-Ho-hola, señor Benson- me inclino hacia delante reproduciendo un saludo demasiado formal-.
-B-buenos días. N-no-no te inclines, ¿Pero qué haces? ¿Porqué estás siendo de esta forma?- me agarra del barzo y me intoduce lentamente dentro de la casa-.
No ha cambiado nada. Solamente se ha hecho un poco más pequeña.
Esta es mi antigua casa, donde vivía con mi abuelo. Construida por él mismo.
-Siéntate en el sofá. ¿Has desayunado?-
-Si, hace poco rato.-
-¿Quieres algo para beber? ¿Zumo?¿Agua?-
-No, no, gracias. Sólo quiero preguntarles algo.-
-De acuerdo, tómate el tiempo que quieras. ¡Zoey! ¡Llama a la empresa y avísales que llegaré tarde!-
-No, no, no quiero que ocupe su horario también. Será sólo por un minuto con usted.-
-¡Olvídalo, Zoey! Bueno, ¿Qué es lo que te trae por aquí?-
-Quería preguntaros si habéis cumplido vuestra promesa...-
-Si, ¡Si! ¡Claro que si! Nos sobraban dos habitaciones y cojimos la más grande donde pusimos todo eso. Quieres ir a verla ¿No es así?-
-Si-
-Está en el tercer piso, la primera puerta a la izquierda.-
-Ahora puede irse al trabajo tranquilamente. No haré ningún daño a la casa, ya que tal vez me ocupe una o dos horas.-
-Como decía antes: tómese su tiempo. Eres de confianza, no alguna ladrona- se ríe mientras se levanta y se pone la chaqueta de su traje-.
-Gracias.-
Saludo a Zoey la cual me recibe con una gran y breve sonrisa. Está en la cocina preparando el desayuno para los niños.
Vendí esta casa a una familia con la que pudiera confiar: Un padre, una madrastra y unos increíbles hijos, chico y chica de nueve y siete años. Aunque la verdad es que no entiendo porqué los niños no están en la escuela.
Subo las escaleras de espiral hechas de cerámica y mármol teñido de blanco mientras, con una sonrisa forzada y no al mismo tiempo, recuerdo todos esos momentos que pasaba con mis padres y mi abuelo. Recordando cada pelea, enfado, sonrisa, caída, error, broma, promesa, rendición, lágrima, juego, vuelo, viaje y sobretodo amor, exportados de mi infancia. Porque nada en este mundo puede equivaler al esfuerzo que estoy haciendo en mostrarme fuerte, en recordar los momentos más felices de mi infancia junto a mis queridas personas.
Cuando tenía dos años murió mi abuela, no me acuerdo de nada con ella, sólo unas cuantas fotos pueden justificar su presencia. Los padres de mi madre nunca los conocí y hasta ahora, nadie sabe ni me dijo donde están o donde y porqué murieron. De eso sólo sé que mi abuelo materno estaba divorciado y tuvo una hija con otra hace muchísimo tiempo. El nombre de la hija era Jessica con un segundo nombre que no recuerdo cual es. Esta pobre chica, que resultaba ser la hermanastra de mamá, murió hace unos 6 o 5 años si no me equivoco. Murió con una cierta edad pero ya tenía un hijo. Esto seguramente requiera estudiarlo un poco porque a mí no me convence demasiado ya que mi familia tenía demasiados secretos ocultos. Y cada día me hago la misma pregunta, que tal vez otros no la tienen: ¿Porqué yo tengo una infancia llena de heridas, muertes y cicatrices? ¿Sólo yo?
-¡Willooow!- interrumpen los pequeñajos mientras corren hacia mí y me rodean con sus brazos por la cintura-.
-¡Hola guapos!¿Qué tal?¿Cómo estáis? Ha pasado tiempo desde que nos hemos visto, eeh-
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Willow's Shadow
Teen FictionWillow Kramer, nieta heredera de las riquezas de uno de los arquitectos más famosos de los Estados Unidos, acepta continuar y llevar a cabo un trabajo inacabado de su abuelo, el cual es bastante conocido como para que otros lo deseen, dado el hech...