Epílogo.

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-Papa, ¿Seguro que quieres hacer esto?

-Queda menos de una hora para mi boda, estoy de los nervios ¿Y me preguntas que si quiero casarme? Por su puesto que no quiero.

-Entonces, ¿Por qué estás conduciendo hacia el juzgado?

-Porque Lucas me lo pidió.

-Creí que no te acordabas.

Enzo miró a su hijo un segundo antes de volver a fijar la vista en la carretera.

-Lleva un año preguntándomelo cada vez que me quedo dormido con la esperanza de que le diga que si. Es mucho tiempo esperando.

-¿Por qué te lo pregunta mientras estabas dormido? No lo entiendo.

-Porque sabía que no quería volverme a casar y si me lo preguntaba estando despierto la respuesta iba a ser no.

-Sigo sin entenderlo.

-¿Sabes que él me quiere y yo le quiero?

-Se nota cada vez que os miráis.

-Pues lo demás no importa. Firmar unos papeles no nos va a hacer más felices ni más tristes pero para él es importante poder poner un anillo en mi dedo que le diga a todo el mundo que soy suyo.

-Eso suena un poco cavernícola.

-Mide casi dos metros y es fuerte como un tráiler ¿Tu que piensas?

-Que estás demasiado feliz de que sea un cavernícola.

-Si lo estoy. Sabes que no me gusta hablar de la relación que tuve con tu madre pero cuando convives con alguien que le da igual si estas o no y que no te valora, acabas midiéndote por sus pensamientos. Lucas no solo me valora si no que quiere pasar cada segundo de su tiempo conmigo. ¿Es un poco cavernícola? Por supuesto, pero amo a este cavernícola y espero que nunca cambie.

-Algún día espero poder encontrar a mi propio cavernícola.

-Yo también lo espero.

Enzo aparcó en la puerta del juzgado dejando en el parabrisas un permiso especial que había conseguido para ese día y bajó del coche. No se sorprendió cuando vio a varios de sus compañeros abogados esperándole para saludarle en la entrada e incluso alguno de los guardias que no estaban de servicio había ido a verle.

-Normalmente vienes hecho un pincel pero hoy estás que te sales. – le dijo un compañero. –Enhorabuena.

-Gracias.

-¿Por qué hay que darte la enhorabuena?

Cuando Enzo oyó esa voz irritante supo que sus plegarias no habían sido escuchadas, pero aun así decidió que no iba a dejar que su exmujer le arruinara su día.

-Iván, dale un beso a tu madre.

Iván la ignoró. Cuando el Juez le había preguntado si quería quedarse con su madre o con su padre, su hijo no lo dudo y le preguntó al Juez si podía negarse a hablar con ella. Cuando el Juez le dijo porque haría algo así, él simplemente contestó que ella apenas le había hablado los primeros 15 años de su vida, no entendía porque ahora que sus padres se iban a separar iba a tener que cambiar la tónica por eso.

Esa contestación, por su puesto, corrió como la pólvora en los cotilleos del juzgado dejando su reputación de mala madre a unos niveles inauditos. Ella quiso que pensaran que Enzo había intercedido en la opinión de su hijo, pero nadie le creyó.

-¿Sigues lavándole el cerebro a mi hijo?

-Te lo he dicho un millón de veces. Yo no hablo de ti con Iván así que no te des tanta importancia. Tenemos mejores conversaciones que hablar de algo que a ninguno de los dos nos interesa. Además, ya tiene 18 años, vive en su propio piso y toma sus propias decisiones. Si quiere hablar contigo tan solo tiene que hacerlo.

Su exmujer se puso las manos en la boca como si hubiera escuchado algo asombroso.

-¿Así es como lo has cuidado? ¿Dejando que haga quien sabe que y con quien?

-Vive en el piso enfrente del mío y lo veo todas las noches para cenar y hablar. Saca unas notas fantásticas, trabaja y es independiente. ¿De qué te quejas?

-Nunca debí permitir que te lo llevaras.

-El juez no te dio otra opción.

Su exmujer sabía que tenía razón e intentó cambiar de tema.

-¿Qué haces así vestido?

Enzo escuchó unas sirenas que se acercaban a toda velocidad y sonrió al tiempo que se ponía rojo.

-No creía que fuera capaz.

-Te dijo que lo haría. – Dijo Iván con una sonrisa de oreja a oreja.

-Por favor, que vergüenza.

Iván empujó a su padre para que se diera la vuelta.

-Pero si te encanta.

Sintiéndose ignorada, su exmujer se puso delante de él.

-¿Qué estás haciendo vestido así?

-¿No lo sabes? Me voy a casar y mi pareja viene es ese precioso camión de bomberos.

Del camión de bomberos empezaron a bajar un montón de hombres guapísimos y musculosos pero Enzo solo tenía ojos para uno. El más alto de todos. El más hermoso hombre.

-Creo que tu novia te ha dejado tirado.

-¿Quién ha dicho que me caso con una mujer?

Lucas y sus compañeros llegaron en sus elegantes trajes de gala aun con las sirenas sonando y en cuanto estuvo a su lado lo cogió en brazos y lo besó hasta dejarlo sin sentido.

-Hola mi amor.

-Hola – dijo Enzo en apenas un susurro.

-Estás preparado para ser feliz el resto de tu vida.

-A tu lado, siempre.

-¿Has invitado a la bruja del norte a la boda?

-No. Creo que ella ya se iba.

-Bien, porque lo que tengo pensado hacerte nada más salgamos de aquí no necesita audiencia.

Los compañeros de Lucas se rieron y le dieron empujones a ambos para que se dieran prisa mientras Iván los veía felices.

-¿De verdad se va a casar con un hombre?

-Y no con un hombre cualquiera. – Le dijo Iván a su madre – Con un hombre que le adora y besa el suelo por el que pisa. Puede que tu no supieras valorar lo que tenías, pero él si lo hace y toda su felicidad te la debe a ti. Si no le hubieras dejado con lo puesto nunca se hubiera ido a vivir a ese pequeño piso y nunca hubiera conocido a Lucas. Así que gracias mama, por una vez has hecho algo bueno aunque no fuera tu intención.

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Y este es el final de la historia. Espero que hayas disfrutado tanto leyéndola como yo escribiéndola y que te haya hecho sonreír. Me alegraría el día saber lo que opinas de la historia así que no te cortes.

Un saludo.

Como AdolescentesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora