de primeras que decirte que sí que quiero un beso
- ¿Entonces? ¿He de besarte yo?
La respuesta del mayor fue encogerse de hombros, mientras miraba a su mejor amigo pero mantenía las manos en el controlador de la consola, hasta que Namjoon cogió el rostro del chico con ambas manos y se inclinó para darle un pequeño beso en los labios del otro. Fue entonces cuando soltó el mando y se giró para llegar bien a los labios ajenos. Fue cuando Namjoon, sin respuesta, entendió que era él quien iba a tener que iniciar los besos para su mejor amigo, pues al revés no iba a pasar.
Y ninguno de los dos se paró a pensar en la madre de Hoseok ni en la puerta entreabierta de su cuarto, porque realmente ambos volvieron a encontrarse demasiado cómodos en un beso que no debía implicar nada para ninguno.

A little closerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora