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¡Eres un maldito hijo de puta, Jeon! — gritó el castaño más bajo y menudo, apretando sus puños volviendo blancos aquellos ensangrentados y heridos nudillos con cicatrices de peleas anteriores. Su garganta y ojos dolían de tanto dejar escapar el dolor que su pequeño ser albergaba como espinas, matando su interior y pudriendo su corazón que, como un jodido masoquista no podía dejar de amar a ese pelinegro frente a él.

¡¿Crees que yo soy feliz al lado de un bueno para nada como tú?! — respondió levantando su tono de voz, su voz ronca y rota, aburrida de tantas luchas por intentar salvar aquello que estaba más que destruído, esa relación que jamás tuvo salvación—. ¡No, joder! ¡Te odio, TaeHyung! ¡No sabes cuán harto estoy de ti y tu maldita presencia!

¡¿Pues entonces porqué mierda me sigues soportando, ah?! — aquello fue dicho con tanto dolor que las palabras fueron como vidrios rotos deslizándose por su garganta, porque sabía la respuesta pero nunca podía encontrarle sentido.
No aguantó más la importancia, tomó las muñecas ajenas que le apresaban con furia contra la pared y las quitó fuertemente, apartándose de aquel hombre y caminando hacia la puerta con pasos duros, haciendo resonar el suelo de madera gastada bajo sus pies.

¡Hey! ¡¿A dónde vas?!

¡Te estoy dejando!

Espera, ¡TaeHyung, regresa!

Y ahí van otra vez, como cada maldito día.

JungKook atrapó con fuerza la delicada muñeca del castaño, tirando de él sin ningún cuidado ni importarle el lastimarlo. Volvió a posicionarlo contra la pared, golpeando la espalda de TaeHyung contra esta con dureza. El más bajito se quejó pero no dijo nada respecto a eso, solo continuó gritando maldiciones contra el pelinegro e intentando zafarse de su agarre, golpeándole el pecho con fuerza mientras el otro también gritaba a su cara, las palabras salían con veneno, ambos luchando mientras pudieran pelar. Se empujan, se jalan el cabello, se muerden y los puñetazos no tardan en llegar.
Jeon pierde la paciencia y da un golpe seco a la pared, rompiéndola justo al lado del rostro del contrario, enterrando su puño en la madera cansada de tantas sacudidas por las discusiones, de esos momentos en que la rabia se apoderaba de los dos.
Aquello congela al pequeño bajo Jeon, quien respira con dificultad. Está agotado y tan, pero tan jodidamente dolido.

No te vayas...

¿Por qué no puedes ver que lo mejor es tomar caminos separados?

¡Porque te amo, maldita sea! ¡Estoy loco por ti aunque me saques de quicio, aunque no nos soportemos y no dudemos en dar el primer golpe! Te amo, te amo tanto... Sé que lo que hago está mal, pero no puedo cambiarlo... Quiero hacerlo, quiero controlarme.

Suena como un disco rayado, pero ninguno de los dos lo nota. Ambos diciendo que se controlarán a la próxima vez, que no es culpa del otro, que pueden superarlo.
Pero mienten de nuevo y ahora tienen que soportar el dolor una vez más, sin saber que no habrá una próxima vez. No si continúan de aquella manera.
O quizás lo saben, pero no son capaces de aceptarlo y deciden dejar que todo suceda por sí solo.

Así fue como terminaron besándose con desesperación contra la pared, comiéndose la boca entre lágrimas y abrazos desesperados, deseando estar lo más cerca posible, sin resistir la idea de estar lejos, haciendo el amor.
Amándose de su forma enfermiza y tóxica.

It's alright. ; KookV.Where stories live. Discover now