Capítulo 5

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Una semana había pasado desde que le habían abierto los ojos a William; y gracias a eso no había salido de su alcoba, o mejor dicho, ni siquiera había puesto un dedo fuera de su cama.

Su tío, preocupado por su salud lo visitaba regularmente para asegurarse de que no estaba enfermo, ya que en los últimos días William apenas y había probado bocado de lo que las sirvientas le llevaban a su cuarto.

Barthon, en repetidas ocaciones, había intentado hablar con su sobrino para saber acerca de su salud o para ofrecerse a llamar a un médico. Pero William siempre le contestaba que estaba bien y cortésmente rechazaba la idea del médico.

Transcurrió una y otra y una semana más con el joven realista postrado en su cama. William comía a medias, si es que así se le podía denominar a unas cuantas cucharadas de sopa que ingería al día, su tío ni siquiera podía contar tres bocados cuando lo obligaba a comer. Además de que solo dios, o en éste caso, solo él sabía si por las noches descansaba. Aunque no era muy difícil deducir por las sombras negras de bajo de sus opacos ojos esmeraldas que probablemente tampoco estaba durmiendo.

No se había bañado, no había salido, ni siquiera había puesto un pie fuera de la protección de sus cobertores; solo estaba ahí acostado en su cama, aveces durmiendo y aveces con la mirada perdida en algún punto de la pared frente a él. No se movía, ni siquiera movía su cabeza para contestar a las preguntas de los sirvientes o a las de su tío, y claramente tampoco hablaba si no era absoluta y forzosamente necesario. Por ejemplo, cuando  alguien comentaba que llamaría a un doctor para que lo examinara. Solo en esos casos William se dignaba a dirigirles la palabra para contestar con la voz más ronca y fúnebre que nadie había escuchado jamás.

La innegable verdad era que el joven realista había caído en una profunda y desoladora depresión con causa desconocida.

Su tío, preocupado por la salud de William, se puso en contacto con Isaac y lo invitó a la mansión para que hablara con William. Pensó qué tal vez, si su sobrino supiera que su amigo lo visitaría, tendría algún impulso por levantarse. Pero lamentablemente eso no ocurrió.

La verdad era que Isaac en compañía de Mathers, habían ido anteriormente a visitar al joven de ojos verdes, pero éste en escasas ocasiones les contestó. En las ocasiones que estuvieron de incógnito en su habitación William los ignoraba hasta que se retiraban.

Isaac estaba realmente preocupado por su mejor amigo, no lo había visto en algunos días, pero la última vez que lo hizo, le sorprendió el estado en el que se encontraba. Intentó hacerle hablar muchas veces, pero nunca recibió respuesta, en ese momento pensó que tal vez lo único que necesitaba era un poco de tiempo y espacio para recuperarse, realmente esperaba que eso le ayudara, pero algo en su cabeza le decía que lo que fuera que tuviera no se iría tan fácil.

Cuando Isaac llegó a la mansión Twining y dejó que lo escoltaran a la habitación de su amigo, le pidió a los sirvientes que por nada del mundo los interrumpieran, ellos obedientemente asintieron y lo dejaron solo frente a una inmaculada puerta de madera teñida de blanco, tomó el picaporte dorado y lo giró suavemente para abrirse paso a la que hasta ahora había sido el refugio de su amigo.

La habitación lucía de tonos pasteles sus setos lo cual lo hacía lucir espacioso. Muebles de roble y caoba llenaban la habitación tomando forma de roperos, mesas, sillas, libreros, la base de su cama y burós. Las pinturas aunque eran escasas adornaban los muros vacíos de la alcoba. Por otra parte, lo que más le daba vista a su estancia eran las finas telas que lo adornaban; cortinas, mantas y el velo en el techo de su cama. Era un cuarto bastante acogedor, definitivamente no iba con William.

Después de admirar el panorama bañado por el sol de medio día colándose a través del ventanal del balcón, Isaac se acercó al lecho de su amigo sintiendo lacerantes piquetes en su pecho al descubrir la desoladora imagen de su amigo postrado bajo toneladas de cobijas dejando ver solo sus brazos, parte de su clavícula, su cuello y su rostro.

Ven conmigo [ D A N T A L I A M ]Where stories live. Discover now