Prólogo

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El frío es horrible, debía volver a casa pronto. La noche me cayó como balde de agua fría. Por la hora, y el lugar donde me encontraba, no lograba coger un taxi. Mis nervios aumentaron. Con el cambio de casa que sufrí a penas un mes atrás, la idea de andar por ahí de noche en el barrio, me daba miedo.

Mi estómago gruñó. No había comido desde las una de la tarde, y ya eran pasadas las diez de la noche. Miré con atención esa pequeña tienda que está frente a la parada. Tenía dinero, pero no tiempo. La idea de comer una empanada napolitana me hizo feliz, pero el miedo a un asalto camino a mi casa me aterraba.

¿Qué es primero? ¿El hambre?, o ¿tu seguridad? Mi seguridad...

Quién pensaría, que desde ese día, para poder comer, iba a tener que poner en peligro mi seguridad...

Una noche sin lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora