Más de lo que esperaba

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Lucas se dio la vuelta y lo vio de pie al lado del viejo sofá completamente confundido y en cuatro zancadas volvió a su lado con la respiración agitada.

-¿De verdad eres tan inocente?

-¿A qué te refieres?

-Llevo conteniéndome para no tirarte encima del sofá y follarte hasta fundirte el cerebro desde que hemos empezado a hablar de sexo y tu ni si quiera te has dado cuenta. Así que dime que me vaya a la mierda o prepárate a saber lo que es sentir una polla en primera persona.

Lucas contó hasta diez mentalmente mientras miraba de sus ojos a su boca, con su control a punto de saltar cuando vio que sacó la lengua ligeramente para humedecerse los labios.

-Se acabó el tiempo.

Atacó su boca con hambre al tiempo que le quitaba la chaqueta, aflojaba la corbata y le soltaba los botones de la camisa.

-Despacio. – Gimió Enzo.

-No puedo. Te deseo. – dijo al tiempo que mordisqueaba su cuello.

Enzo sentía las manos de Lucas por toda su piel y ni si quiera se dio cuenta cuando le quitó los pantalones y lo tumbó completamente desnudo en el sofá. Su mente estaba nublada con deseos que no sabía que tenía y con sentimientos confusos. Era un hombre el que lo tenía tendido y a su merced y no le importaba en lo más mínimo porque desde que había sentido los labios es su boca, había sido como si ese fuera lo que había deseado toda su vida sin saberlo.

Cuando notó sus mordiscos en los pezones gimió como nunca y cuando condujo su polla hasta el fondo de su garganta casi se deja llevar por la excitación.

-Sigue así y me corro.

-Mierda, es la primera vez que hago una mamada sin preservativo. – Dijo Lucas alargando la mano hacia uno de los que había encima de la mesa.

Estaba a punto de abrirlo cuando miró a Enzo que jadeaba para recuperar el aliento mientras lo miraba hambriento.

-A la mierda. – Dijo Lucas metiéndose de nuevo el pene en su garganta al tiempo que empezaba a rozar su agujero de entrada con su dedo lleno de lubricante.

Enzo empezó a mover su cintura de arriba abajo metiéndose más profundo en la garganta de Lucas y luego en sus gruesos dedos.

-Rápido, por favor. ¡Más rápido!

-No me metas jodida prisa. No te voy a hacer daño por no dilatarte bien. No somos puñeteros adolescentes.

Cuando Lucas encontró la próstata, Enzo hecho la cabeza hacia atrás y gimió con fuerza.

-Eres tan hermoso en la pasión. – Dijo Lucas – Voy a meter otro dedo, intenta relajarte un poco.

-Ni que fuera tan fácil.

Enzo se incorporó lo suficiente como para cogerlo del cuello de la camisa que aun llevaba puesta y arrastrarlo en un beso donde sus lenguas lucharon por la sumisión del otro.

-Ahora – Susurró Enzo.

-Un poco más.

Enzo le rodeo la cintura con sus piernas y lo atrapó.

-¡Ahora!

-¡Joder! Deja al menos que me abra los pantalones.

Enzo le dejó alejarse lo justo y en cuanto pensó que tenía los pantalones lo suficientemente bajos los volvió a atrapar con sus piernas.

-Tengo que ponerme el preservativo.

Enzo no pareció entender lo que le estaba diciendo hasta que Lucas le enseñó el paquete sin abrir.

-No te voy a follar si no me dejas ponérmelo.

Enzo estuvo a punto de decirle que mandara al preservativo a la mierda hasta que se dio cuenta de que si lo hacía, se estaría comportando como un adolescente salido. Lo soltó lo suficiente como para que lo desenrollara y en cuanto lo tuvo puesto lo volvió a atrapar con las piernas.

Lucas apoyó su frente contra la de su amante y tomó aire un par de veces.

-Sigue así y me correré antes de entrar. Tenemos que ir más despacio.

Enzo notó una presión en su agujero y apretó en dirección contraria deseando sentirlo dentro.

Lucas le palmeó el culo haciéndolo gemir.

-He dicho despacio.

Mirándolo a los ojos para saber si estaba incómodo, fue metiéndose poco a poco.

-Tu piel es tan sensible y tus movimientos tan sexuales...

Lucas le beso tiernamente en los labios.

-Eres perfecto.

Pareció una eternidad lo que tardo en estar todo adentro pero cuando se empezó a mover los ojos de Enzo se fueron hacia atrás de placer y lo abrazó con fuerza intentando evitar que se alejara.

-Estoy aquí – Susurró Lucas al tiempo que se movía lentamente – No me voy a ningún sitio.

Enzo aflojó un poco su agarre pero no le soltó y empezaron un balanceo lento y profundo.

-Eres tan estrecho... Tan perfecto.

Una lágrima resbaló desde el ojo de Lucas por su mejilla y Enzo la atrapó con la lengua antes de que llegara hasta su mandíbula. Quiso preguntarle porque lloraba pero en ese momento sus envestidas se aceleraron haciendo que en su cerebro no hubiera espacio para otra cosa que no fuera el placer llevándolo cada vez más alto hasta que una explosión orgásmica le recorrió la columna haciéndole gritar.

Cuando Enzo fue consciente de lo que le rodeaba se dio cuenta de que aun estaba abrazado con brazos y piernas a Lucas y que este tenía su cara escondida en su cuello.

Le acarició la espalda de arriba abajo, no sabía si para calmar su respiración o calmarse él mismo de lo que acababa de pasar. Por cierto ¿Qué acababa de pasar? Era cierto que cuando había sido un adolescente había sentido cierta curiosidad por el cuerpo de sus compañeros y como se sentiría al besarlos pero nunca había hecho nada para satisfacerla. Ahora, décadas después de eso, no solo acababa de averiguar más de lo que esperaba si no que le había gustado mucho y eso le confundía. ¿Por qué el peso del enorme hombre se sentía tan bien? ¿Por qué la espalda ancha era tan perfecta entre sus brazos? ¿Por qué no quería que se terminara este momento?

-¿Estás bien?

Enzo gruño en contestación.

-¿Eso es un si?

-Chiss, calla.

-Tengo que quitarme el condón.

Con un movimiento perezoso soltó sus brazos y sus piernas y los dejó caer.

-Cuando salga de ti puede que te moleste un poco.

Enzo protestó cuando la dejó salir pero no se movió.

Lucas se incorporó y fue al aseo y volvió con una toalla mojada en agua caliente con la que le limpio a conciencia cualquier rastro de su pasión.

Después con un movimiento fluido le ayudó a levantarse, se dirigieron al dormitorio y lo metió entre las sabanas antes de acurrucarse con él sobre su pecho.

Enzo se estaba quedando dormido cuando Lucas le hizo una pregunta a la que no supo que contestó. Solo supo que cuando Lucas se fue su cama se volvió muy grande y fría.

Como AdolescentesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora