Fuiste como tierra fértil donde sembré mi semilla, mi semilla especial, una semilla que no había colocado en ningún otro sitio. Esa semilla era mi esperanza, eran mis sueños, mis ilusiones. Al plantarla tuve miedo de que a pesar de mis cuidados y a pesar del cariño la semilla nunca creciera, pero al poco tiempo la semilla empezó a crecer, cada día era más grande y hermosa, pasó el tiempo y la semilla se convirtió en un árbol frondoso, aún no daba frutos pero me protegía, su agradable sombra me protegía.
Te volviste mi lugar favorito, mi persona favorita.
Ahora sólo queda seguir cuidándote y esperar los mejores y más bellos frutos que puedas y sé que vas a dar.
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Cartas para mi novio
RomansaEstas son unas cartas cortas que algun dia le dare a mi pareja