Carta 11.

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Querido Diario:
Tengo años que no lloro tan fuerte como un niño pequeño, y valla que tengo muchas razones para hacerlo, ya que me ha tocado llevar una vida muy difícil, tengo ganas de poder llorar hasta que mis cuerdas bocales se lastimen y quede afónica unos días, tengo ganas de tirarme y patalear en el suelo y porder sacar así todo el enojo que llevo dentro de mi, sé que algún día de estos voy a explotar, lo sé.
Pero ahora solo hundo mi cara en mi almohada y sollozo hasta cansarme de hacerlo y quedarme dormida.

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