recuerdo que te miré y tus ojos eran cascadas de miel derretida, cuando te escuché, tu voz sonó como lluvia cayendo hacia arriba, como el viento soplando sobre un lecho de cristales irregulares, áspera y crujiente y me atrapó. Me atrapó como el caer de la nieve en invierno, como el polvo visto a contraluz ; me atrapó como aquella canción que escuchabas en bucle.
Recuerdo tus manos y esos movimientos que hacían, tus delirios atrapados en colores invisibles para todos menos para mí. Recuerdo tus gestos, los de aquellas mañanas soleadas en las que no querías despertarte ; sigo recordando como tu voz sonaba chocolate caliente, como el olor de la naranja o el sonido de un DO mayor a piano.
Sigo pensando que eras naranja, morado,verde, como el sonido de malvaviscos derritiendose, como la curvatura de una C mayúscula.
Ya no estas y todo se ha vuelto azul y negro, igual que desde donde procedías. Todo me suena a graznidos agonizantes de cuervos y mis tactos huelen a plástico quemado. Mis palabras son espinas clavándose dentro de mi piel ; quisiera hablarte de mis miradas, de lo confusas que son, como el sonido seco de hielo partiendose, PERO YA NO ESTAS.
Tu vacio ha desencadenado tonalidades violacias bajo mis ojos y los recuerdos sobre tu risa acechan mi garganta cual vampiro.