Capítulo ~12~

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Traté de taparme con algo, con lo primero que encontrara. Estaba desnuda, ni siquiera ropa interior, sino que totalmente desnuda.
Pero fue demasiado tarde, porque en cuanto Carlos abrió la puerta, se quedó en silencio y estático, igual que yo. No sabíamos que hacer.
Y fue peor cuando me di cuenta de que él también había planeado algo. Iba sin camiseta, sólo con pantalones.
No sabía cual de los dos era más estúpido.
—Bonitos… esto… tu cabello luce bien… sí, eso… —balbuceó.
Lo fulminé con la mirada, pero él la aparto y miro hacia otro lado.
—¿En serio crees ganarme en esto si ni siquiera puedes mirarme desnuda? —le dije con ese tono de voz que ponía cuando me encontraba irritada.
No lo dije para molestarlo ni para provocarlo, a veces mi decía las cosas sin pensar. Y esta era una de esas veces.
Carlos reaccionó de inmediato, al parecer mi comentario le ofendió muchísimo, porque se lazó sobre mí al igual que ayer en el sofá. Pero no con la intención de aplastarme, sino que para asustarme.
—Repite eso —me susurró en el oído. Un escalofrío recorrió mi espalda.
No, no quería tenerlo sobre mí, medio desnudo y yo sin ropa en mi cama, tampoco quería repetir algo que seguro no me convenía, ni seguir con esta absurda competencia.
Y estuve a punto de rendirme, casi grite que él ganaba si me dejaba en paz. Casi.
—Ah, no importa. De todas formas me esperaba algo mejor, veo que esto será muy fácil.
Tal cual como yo toqué su orgullo el otro día, él ofendió el mío.
Furiosa, bajé mi mano hasta su entrepierna, pero no lo golpeé como acostumbraba. Sino que hice algo que nunca imaginé hacer con Carlos.
—¡Oh por Dios! —gritó cuando sintió mi mano. Debía ser la rabia que me dieron sus palabras, pero cada vez que gritaba o gemía más alto, aferraba más mi mano a su entrepierna hasta que lo obligué a rogar.
—¡Por favor, detente si no quieres hacerlo ahora mismo! —exclamaba—. ¡Juro que si no me sueltas, les digo a todos que te vi desnuda!
Y lo solté. Me importaba la nada misma que el mundo entero supiera que me vio sin ropa, creo que fue el hecho de que comencé a disfrutar escucharlo gritar lo que me hizo soltarlo.
No me di cuenta que tenía la respiración bastante acelerada hasta que Carlos chocó su aliento cálido contra mi rostro, se sentía muy bien tenerlo así, pero también doloroso. La ansiedad era algo con lo que no me gustaba lidiar, y si desde este momento las cosas serían así con Carlos, temía perder la competencia demasiado pronto.
—Carlos —le dije, después de que pasaron los segundos y él todavía seguía encima—. Ya te puedes ir, quiero ir a darme una ducha.
Él se relamió los labios y por primera vez en mi vida me pregunté qué sería besarlo. No me sentía culpable de pensar en eso, de todas formas no podría o rompería la Regla n° 2.
—Sí, claro lo siento… —se levantó con mucha dificultad, después de esto ya no sentía tanto pudor de que me viera desnuda, incluso me hacia gracia porque seguía sin mirarme completamente.
—Vete, Carlos.
—Como digas, sólo vine a preguntarte si querías que te preparara algo, estoy haciendo el almuerzo y bueno… pensé que, esto… podrías tener hambre.
¡Estaba tan nervioso! De sólo recordarlo me rio. Miraba cualquier punto de mi habitación, al igual que en la calle cuando fuimos al supermercado.
—Claro, estaría encantada —le respondí. Aproveché el momento en que me sentía segura y Carlos no, y me colgué de su cuello con mis brazos, acaricié la parte de atrás de su cabeza, haciéndole cosquillas en el cuello al igual que él como cuando dieron las una—. Cualquier cosa que cocines para mí, sería un honor probarlo —le guiñé un ojo y salí de la habitación, me encerré en el baño –esta vez colocándole el seguro- y me reí como desquiciada durante unos minutos.
Tenía que confesarlo, la competencia se estaba poniendo muy interesante, y con la ventaja que llevaba sobre Carlos en esos momentos, lo menos que quería era retirarme del juego.

"Un amor Prohibido" Carlos&Tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora