Maldita foto

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Después de releer la conversación volví a sentir cómo me excitaba. Mi orgasmo frustrado de antes seguía queriendo liberase, y yo no iba a reprimirme más.

Iba a dejar el móvil a un lado cuando me saltó una notificación. Era uno de los contactos. Normalmente no agrego a nadie de esas webs, porque no sabes quién puede estar detrás, sin embargo, aquellos contactos que realmente conseguían excitarme y me hacían pasar un buen rato, los guardaba para otras ocasiones. Este en concreto acababa de mandarme una foto enseñándome sus perfectos abdominales y el inicio de su miembro. Muy juguetón. Merecía que le contestara.

Decidí mandarle una foto mía de vuelta, así que me desnudé completamente y comencé a buscar el mejor ángulo para fotografiarme. ¿Una foto de mi entrepierna sería demasiado atrevida? Sí, mejor ir calentando poco a poco. Me decidí por una sensual foto, poco reveladora, en la que salía mordiéndome el labio y apretando mis senos. Se veía lo suficiente como para dejar volar la imaginación. La envié al contacto y aparté el móvil.

Volví a coger mi vibrador y comencé a tocarme delicadamente. Primero acaricié mi clítoris con los dedos, en suaves círculos, mientras con la punta del vibrador estimulaba mi entrada. Eché la cabeza hacia atrás con un gemido gutural, muerta de placer, tenía tantas ganas de esto. Comencé a introducir el vibrador poco a poco en mi interior, la sensación, después de un orgasmo frustrado, era más intensa. Estaba muy cachonda, volqué todas mis ganas de sexo en ese momento.

Sin embargo me quedé paralizada. Al erguir la cabeza vi que había dejado la ventana de enfrente mía totalmente abierta. El vecino de enfrente miraba atentamente cómo me masturbaba.

En condiciones normales habría parado inmediatamente, corrido a cerrar la ventana y comenzaría los trámites para cambiar de país por la vergüenza del momento. Sin embargo, estaba tan excitada, que saber que alguien estaba disfrutando viéndome me excitó más.

Me levanté y recorrí toda la casa hasta salir al balcón que daba hacia la misma zona. Vivía en el ático de mi edificio, y el de enfrente sólo tenía una planta más, además el balcón daba hacia un patio muy estrecho, por lo que estábamos bastante cerca, así que sabía que no me vería nadie más que él. Me encontré al vecino inclinándose por su ventana intentado ver dónde estaba. Cuando llegué a la zona en la que le quedaba justo enfrente puso expresión de sorpresa al verme allí, desnuda en el balcón. Y más fue su sorpresa cuando me senté en la silla que tenía allí mismo y abrí las piernas hacia él.

Su expresión cohibida en ese momento me pareció muy inocente, y me pregunté qué edad tendría. No podían ser más de 25, pero... ¿tendría al menos 18 no?, no lo sabía, pero si era lo bastante mayor como para espiar a su vecina, lo sería para el espectáculo que le iba a dedicar.

Acaricié mis piernas mirándolo fijamente, hasta que llegué a mi centro y comencé a hacer círculos. Saber que me estaba mirando hizo que estuviera más húmeda. No quise más preámbulos y metí el vibrador en mi vagina. 

Comencé un movimiento rítmico metiendo y sacando el consolador, mientras con otra mano no paraba de estimular mi clítoris. Cuando volví a ver hacia la ventana vi que el chico estaba moviendo su brazo. <<Se está tocando viéndome>> y eso me excitó. Pero cuando me di cuenta y alcé un poco más la mirada, vi que justo encima de su piso, había otra persona asomada mirando la escena.

Lejos de avergonzarme, me gustó tener otro espectador, y rápidamente me corrí, acompasando mi orgasmo con los últimos movimientos del vibrador. Radiante de felicidad por tan buen orgasmo, me fui de vuelta a dentro de casa, a darme una ducha.

Fue en el baño donde comencé a replantearme si tendría un problema de verdad. Es cierto que llevaba mucho sin sexo, pero ¿no lo había llevado demasiado lejos?

Intenté convencerme a mí misma de que lo que había hecho no estaba tan mal, sólo era una mujer disfrutando libremente de mi sexualidad. No le había hecho daño a nadie, de hecho mis espectadores parecían estar encantados.

Autoengañándome fui a coger el móvil para ver la contestación de mi ligue, esperando ver una respuesta. Este tipo de conversaciones van muy al grano, y cuanto más calientes son, más ansias se tienen por contestar. Y efectivamente, tenía un mensaje nuevo, pero no era lo que me esperaba.

"Ven mañana a mi despacho"

¿Qué cojones había hecho?

El JefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora