Segundo día: "Bésame, Jimin."

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Martes:

Los segundos, los minutos, las horas, todo sigue transcurriendo con normalidad, pero en este momento, no le molesta vivir un dulce engaño efímero que sabe que tarde o temprano terminará, porque ahí, con su mano entrelazada con la de Yoongi, Jimin se siente bien. Ambos caminando a la par, pegados para evitar que el frío les hiele la piel y sumidos en un silencio cómodo, esos donde sientes que las palabras están demás.

Ahí están los hermanitos que van a comprar el desayuno, como cada mañana, pero esta es especial porque Yoongi fue a buscarlo a su casa para ir a la escuela juntos y Jimin siente como su corazón lucha por escapar a una velocidad alucinante. El perro ladra contento y mueve su cola cuando se acerca a él y la señora lo regaña con una sonrisa resignada. El señor en el puesto de flores le regala una sonrisa y un "Buenos días" que lo hacen sonreír con más fuerza.

Todo se ve tan bien hoy, pero nada dura para siempre y eso lo tiene presente. Martes, es el segundo día, un día menos para que el tiempo límite llegue y su burbuja se explote en su rostro. Cree estar preparado para ese momento, cree que cuando llegue, podrá decir adiós como si nada, agradecerle a Yoongi por concederle su capricho, pero nada resulta como se espera y el sonrojo que lo invade al sentir al otro a su lado, debería ser motivo suficiente para alejarse en ese momento y no terminar de enamorarse por completo.

—¿Te gusta filosofía?— Pregunta al azar Yoongi en busca de llenar el momento no sólo con miradas fugaces.

—Pues... Sí, podría decirse que sí. ¿A usted, hyung?

—Me gusta, es... No sé, sólo me gusta sentarme y escuchar al profesor hablar y divagar, pero siempre llegando al tema a tratar, aún con sus ramificaciones. Supongo que es raro, normalmente la aprovecharía para poder dormir un poco más, pero me llama la atención lo suficiente para mantenerme despierto.— Jimin se queda observando el perfil del mayor y puede que no le haya contado el secreto del mundo, pero para él, cualquier palabra salida de esos labios rosados, son especiales.— ¿Quieres besarme?— Inquiere Yoongi.

—¿Qu-qué?— Las mejillas de Jimin se vuelven rojas al instante y el mayor sonríe despeinando sus cabellos.

—Es broma, Jimin. No voy a obligarte a hacer nada que no quieras. No porque sea tu novio tienes que hacerme caso a todo lo que digo, ¿Está bien?

[...]

El profesor de Literatura camina de un lado al otro del salón con el libro en sus manos. Su voz resuena en el salón con emoción, representando cada escena como si él mismo fuera el que lo vive y Jimin se siente demasiado ido como para poder prestarle atención, a pesar de ser su clase y profesor preferidos.

—¿Te pidió que lo besaras? Ese Min es un pícaro. Hmpf. ¿Por qué no lo hiciste?— Taehyung se mantiene susurrando bajo, sin que el profesor Do, lo notara.

Besar a Yoongi... Es obvio que él quiere eso, ¿Verdad? Sino, ¿Por qué le hubiera pedido que fuera su novio? Pero está muy nervioso y siente su corazón latiendo deprisa con sólo imaginarlo. ¿Cómo podría mirar a su hyung a la cara si con sólo pensarlo ya se siente morir? No va a negar que más de una vez soñó despierto, mientras miraba a Yoongi desde lejos, con la textura de sus delgados labios amoldándose a los suyos propios. ¿Cómo sería? ¿Qué sentiría?

Diciendo la verdad, Jimin no sabe qué esperar de Yoongi y es que, el mayor, es una persona muy espontánea, bastante distinto a la imagen idealizada que tenía de él unos días atrás.

Tal vez Yoongi lo tomaría de la cintura con gentileza y uniría sus labios con parsimonia. Puede que el mayor lo tomara de imprevisto y le robara un beso. También podría pedírselo. ¿Cómo sería? ¿Cómo lo haría? ¿Se decepcionaría Yoongi de él?

Una semana en el cielo •YoonMin•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora