En busca y captura

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-¡Gwen estás ahí!

<<Mierda, mierda, mierda, mierda ¡Mierda!>>

Escondí todo como pude, adecenté las sábanas de mi cama con unos golpes y conseguí ponerme las bragas al tiempo que mi hermana entraba por la puerta de mi cuarto.

-Gwen, en serio, necesitas salir más de casa. Tener una vida y eso, ya sabes

-Ya tengo una, pero gracias por insistir. ¿Ahora podrías explicarme qué haces en mi casa?- Dije en tono acusador

-Gwen te pasas el día vagueando. Tu vida se resume en dormir, comer y trabajar. ¿Cuánto llevas sin airear tu cuarto? Aquí huele a muerto- Dijo mi hermana ignorando mi pregunta y tapándose la nariz

<<No es a muerto a lo que huele precisamente>> Pensé. De todas formas mi hermana estaba exagerando, como siempre.

-A mi no me parece tan mala vida. No al menos hasta que llegaste tú.

No era la primera vez que mi hermana venía a mi casa sin avisar. Ni tampoco era la primera que me pillaba masturbándome. Decididamente tenía que quitarle las llaves.

Después de una aburrida charla, conseguí echar a mi hermana de mi casa, no sin antes asegurarme de que me diera mis llaves y de que no tuviera más copias. Me había vuelto a fastidiar mis momentos de placer, y ya estaba harta de la frustración sexual que cada día crecía más en mi.

Fui hasta mi cuarto, abrí la ventana de par en par y busqué el consolador que había tirado por el aire con la esperanza de que cayera en algún lugar seguro y fuera de la vista de mi hermana. Lo encontré debajo del escritorio y lo cogí inmediatamente. Mientras lo lavaba, pensaba en lo buena idea que había sido comprármelo. Sin duda era la mejor compra que había hecho jamás, y sólo yo sabía el buen uso que le daba.

Encontré mi móvil tirado en el suelo de mi cuarto. También había salido despedido por el aire con mis torpes espasmos al intentar tener una habitación normal. Lo desbloqueé y volví a leer la conversación que había tenido hace unos minutos. 

Ni siquiera conocía al chico, ni siquiera sabía si era un chico realmente. Pero sinceramente no me importaba. Lo que se busca en estas aplicaciones es que un extraño nos diga cosas guarras para hacer volar nuestras imaginación y masturbarnos con sus palabras rondando. Sinceramente había sido muy excitante.

El siglo XXI era absolutamente maravilloso.

El JefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora