El Cuartel

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" -Si, y que mierda te importa a ti, te dije que te alejes de mí-no estaba de humor para discutir con James, ¡Por poco muero!"

Me acerque al chico que cuando llegamos nos había dado los trajes.

-¿Lo podrías ayudar a cambiarse? Creo que tiene una fractura-dije y añadí una falsa sonrisa.

-En tal caso llamare una ambulancia-comencé a protestar sobre que debía devolverle el traje pero me interrumpió-Luego lo traen de vuelta-pude ver como tomaba su telefono, y llamaba al 911. Mire a Sebastian, y lo senté en una silla que estaba allí.

-Me voy a quitar el traje, ya vuelvo-le dije, pensar que tan solo habíamos venido a jugar paintball, y terminamos casi por morir, ahora que la adrenalina se había ido de mi cuerpo, me puse a pensar detalladamente en lo que había hecho. Entre a los vestidores y comencé a cambiarme. Había alzado a Sebastian, y corrido a una velocidad incluso desconocida para mí, necesitaba explicaciones, tanto para Sebastian como para mí. Al salir de los vestidores alguien me tomo por la cintura y me apreto hacía su cuerpo y en menos de lo que podía decir "Mierda" unos labios me estaban besando, abrí los ojos y reconocí inmediatamente la frente de James, continúe el beso, y le pegue un rodillazo en sus partes, ahora que lo pienso, segundo golpe en el mismo lugar, mismo día, este se separo bruscamente de mi, comprendiendo que le había tendido una trampa al continuar el beso, "Valió la pena" lo sentí susurrar mientras ponía sus manos en la zona golpeada y caía de rodillas. Bufé. Me acerqué a Sebastian.

-Definitivamente debo ponerte un apodo, porque Sebastian es muy largo-dije divertida-Oum, ¿Que tal Seby?

Río, mostrando sus perfectos dientes.

-Como quieras, princesa.

Fruncí el ceño, no parecía tan princesa al levantarlo y salir corriendo, reí en mi mente. En ese momento la ambulancia llegó y subieron a Seby a una camilla.

-Te veo en el hospital-dije al ver que no me iban a dejar entrar.

-¿No vienes?-dijo, pero las puertas ya estaban cerradas. Suspire y comencé a caminar hacía el hospital que estaba a tan solo unas cuadras.

...

Cuando había llegado al hospital pregunte a una de las mujeres sentadas tras el mostrador sobre Sebastian y me dijo que valla a la habitación 225.

Ahora me encontraba a la par de un enyesado Seby.

-Gracias-musité, el arrugo el ceño.

-¿Por qué? Yo te tendría que dar las gracias, me salvaste.

-La única razón por la cuál corriste riesgo fue por mi, gracias-repetí-Voy a tomar un poco de aire, ya vuelvo-le dedique una sonrisa y salí de allí, llame al ascensor y presione el boton de planta baja. Abrí la puerta, di dos pasos y sentí esa voz ronca y familiar que en algún momento había amado.

-Aún recuerdo cuando te preocupabas así por mi.

-Lo irónico es que tu no te preocupabas por mi.

-¿Como llegaste a esa conclusión?

-Lo sabes bien, no me hagas decirlo-dije aún dándole la espalda.

-Dame otra oportunidad.

-Lo hecho, hecho esta-dije y continúe caminando.

...

Luego de haber caminado un tiempo llegue a un parque totalmente desconocido por mi, camine hacia una de las hamacas y comencé a columpiarme lentamente, pero luego de unos minutos tuve que detenerme ya que un fuerte dolor  de cabeza se hizo presente y por un instante vi a August corriendo veloz y ágilmente, a una velocidad similar a la que yo había abarcado en el bosque, por una de las calles que yo había recorrido hacía minutos. La imagen se corto y con ella el dolor de cabeza.

Eres una de nosotros(EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora