—¿Podemos hablar?
Le pregunte cuando lo vi salir del salón.
—No tengo nada de que
hablar—Contestó borde.—Bueno, yo sí. Zach, no puedes ignorarme para siempre—Le dije.
—Claro que sí, mirame haciéndolo.—Me esquivo y camino hacia la salido, chocando nuestros hombros.
Suspiré y lo seguí.
—¡Zach! Detente por favor!
—¿Para qué?¿Para que vuelvas a dejarme?¿Luego de haberme echado la culpa de todo?—Esta vez, su voz sonaba enojada y ni siquiera me miraba a los ojos.
—¡Mi mejor amiga se suicidó, Zach! No creo que entiendas mi dolor, porque fuiste una de sus razones.—Le grité enojada, llamando la atención de algunos que andaban por ahí.
—Lo se y me disculpe, miles de veces.
—Por favor, en serio siento no haberte hablado estos ultimos dias. O contestar el telefono, o venir a clases. Estoy pasando un mal momento.—Le aclaré intentando agarrar su rostro.
Acto seguido, se corrió con brutalidad.—También lo siento, pero no podemos seguir así—Dijo con sus ojos cristalizados.
Mi cuerpo empezo a temblar, no entendia porque estaba haciéndome esto. Mis lagrimas empezaron a caer por mi rostro y el solo volteó si rostro.
—Lo siento ____, pero cuando estes segura de lo que quieres. Cuando dejes de culparme, culparte o culpar a cualquiera por la muerte de Hanna, búscame. Siempre estaré para tí.
Y se fue. Sin decir nada más.
Sentí mi mundo caer. Caer muy profundo. Mi corazón latía desesperado y mis sollozos eran fuertes. Las lagrimas no paraban y otra vez lloraba.Algunos me miraban al pasar, otros miraron toda la escena.
Me limpié las lágrimas y salí corriendo hacia la salida. Dispuesta a ir a casa y nuevamente llorar, como lo hice estas últimas semanas. Esta vez no por mi mejor amiga muerta, esta vez por el hombre que amaba, el amor de mi vida. Que ahora también estaba muerto para mí.