El inicio de todo.

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Capítulo 2

Iba de camino al banco con mi madre. Un camino de casas, grandes y de diferentes colores. Un ‘’Oxxo’’, una ferretería, y por fin llegamos a nuestro destino.

-¿De cuánto será su transferencia, señora?—dice la joven detrás del mostrador.

Una aburrida platica de aburridas personas, esto no me interesa. Me siento en un sillón individual de piel marrón, tomo mi celular y comienzo a mensajearle a Kelly.

-¡Fíjate!—grito sobándome el pie.

Un torpe me piso el pie, genial. Eso dejara marca. El torpe era un panson de unos 40 años

-Lo—me miro sorprendido—siento.

     Y seis minutos después sucedió, todo fue tan rápido. Balazos, gritos, problemas. Apenas puedo recordar sus palabras susurradas en mi oído mientras me tapaba la boca.

-‘’perdón por lo de tu pie’’

Y ahora me encuentro en una especie de camioneta, no me es imposible recordar exactamente como fue eso. Yo simplemente me pare junto con mi madre camino a la puerta, y sucedió, se escucharon muchos balazos y mi reacción fue agacharme. Pero para mí mala suerte, solo a mí me llevo, yo era el rehén.

-¡Suéltenme, malditos bastardos!—grito desesperada.

-Nadie te escuchara, perra. —dijo con una voz ronca, deaj.

-No me vuelas a decir ‘’perra’’—lo imite—si es que aprecias tu vida.

El rio. No sé a dónde voy ni con quien estoy, me vendaron los ojos y me amarraron por completo en un asiento trasero, creo.

-¡Llegamos!—dijo con carisma.

Y yo me pregunto, ¿Qué tiene de carismático un secuestro?

El ‘’panzón’’  me desamarro las manos y los pies mientras que sus ayudantes metían todo en una especie de cabaña. Yo poniendo en práctica mis clases de defensa personal, lo golpee en el estómago y le di una muy fuerte patada ‘’en su amiguito’’.

Pero no sirvió de nada. El panzón me dio una cachetada tan fuerte que caí al piso.

-Te estas portando mal… perra—me agarro de la cintura fuertemente. ¡Me duele, maldito!

-¿Por qué rayos hiciste eso?—grite con una mano en mi mejilla.

-No me vuelvas a golpear, ¿oíste, perra?

-Deja de llamarme así—gruñí.

-Yo te hablo como yo quiera, perra—me provoco.

-Maldito viejo panzón—susurre.

-¿Qué dijiste?

-Nada—mentí.

Y de un movimiento rápido me cargo y me puso sobre uno de sus asquerosos y gordos hombros.

-¡Suéltame, maldito!

-Esa boquita—me ‘’regaño’’.

-Yo hablo como se me dé la gana, ahora suéltame—patalee.

Entramos a una especie de cabaña y el me dejo en la cama de un cuarto. Una pequeña ventana, paredes feas y agrietadas al igual que el techo, una cama vieja son una almohada que al parecer esta rellena con periódico, una sabana sucia.

-Resulta que no te puedo dejar ir—dijo amarrándome a la cama.

-¿Qué? ¿Me violaras?

-Oh, eso suena tentador, pero no. No ahora—dijo saliendo y dejándome sola en ese aterrador cuarto.

-Maldito—susurre.

Y ahora es el momento en el que me pongo a pensar, mi padre debe de estar como loco buscándome y mi madre llorando histéricamente.

El ‘’panzón’’ llego media hora después con una especie de manzana y jugo medio podridos.

-¿Piensas que mi lengua tocara eso?

-Es lo único que hay, perra.

-Qué asco. Mejor dime ya, ¿Qué quieres de mí?

-Por ahora nada, fuiste la rehén más guapa y perra que encontré.

-Genial—dije sin más—Me encantaría que me dejaras de decir ‘’perra’’.

-¿Por qué? Eso es lo que eres.

-Claro que no, cállate.

-Sí, solo mira ese culo.

-Deja de verme—lo patee en la pierna.

-Te estas portando mal.

-¿Y?

-Eso no me gusta.

Volvió a cachetearme.

-¡Deja de golpearme, maldito!

Él se fue riéndose descaradamente.

Me estaba desesperando, necesitaba escapar de aquí. Necesito un buen plan, vamos Isabell, piensa, piensa como una Brook.

Y así fue. Intente agarrar el vaso de jugo con mi boca que estaba alado de mí y lo estrelle contra la pared. Ahora con mi audacia agarre un pedazo de vidrio roto e intente romper la cuerda.

-¡Listo!

Afloje lo más que pude la cuerda de mis pies y escondí el vaso roto, puse una almohada en la parte mojada por el jugo y me puse a pensar en que ahora, ¿Me quedaría aquí hasta que llegaran por mí y me mataran? O ¿Escaparía audazmente como lo hace una Brook?

Usare la segunda.

Me quite la cuerda de mis pies por completo y mire por la ventana, segundo piso, genial. Agarre la cuerda con la que amarraron mis pies y que para mi suerte estaba lo suficientemente larga para solo tener que dar un pequeño brinco hasta el piso. Estaba buscando un buen lugar para amarrarla pero mi suerte el día de hoy estaba medio bipolar.

-¿A dónde con tanta prisa, linda?—me observo descaradamente de arriba abajo.

-¿Quién eres tú?

-Tu peor pesadilla.

El asqueroso hombre me agarro de la cintura y me aventó a la cama bruscamente mientras daba pequeños pero asquerosos besos por mi brazo, subiendo lentamente hasta mi cuello, dejando un gran chupetón. ¡Qué asco!

Agarro la cuerda y me amarro las manos por arriba de mi cabeza a la cama dejándome inmovilizada.

-¡Suéltame!, ¡por favor!

Hizo caso omiso a mis suplicas y bajo sus asquerosas manos por mi cintura hasta llegar a mi pantalón…

-Suéltala, Joe—dijo una voz ronca y vieja, con autoridad.

Criminal.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora