El cielo gris, camino oscuro, calles vacías, y yo también estaba vacía. Perdida en este lugar llamado mundo, abandonada en la soledad. Mi corazón hecho pedazos, y todos mis sentimientos confundidos. Pero llegó una luz que me iluminó. Que me hizo renacer, que me volvió a enseñar a respirar y a sonreír. Ese gran milagro lo lograste tú. Tus ojos de color leche manchada de café, me dieron la esperanza de amar. Tu sonrisa cultivó a mi corazón.
Las palabras salidas de tus labios, curaron las heridas abiertas, que un día hicieron otras personas. Estaba en un laberinto sin salida. Iba caminando a ciegas, sin rumbo, sin saber a donde ir. Sentada en un banco, sin nadie a mi lado. Pero llegó una luz que me iluminó, que
me hizo renacer, que me volvió a enseñar a respirar y a sonreír. Ese milagro lo lograste tú.
Tus pasos se sincronizaron con los míos, nuestros latidos se convirtieron en uno, los silencios se volvieron agradables y las palabras ya no eran suficiente para expresar, porque
ahora nuestras miradas lo decían todo.