Tu sangre se unía
a la mía,
iban a la par
porque nosotros sabíamos
volar.
Observábamos de lejos
como, todo se rompía
pero nunca permitimos
que nuestro amor se
terminara.
Yo te veía y así
me sentía
como si estuviera
mirando el sol
hablando con el agua
y las olas abajo,
que eran las más hermosas.
Me regalaste
un par de rosas,
blancas como la nieve
y las guarde durante
toda nuestra historia.
Una verdadera historia
de amor puro.
ESTÁS LEYENDO
Amor y otras cosas
PoesíaHistorias de un montón de personas que aman pero no saben si son amados, engañados, o de verdad son queridos. A veces amar, no sale como es esperado.