Estábamos los 2 en un callejón oscuro y húmedo. Todo apuntaba a que el final se acercaba. Él estaba malherido, tenía el brazo dislocado y la muñeca salida. A mí solo me había rozado una bala en la pierna. Tenía que acabar rápido, las sirenas y el silencio de la gente se escuchaba en la lejanía. Al final de la pelea, debía coger algo personal para poder cobrar. Aparte de malherido, él estaba cansado, había conseguido arañar su piel, haciendo que de ella, brotase sangre que se iba juntando con el sudor. Los dos teníamos unos estilos bastantes distintos: él, disparar. Yo, acuchillar. Lo mío era más complicado, en caso de huida no podía atacar. Estábamos los dos ligeramente separados, si quería atacarle, debía correr hacia él. Este todavía una bala, yo lo sabía, debía de hacerle fallar el tiro. Empecé a correr hacia el susodicho, cuando levantó la pistola, me tiré en plancha hacia sus pies. Disparó al aire. Yo, desde sus pies, le rajé la barriga, haciendo que todas sus tripas cayeran al suelo. Se desplumo en el suelo, aproveché para cortarle la mano derecha, que estaba tatuada, sería una prueba irrefutable. Así que me fui con la cara manchada de sangre, una mano tatuada en la mochila y mis dos Landas reluciendo el escarlata.
No acababa de entender muy bien su cara, no era la primera vez que le había contado mis hazañas, quizás le había gustado mucho...
- ¿Quieres otra?
Su cara no cambiaba, me miraba pero no me veía.
- ¿Martín, qué te pasa?
En este momento niega con la cabeza.
- ¿Qué, qué te pasa? ¡Di algo!
- Me llamo Lluís.
En este momento se me heló el corazón, me había confundido de nieto. Su padre no me diría nada, pero como se enterase Pepa, me estaría metiendo la bronca hasta que la muerte nos separase.
- Abuelo, ¿Te has tomado la pastilla?
Creo que esta va a ser la forma de quitarme al niño de encima. Voy a hacer el abuelo senil, para hacer creer a esta pequeña criatura, que lo que ha escuchado es creación de una mente vieja y decadente.
- No, si me la puedes traer me harías un favor, está en la cocina.
Ahora que pienso, ¿Qué hace el niño aquí? Hoy es martes.
- Lluís, ¿No deberías estar en la escuela?
- Estoy resfriado
Mientras me dice que está resfriado, me doy cuenta que ha ido descalzo a la cocina, sino lo está, lo estará.
- Abuelo, no encuentro la pastilla.
- Dile a la abuela, ella sabe dónde está.
- Abuelo, la abuela se ha ido a comprar.
Voy a ver hasta qué punto llega su inocencia...
- Ya está Lluís, la he encontrado, la tenía en el bolsillo de la bata.
- ¿Quieres que te traiga agua?
No me dio tiempo de contestarle, qué ya estaba mirándome con el vaso. Ahora me bebo el agua y hago como si me la hubiese tomado.
- Aquí lo tienes. Espera, abre la boca.
Muy bien, el niño no es tan tonto como pensaba, ahora el tonto soy yo. Las tornas se han cambiado, ahora llevo yo una pistola y es Lluís el que lleva las Landas, ya se el final de esta historia...
- Abuela...
Salvado por la campana, ahora solo espero que no le cuente la historieta.
- Hola Domingo, ¿Le has dado la medicación al niño?
- Pues no, se me ha olvidado.
Ha sido pronunciar esas palabras, y se ha desatado la bestia. Una serie de palabras malsonantes, expresiones arcaicas y oraciones donde el sujeto no conjuga con el predicado, estas, han empezado a salir de su boca.
- ¿Y tú qué?, ¿Cómo que has llegado tan tarde de la frutería?
- Había mucha cola, además, estaban de oferta unas zanahorias hermosísimas. Ve sacando la fruta y verdura, que te ayude Lluís, me voy a cambiar.
Y mientras dejo a esos dos colocando la fruta, subo las escaleras. Cada vez se me hace más pesadas subirlas. Aún conservo el morbo de mirarme desnuda en el espejo, me gusta buscar nuevas arrugas. Ver a la persona que más me quiere, desnudarse delante de mí, es lo mejor del día. Me quito la blusa, la faja y el sujetador. Encima de la cama, el teléfono empieza a vibrar. Ya me sé el número de memoria, no me gusta que me llame en estos momentos.
- ¿Por qué me llamas ahora?
- ¿Por qué susurras?
- Ya he llegado a mi casa, no quiero que me escuchen, están abajo.
- Lo siento, no he podido evitar la tentación. Hoy te has superado, ¿Crees que me podrías susurrar algo bonito? Lo único que me cubre ahora es el aire...
- No te voy a decir nada. Ya sabes cómo son las reglas.
- Venga solo una vez, ya sabes lo que me gusta escuchar esa palabra.
- Si no me llamas más, te la digo.
- De acuerdo.
Me afino la voz, miro hacia los lados y mientras me miro al espejo desnuda, le susurro al teléfono: sesenta-y-cinco.
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Nota del autor:
Este es el primer episodio de mi primera "obra literaria" Tengo unas cuantas metas para esta narración:
1- No utilizar un narrador externo ya que creo que arruina la experiencia del lector.
2- Mantener un orden y coherencia
3- Sorprender
4- Un capítulo semanal ( mi intención es todos los lunes )
5- Poner una referencia (frases, situaciones...)
Podeis dejar preguntas sobre el capítulo y las responderé en el siguiente capítulo. Espero que alguien pille la referencia de este capítulo :)
Saludos Deltoide.
PD: Vengo del futuro, más concretamente del 28/03/2018. Esto que acabas de leer, es una revisión del primer capítulo. A lo largo que avanze la historia, iré rehaciendo los peores capítulos que yo crea.
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Conviviendo
RandomEsta historia trata de una familia que tiene que convivir y que a partir de unos secretos hará que esta convivencia se rompa...