¿Cómo reconocer una buena historia de una mala? De inmediato, esa pregunta asaltó mis pensamientos al igual que una tarde lluviosa. Tras terminar de leer el delgado cuaderno de pastas duras que tenía entre mis manos, por un momento, me quedé pensando en las viejas historias que en vida, mi bisabuelo, me llegó a contar. Pero esos cuentos no eran más que eso, cuentos llenos de fantasía y mágicos sucesos. Pero lo que acababa de leer, no podía asegurar si era real, pero tampoco podría llamarlo fantasía.
Bajé la cabeza pensativa, contemplando con detenimiento las elegantes pastas de piel negra. El añejo olor del polvo había perfumado mis sentidos, y también, aquellas palabras, se habían adherido a mi corazón como tatuaje a la piel.
Tras morir mi bisabuelo esta mañana, las únicas pertenencias que había procurado dejar, había sido su ropa desgastada por el uso y este hermoso cuaderno de hojas sueltas.
La familia entera decidió reunirse en la casa principal para poder velar el cuerpo del jefe de la familia, y como era debido, ofrecieron una pequeña y nada ostentosa ceremonia a su nombre. Nadie lloró como se tenía previsto; aunque el repentino deceso de mi bisabuelo había llegado al igual que una brisa gélida en pleno verano, ninguno de sus hijos o nietos había sentido realmente el peso de su muerte.
Mi madre me había explicado con anterioridad, que nadie en la familia iba a derramar una sola lágrima por él, y eso es porque todos ya se habían preparado mentalmente para poder recibir aquél siniestro día. Todos, menos yo...
Lo primero que sintió mi cuerpo tras recibir la noticia, había sido sorpresa, ya que una de mis tías le había informado a mi madre por teléfono, que el bisabuelo había muerto por culpa de la misma edad. A mi mente llegaron varios pensamientos al igual que un remolino, pero el único que sobresalió de entre todos ellos, había sido el miedo de no volverlo a ver con vida.
Nunca antes había presenciado el fin de un ciclo; ante mis ojos, la vida significaba un camino pleno, en donde al final, somos capaces de encontrar la felicidad y el amor verdadero.
Creo que el leer tantas novelas de romance me ha afectado la cabeza. La vida no se trata de un camino por el cual avanzas derecho sin ninguna desviación. No, la vida es un camino austero, lleno de peligros y riesgos. Podremos llegar a ser capaces de encontrar la felicidad, siempre y cuando nosotros mismos queramos.
Pero, ¿qué hay del amor verdadero? No me refiero al amor que siente una madre por su hijo, o lo que sienten dos hermanos. Lo que trato de explicar, con palabras vagas, es el encuentro fortuito entre un omega y un alfa, o dos alfas, o dos omegas, o betas incluso. No importa el género del que uno pertenezca, lo que importa es poder encontrar aquella persona que sea la indicada. Aquella persona que nos haga sentir plenos y seguros.
Tal y como dicen estas hojas: el amor verdadero se siente incluso hasta en la misma piel.
Creo que me he dejado influenciar mucho por este pequeño, delgado e insignificante cuaderno.
Pero aun así, no he dejado de pensar que el mismo bisabuelo fue quien me lo ha entregado. Fue como una señal el que llegara a mis manos, ya que ni una nota había dejado para poder heredarlo.
Mi nombre, Midori, sobresale en la portada con tinta china negra. Las letras ya no están tan legibles como debieron estarlo hace años, incluso el trazo firme ha perdido color, y parece como si alguien le hubiese raspado con una cuchilla para poder desvanecer los caracteres.
Entre el olor del incienso y el de las flores blancas, mi mente ha comenzado a trazar un plan que de seguro me guiará hacia aquella verdad que mi bisabuelo ha protegido todos estos años con ahínco.
Una verdad, que me inquieta el alma, pero me reconforta el corazón. No lo hago por él o por alguien de la familia. Lo hago especialmente por mí misma, ya que de esa forma, podré ver el mundo desde otra perspectiva, una completamente nueva y llena de posibilidades.
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Midori
Ficção GeralTras morir su bisabuelo, Kimura Midori, una omega de veintisiete años, decide embarcarse en un largo viaje para poder descubrir el pasado del hombre, el cual siempre había permanecido como desconocido ante todos sus familiares. La única herencia que...