Adira
Lo primero que siento al abrir los ojos es confusión, todo a mí alrededor es extraño, desde las cortinas color crema que evitan que la luz del sol entre libremente, a la puerta de madera gastada. Todo en la habitación estaba fuera de lugar y es desconocido. No es hasta que me giro sobre mi estómago que noto el frio tocar mi piel, me encuentro desnuda dejando al descubierto hematomas en mis muñecas y piernas, brazos y caderas. Busco a mí alrededor algo para cubrirme pero no hay nada, las sabanas de la cama están desaparecidas y el vestido negro de lentejuela que se encuentra tirado esta tan roto que es un caso perdido.
Es entonces cuando el pánico llega.
Por más que intento recordar cómo es que llegue a este lugar nada llega a mi mente, el último recuerdo que tengo de la noche anterior es estar molesta y ebria en un bar mientras Emma bailaba sobre la barra con otras dos chicas desconocidas, el resto son solo destellos borrosos y confusos. Rápidamente repaso la habitación con la mirada y noto que todo es totalmente impersonal, crudo y sin valor. Cuadros de colores en diferentes patrones adornan las paredes, un pequeño sillón desgastado está colocado junto a unas puertas de cristal, una lámpara neutra y sin chiste tirada en el piso es todo el mobiliario del cuarto de hotel en el que me encuentro. Mi bolso esta tirado en el piso junto a la puerta, las cosas que contenían tiradas alrededor de este, incluyendo mi destartalado celular. Sin pensarlo dos veces busco entre los contactos a la única persona en que puedo confiar, después de dos timbres la voz somnolienta de Emma se escucha del otro lado de la línea.
- Sabes que despertar a una mujer ebria no es de buena educación – se quejó inmediatamente. Podía imaginármela tirada en el sofá con el maquillaje corrido, vomito manchando el piso y un chico desconocido desnudo en la tina del baño. Tranquila, segura y sin dudas de lo que pasó la noche anterior.
- Emma, necesito ayuda – el sonido de mi voz me sorprende es tan débil que dudo que siquiera me haya escuchado y tan gruesa que me cuesta reconocerla.
- Adira eres tú, que pasa – la preocupación es notable y la somnolencia ha desaparecido.
- No lo sé, solo... - dejo la frase volando ya que no tengo nada más que decir, no hay como explicar algo que no entiendes.
- ¿Dónde estás? ¿Porque no llegaste a casa? ¿Qué está sucediendo? - el mar de preguntas siguió y entre más ella quería saber, menos podía responder. El dolor que comenzaba a invadirme aumentaba, un nudo se formó en mi garganta y una sensación de repulsión hacia mí misma me atrapa.
- No lo se Em, no lo se - mi voz se quiebra antes de que los sollozos lleguen. Todo el cuerpo me duelo, moverme de la manera mas sencilla es como levantar una pesa de cincuenta kilos.
- Quédate donde estas, iré por ti - pide como si fuera capas de irme, en el fondo podía escuchar el sonido de puertas abriéndose y cerrándose mientras su respiración se volvía agitada.
- Te encontrare, solo prende la ubicación de tu celular y no hagas locuras - ordeno antes de colgar.
Incapaz de poder permanecer en la quieta me pongo de pie para dirigirme al baño. Un espejo de cuerpo completo se encontraba colgado en la pared, al ver mi reflejo en el mis rodillas flaquearon causando que cayera al piso con un golpe sordo, deje caer mi cabeza al frente ocultando tras la cortina de mi cabello la horrible imagen que me mostraba. Los hematomas no solo se encontraban en mis muñecas y piernas sino que se extendían a mis hombros y cuello, mis ojos estaban rojos he hinchados y bolsas manchadas de negro bajo estos. Esto no podía estar pasándome a mi, no de esta manera al menos.
El asco que sentía me provocaba arcadas y no podía hacer nada mas que inclinarme sobre el inodoro y dejar que lo que estaba en mi interior saliera descontroladamente, una vez termine la sensación de suciedad me golpeo y la necesidad de limpiar mi cuerpo fue tan abrumadora que me metí en la ducha y talle mi cuerpo con tanta fuerza que la piel se enrojeció. Las lagrimas siguieron por minutos o horas, no lo se pero era tal el cansancio que no era capas de salir de la ducha o levantar mi mano para cerrar el grifo, las lagrimas y el agua se mezclaban las unas con las otras creando una combinación salada-insabora que danzaba por mis mejillas.
ESTÁS LEYENDO
DESACRATED (SIN EDITAR)
Teen FictionSolía creer que solo las malas cosas no podían sucederle a las buenas personas, que los malos recibían lo malo dejando lo bueno a quien lo merecía. Pero estaba sumamente equivocada. La mierda nos toca a todos; unos solo la huelen, otros se en barra...