2

69 5 1
                                    

Tu sangre se unía
a la mía,
iban a la par
porque nosotros sabíamos
volar.
Observábamos de lejos
como, todo se rompía
pero nunca permitimos
que nuestro amor se
terminara.
Yo te veía y así
me sentía
como si estuviera
mirando el sol
hablando con el agua
y las olas abajo,
que eran las más hermosas.
Me regalaste
un par de rosas,
blancas como la nieve
y las guarde durante
toda nuestra historia.
Una verdadera historia
de amor puro.

Amor y otras cosas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora