Capítulo 2

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Cuando empiezo a escuchar una serie de ruidos, ya me levanto. Me giro y veo cómo en el reloj marcan las 7:10, Martín ya está preparando el desayuno. Si me concentro puedo escuchar como susurra, cuando se concentra habla lo que piensa, es divertido. Parece una maquina cuando habla: taza, leche, microondas; pan, tostadora... Se hace un silencio que es roto por el portazo que pega, Martín se ha ido al instituto. El portazo despierta al bebé, escucho como baja papá las escaleras corriendo para calentar el biberón. Mientras se va calentando, viene a mi habitación a despertarme. Se acerca haciendo algo de ruido, va esquivando las piezas de puzzle que hay por el suelo. Me empieza a decir: buenos días, despierta, vamos que es tarde... Cuando acaba con estas frases, levanta la persiana y se va a tranquilizar al bebé. Me levanto, me pongo las zapatillas y voy a la cocina. Me esperan en la mesa el vaso de leche, tres galletas y la tostada. Mientras desayuno escucho como papá continua intentando tranquilizarlo. La tostada no lleva chocolate, es una especie de pasta negra aceitosa, la tiro a la basura. Coincido con papá en el baño, él se pasa la maquinilla de afeitar mientras yo me mojo el pelo para que este plano.

Ya me he atado el velcro de las zapatillas, no me apetece ir al cole, no quiero ir una hora antes y pasarla con la profe Neus, ni hacer clases, ni quedarme al comedor. Son las 7:45, nos vamos a ir.

- Papá, me duele la barriga y la garganta, sobre todo al tragar, creo que la leche no me ha sentado bien.

Mira el reloj, ve que es tarde, me asiente con la cabeza y dice que corra. Voy a la habitación y cojo un chándal. Nos subimos en el coche. No vivimos lejos de casa de los yayos. Pico al timbre y cojo las bolsas del bebé. La abuela sale en pijama y con la bata, ya empieza a hacer frío. Me da dos besos y me dice: ¿Ya te vuelves a encontrar mal? La abuela sabe que no estoy malo, pero no me castiga. Entro corriendo a buscar al abuelo, mientras escucho como papá se sube en el coche para dejar al bebé en la guardería e irse a trabajar. El abuelo todavía está desayunando, se prepara un buen desayuno, con muchos zumos de frutas, tostadas... Me acerco por la espalda y hago como si le estuviese apuntando con una pistola, él deja el periódico y se pone a disparar, es muy ágil para ser tan yayo. La abuela entra y nos manda callar, me enciende la tele y me estiro en el sofá con el chándal y la ropa del cole en el suelo. Paso las horas viendo la tele mientras los abuelos están en la planta de arriba arreglándose. Ya es de día, la abuela se va a comprar, va muy bien vestida, el abuelo se va a quedar conmigo. Con una gran sonrisa me dice:

- ¡Siéntate! Voy a contarte una historia.


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