La avaricia rompió el saco

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Había una vez, un niño de unos escasos seis años que vivía con su madre enferma de diabetes en una casa muy pobre a las afueras del pueblo, a penas tenían para sobrevivir al día. 

Una mañana, la madre se encontraba en la cama sin a penas poder moverse, moribunda por falta de insulina en su cuerpo, el niño desesperado cogió el poco dinero que tenían para subsistir esa semana, un saco viejo que encontró por la cocina y emprendió el camino hacia el pueblo. Una vez allí pidió toda la insulina que el dinero le permitía comprar. 

De camino a su casa fue corriendo lo más rápido que sus cortas piernas se lo permitían. Lástima que la pobre criatura no se dio cuenta que el saco se fue rompiendo a medida que llegaba. Al entrar en casa con el saco roto y vacío se encontró a su progenitora muerta.

La avaricia no rompió el saco, lo rompió las ganas que tenía de que su madre siguiera con vida.

Refranes destripadosWhere stories live. Discover now