Olivia:
Desperté por una paloma que se posó en mi ventana, sí! Una paloma! Porque se ve que en esta ciudad los pájaritos lindos no existen.
Empecé a remolonear en la cama, a desperezarme con los ojos cerrados. Cuando los abrí, mi mirada se desvió a la alarma que se hallaba encima de la mesita de luz.
¡NO!
Ya eran las 8! Maldije el momento en el que gasté plata en esa porquería que funciona cuando se le da la gana.
Antes de sacarme el pijama consideré en bañarme, pero no, tardaría demasiado. Así que me conformé vistiéndome con un jean verde militar y una remerita blanca con algún detallesito que otro en rojo. La facultad no era joda, era difícil y solo me quedaban unos pocos años para recibirme (al fin!), no podía llegar tarde a ninguna clase.
Me puse los zapatos en la cocina (con 'cocina' me refiero a 'espacio dividido con una cortina que de un lado contiene un living pequeño y del otro una mini-cocina con microondas, tostadora y una mesa ratonera' nada más y nada menos).
Cuando terminé, puse un pan en la tostadora y a los tres segundos, adivinen, ya se había quemado! Volví a maldecir la hora en que gasté dinero en esa otra porquería que vivía quemando [mis neuronas] mi comida!!!!.
Agarré un bolso -el único que tenía- y puse los cuadernillos dentro. Tomé un sorbo del café - instantáneo que me había preparado y salí. No antes sin chocar con todos los muebles que se interponían en mi camino y gritándo -agh!- cada vez que mi dedo pequeño hacía contácto con ellos como si no hubiera un mañana.
Para mi suerte -si es que puedo llamarlo así- en la calle no había casi nadie. Por lo tanto no tardé en conseguir un taxi que me llevó casi volando a mi destino.
Llegué, abrí la puerta del salón en el que debíamos estar todos los miércoles de un golpe, todos me miraron mal (incluido el profe) quizás por mi cara de zombie, quizás por mi manera tan poco común de ingresar...
Pasé, me senté al fondo, saqué el cuaderno de inglés y...Me había olvidado la birome en el dto. No me quedaba otra que pedirle a Rafa-mejor amigo del mundo mundial- si no me prestaba una.
Un chico tierno, no era muy alto, más bien era algo petiso -pero yo y mi enanez no lo veían asi- tenía algo de barba que no le favorecía, por eso se la afeitaba seguido, no hablaba mucho, por eso me caía bien. Le podes hablar de cualquier tema y no se aburre! O por lo menos no lo dice. Un buen amigo como él no se encuentra todos los días.Luego de unas horas, fuí a la panadería donde trabajaba medio tiempo. O sea, medio tiempo=medio sueldo, pero me servía. Era mejor eso que nada.
Mis padres me ayudaban con el alquiler del departamento, y a veces con la comida (que siempre se me quemaba).De todos modos, se podía decir que yo era aplicada con todas las materias, todo lo que hacía me gustaba, y tenía una familia que me apoyaba...
Era feliz, no me faltaba nada! A veces quizás pensaba en el echo de tener "novio", pero no, pérdida de tiempo y concentración...OK!!! La verdad es que no tengo pretendiente alguno, pero esto juega papel menor en mi vida, siempre fue así.
Entré en la panadería. Por suerte yo no cocinaba, era la cajera y de esas que te preguntan cuales facturas quieres llevar y las pesa, la clientela debe de estar muy feliz de esto.
Me puse mi delantal mantequita encima de la ropa que llevaba puesta y unos guantes de látex (sólo por si acaso).
Alicita era la cocinera, una mujer de avanzada edad con tez morena y cabello marmolado, un poco marrón y un poco blanco (por las canas). Siempre llevaba un delantal que decía "cocinar es mi idioma", de un color rosa pastel que hacía juego con las tortas que habían allí.
Ella era como una abuela postiza, yo le contaba de mi vida y ella a mi sobre la suya. Además, todos los días sin falta, me regalaba lo que había sobrado de torta (que no estaba quemada), y un kilo de pan blanco.
Realmente, me gustaba mi vida. Salvo por algunos detalles que podrían perfeccionarse, como la alarma y la tostadora, ejem ejem.
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Las reglas del juego
Novela JuvenilEntre sus estudios, su empleo y su departamento, Oli tiene la cabeza repleta de cosas. No tiene tiempo para nada más que eso, y no hablemos del amor. Tobi entre sus problemas familiares y su reciente mudanza, no da para más.Tan deprimido como se en...