El sol ya había salido y Nikola y yo nos encontrábamos sofocados bajo el brillante sol.
—Necesito agua—murmuró él por culpa del cansancio.
—Como se nota que es tu primer día, estoy seguro de que puedes aguantar más, tío. ¿Qué te crees, que yo no tengo sed? Si que tengo, pero me callo para no recordarte que me estoy muriendo de sed y causarte a ti tener más sed aún.
Los dos se quedaron en un silencio absoluto, siendo sus pasos y su entrecortada respiración lo único que se escuchaba.
Las horas pasaron y los dos chicos empezaron a tener hambre, por lo cual Marcus sacó de su mochila la tienda de campaña plegable que llevaba y la montó en el suelo. Rápidamente entraron dentro de la tienda.
—Saca algo de comer mientras yo te voy explicando el plan— dije mientras sacaba los mapas de los bolsillos
— ¿Y porque tenemos que comer de las provisiones que he traído yo?
—Mira, antes de continuar el camino quiero que te quede algo claro; aquí no hay un "mis provisiones", si no "nuestras provisiones". Si has decidido venirte conmigo es para ser un equipo, en ningún momento te dije que las cosas que trajeras tu fueran solo para ti. Si no te gusta lo que te digo, acabas aquí y ya llegarás a tu poblado como sea, pero sin mí. ¿Te ha quedado claro?
Nikola asintió. Metió la mano dentro de su mochila y después de hurgar durante unos instantes, sacó de la mochila dos latas, me lanzó una y yo la cogí. Miré lo que ponía en el envase.
—Son gachas de maíz y leche, como las que comiste ayer. Las traje porque se conservan bien, aunque sé que no son una delicia. —yo asentí. Nikola volvió a hurgar en la mochila para sacar algo metálico, era un tenedor— Toma, supongo que te será más fácil comerte las gachas con un cubierto y no con las manos.
Los dos reímos un poco después de eso.
—Cuéntame el plan, venga. —dijo Nikola con la boca llena.
—Mi plan es atravesar todos los poblados posibles ya que podremos comer y descansar mejor ahí. Yo tardé tres días en llegar a tu poblado desde el mío, si nos faltan 7 poblados por visitar... tardaremos 21 días aproximadamente en llegar a la cuidad. Eso sí, no sé muy bien qué haremos cuando lleguemos ahí, porque tampoco conozco muy bien el sistema que utiliza la cúpula. — empecé a comer mientras Nikola bebía agua.
—Por lo que he oído, la cúpula tiene un sistema eléctrico; cualquiera que la toque por fuera sufrirá una descarga, pero si la tocas por dentro no ocurrirá nada. Creo que las puertas están vigiladas por guardas, pero no estoy muy seguro de ello.
Me sorprendió que Nikola supiera tanto sobre el funcionamiento de la cúpula ya que estoy seguro que en su vida había salido de su poblado.
— ¿Y tu como sabes todo esto? —le pregunté curioso, a lo que él respondió encogiéndose de hombros.
—Llevo trabajando en la posada desde los doce años, los clientes mayores suelen contarte su vida si te paras a hablar con ellos y algunos te cuentan cosas muy interesantes.
— ¿Así que lo que me acabas de explicar te lo contó un anciano de tu poblado a ti antes? —Nikola asintió mientras comía. — Vaya, parece ser que traerte conmigo ha sido de gran ayuda —reí, Nikola solo rodó los ojos, pero acabó riendo conmigo. Terminamos de comer y decidimos dormir un poco para reponer fuerzas para seguir caminando cuando el sol estuviera un poco más bajo y no hiciera tanto calor.
De repente, aparecí de nuevo en aquel mismo cuarto de todas las noches, en aquella misma casa donde me había criado. La misma pesadilla de siempre donde yo hice lo de siempre: bajar las escaleras de la casa, llegar al salón y ver que no hay ninguno de los miembros de mi familia, salir a la calle y ver que no hay ni un alma en todo el poblado, correr por todas las calles gritando si alguien me escucha, no recibir respuesta y sentirme solo, sentirme angustiado durante horas y horas y, de repente, escuchar gritos de mis familiares; mi hermana diciendo que la he abandonado, mi padre diciendo que soy un inútil y que si me voy que jamás vuelva a su casa, mi madre lamentando mi partida repentina y mis amigos diciendo que soy un capullo por irme sin ellos a la cuidad.
Me desperté agitado y por culpa de unos movimientos, al abrir los ojos vi a Nikola sentado a mi lado y moviéndome.
—Marcus, ¿estás bien? Me he despertado porque has empezado a respirar rápido y a sudar un poco. ¿Necesitas algo? —me dijo algo nervioso, se me había olvidado decirle lo de las pesadillas.
—Yo... Lo siento por despertarte. Solo necesito un poco de agua, eso es todo. —Nikola me ofreció una de las botellas que había en el suelo de la tienda de campaña. La abrí y pegué un trago. — Perdona por el susto, había olvidado decirte que tengo pesadillas por las noches.
—Vaya... ¿y qué te ocurre en la pesadilla para alterarte tanto? —le di la botella y él la guardó en una de las mochilas.
—Remordimientos por dejar a mi familia y amigos de lado.
—Ah... —hubo una larga pausa de silencio— Siéndote sincero, sé que no llevo ni un día contigo pero mientras corríamos fuera de Risken, me he planteado si realmente merece dejar mi vida ahí pero, si te das cuenta, tu y yo ahora mismo estamos siendo valientes y arriesgando nuestra vida para conseguir otra mejor en la cuidad. Si tu familia quisiera haberse ido, lo habrían hecho, y si tus amigos quisieran haberse ido, también lo habrían hecho. Mirándolo así, tu y yo somos los únicos que realmente han querido salir de los poblados para tener una vida mejor en la cuidad. Los demás también quieren hacerlo, lo que pasa es que les da miedo arriesgarlo todo y perder, y prefieren no arriesgar; lo que ellos no saben es que, si no arriesgan, no van a ganar nunca. Nosotros les pondremos solución a los problemas que hemos tenido siendo desterrados, pero los demás desterrados nunca los van a poder hacer. Deja de mirarlo de la forma en la que parece que les hayas abandonado y míralo por el lado bueno; si ellos quieren salir, pueden hacerlo también, eso ya es cuestión de cada uno.
Después de aquella charla decidimos recoger la tienda de campaña y ponernos a caminar de nuevo, dirección al poblado siguiente: Moderlia.
Creo que, después de las palabras de Nikola, las pesadillas podrían desaparecer, pero no estaba del todo seguro.
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Odisea: La Zona Árida.
Adventure-¿Por qué huiste? -ella se sentó a mi lado, yo permanecí unos instantes en silencio mientras miraba, concentrado, la pobre hoguera que iluminaba nuestro alrededor. -Ese poblado me hacía sacar lo peor de mí. Llámame loco, pero huí para buscar un camb...