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Después de esperar a las chicas con Fluttershy un rato y que llegaran entramos a clases, ya que casi todas llegaron algo tarde.

Educación Física era la primera clase qué tocaba en el patio de la escuela. Y aunque a mi me encantaba hacer ejercicios en verdad que no quería hacer nada, ni mucho menos correr.

Me quedé quieta cuando él ordenó a todos correr unas vueltas por el patio.

—¿Sucede algo, Applejack?—me preguntó acercándose a mi.

—No, yo... No puedo correr, ayer fui al doctor porque estaba enferma y me ordenó cero ejercicio.

—¿Enferma? ¿qué tienes?—preguntó Rarity, que estaba en la misma clase acercándose a mi con preocupación.

—Dolor de... ¡tobillo!—lo señalé—. Estaba haciendo labores cuando me tropecé y me tuvieron que llevar al doctor.

—¿Y porqué cuando venías caminaba perfectamente?

—Es que... deje la nota del doctor en mi casa porque iba a fingir estar bien para hacer los ejercicios y que no me pusiera falta pero no pude aguantar el dolor mucho tiempo.

—¿Cómo esa vez que fingiste estar bien para ir a la feria y antes de subir a la rueda de la fortuna vomitaste?—cuestionó Rarity.

—Sí, como esa vez... —la miré de reojo molesta.

—De acuerdo Applejack, ve a la enfermería asegurarte de que nada te haya pasado. Rarity ayudala a ir. —ordenó y sin más de alejo de nosotras.

Ella me ayudó a llegar hasta la enfermería recargando mi brazo derecho sobre sus hombros, no sin antes decirle que trajera mis cosas también. Al llegar le dije que podía volver a la clase, estaría bien.

Cuando vi que se fue salí inmediato de la enfermería antes de que volviera la enfermera de donde sea que esté.

Como sea, me volví a salvar.

Fui al baño a cambiarme y al salir choqué con alguien.

—Oh, lo siento Applejack. —se disculpó él chico.

—¿Ah? ¿cómo sabes mi nombre?—pregunté al verlo bien. No recordaba haberlo visto antes.

—Compartimos varias clases.

—¿Enserio? Lo siento, no te recuerdo...—dije algo apenada.

—Soy Caramel. —me ofreció su mano en forma de saludo la cual acepte.

—Un gusto, soy... bueno, ya sabes. —sonreí divertida.

—¿Y a dónde ibas?—preguntó cuando nos soltamos.

—A dejar esto a mi casillero y quizás luego a comer algo. —respondí mirando el bolso que tenía con mi ropa de gimnasio.

—Entiendo, si quieres puedo acompañarte... si quieres. —sugirió con una sonrisa apenada.

Sonreí de nuevo.

—Claro, no veo que pueda salir mal con eso.

Honestidad² ➸ Applejack.  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora