Stranger.

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Bajo la luz de la luna, la avenida permanecía inmóvil. El calor del día había sido reemplazado por una brisa fresca y Ten paseaba debajo de los árboles con un sweater color negro colgando de su brazo. Se movió entre el mar de faroles blancos que adornaban las calles, sus pasos sonaban silenciosos sobre la acera mojada debido a la reciente lluvia de primavera y las luces de los autos llegaban rebotando desde el horizonte, cegándolo temporalmente antes de pasar por su lado y finalmente desaparecer en la oscuridad. Pudo ver como su tienda de café favorita estaba a la vista, apuró su paso hacia la entrada y empujó ligeramente la puerta de madera. Las mesas redondas, los camareros vestidos con sus uniformes en blanco y negro, el suelo rústico color terracota, los pequeños floreros con claveles amarillos sobre las mesas y el pizarrón a unos metros de la entrada, presentando el menú especial. No importaba cuantas veces presenciaba la misma imagen, le encantaba. Aunque no soportaba la música clásica que siempre solían poner, lo hacia relajarse a tal punto de querer dormirse, pero eso no era un problema que un macchiato con extra salsa de caramelo no pudiera resolver.

Se acercó al mostrador para hacer su pedido y saludó alegremente a todo el staff, especialmente a Yuta, su amigo y compañero de la universidad, que recientemente consiguió trabajo allí. Aunque pareciera conveniente, su amigo jamás logró hacerle algún pequeño descuento, por eso se enfadaba a veces con él, sabiendo también que el pobre chico no se lo hacia a propósito. Pidió lo mismo de siempre, acompañó su macchiato con dos muffins de arándano. Se sentó en una de las mesas cerca del balcón que daba hacia la calle trasera, adoraba la vista que le daba, podía observar la plena oscuridad adornada con diminutas luces blancas y rojas provenientes de la ciudad. Relajó sus músculos y tomó un sorbo, dejando escapar un suspiro debido a la cálida sensación que se generaba en su pecho, cerró los ojos lentamente pero su paz fue interrumpida cuando un ruidoso Yuta dejo caer su cuerpo en la silla acolchonada frente suyo, luciendo completamente exhausto.

-¡Por fin he terminado mi turno!- suspiró- No sé que es lo que sucedió hoy pero la gente no dejo de venir. Espera...eso es bueno, ¿cierto?

-Observa esto, dibujaron una hoja en mi café cuando pedí específicamente un corazón- se quejó Ten, frunciendo el ceño- ¿Con quién debería ir a quejarme?

- No seas tan dramático, Ten- rodó los ojos- Además lo hice yo, lo siento. Estuve practicando últimamente y fue la primera vez que logré que saliera perfecto, hasta me dan ganas de que no lo arruines.

-Me daba la sensación de que fuiste tú quien arruinó mi café- tomó un sorbo- Pero si, hiciste un buen trabajo.

-¿A quién tenemos de interesante hoy?- preguntó Yuta observando alrededor, siempre solían conversar y observar a la gente, tratando de imaginar sus historias- ¿Qué tal la chica linda de allí?- señaló a una de las mesas cerca de la entrada, se la veía sumergida en su celular y vestía con ropa fina y delicada.

-Se ve de cierto nivel y seguramente se este mensajeando con su amante, tan solo mira como se ríe y muerde sus labios- dijo Ten volviendo a dirigir su mirada sobre su café.

-¿Su amante? ¿Cómo estas seguro que no es solamente con su novio?- preguntó Yuta algo confundido.

-No lo sé, su mirada lo dice, como si estuviera haciendo algo indebido. ¡Oh, espera!- exclamó sorprendido al ver que un chico rubio muy elegante, entraba al lugar para luego dirigirse hacia ella, besándola salvajemente, como si sus labios estuvieran hambrientos- Si, seguramente esta engañando al mediocre de su novio con ese tipo- reafirmó.

-Puede ser...¿Qué hay de aquel chico? El que esta sentado junto al mostrador- señaló de nuevo.

-Parece solitario, no sé si a tal punto de no tener amigos, pero como que le gusta estar solo. Algo así como yo- respondió Ten con una ligera sonrisa.

-No, tú eres un amargado. Actúas como si te gustara estar solo pero cada vez que no voy a clases, me mandas millones de mensajes con que te encuentras aburrido. Pero lo entiendo, se que no puedes vivir sin mi – le lanzó un beso y Ten no pudo evitar poner cara de asco.

-¿Debería decir algo como "Yuta eres la mejor persona que he podido conocer" o "Yuta que ser tan genial eres"?- preguntó algo sarcástico.

-Imbécil, aun así muy en el fondo me quieres- abultó sus labios ofendido- Vaya, que tenemos aquí. ¿Qué tal ese chico atractivo que acaba de entrar?.

El cuerpo de Ten se quedo totalmente paralizado. Su garganta se quedó seca y con cada paso que daba, lograba verlo en cámara lenta. Pasó su mano sobre su cabello color chocolate, dejando que pequeños cabellos cayeran delicadamente por su frente, se había sorprendido debido a su altura. Sus labios rosados lucían suaves y estaba usando lentes de marco negro, que adornaban perfectamente su bello rostro. Se sentó en la mesa frente a la suya, dejando caer su bolso a un costado, con la mirada seria sobre su celular.

-¿Ten?- preguntó Yuta, sin lograr que su amigo volteara de nuevo hacia él-¡Oye, te estoy hablando! -se inclinó para golpear su brazo.

-¡Eso dolió, estúpido!- acarició su brazo debido al reciente golpe- ¿Por qué lo hiciste?

-Porque estabas perdido en tu propio mundo y fue todo gracias a ese chico lindo que tenemos allí- señaló con su pulgar a la mesa de enfrente- ¡No le quitaste la mirada de encima desde que paso por esa puerta, tendrías que aprender a disimular!

-Shh, baja un poco la voz, idiota. Lo tenemos a tan solo unos metros, podría darse cuenta que estamos hablando sobre él- susurró por lo bajo.

-¿Desde cuando eres tan avergonzado? Nunca le temes a la gente o lo que llegarán a pensar de ti.

-Ya lo sé pero...se ve algo intimidante- volvió a mirarlo de reojo.

-¿Qué puedes descifrar de él?.

-No lo sé, estoy tratando pero simplemente no puedo y eso es algo preocupante, suelo adivinar algunos aspectos de la gente pero él se ve algo...¿único?- preguntó- Luce como todo un misterio.

-¿Por qué no vas y le hablas? Parece ser tu tipo, quizás puedas tener alguna oportunidad.

-¿Acaso estas loco?...¡Tan solo míralo!. Alguien como él no miraría a un debilucho como yo, pero si me lo permitiera, no dudaría en lanzarme sobre él- una sonrisa maliciosa se formo en su rostro.

El misterioso chico seguía allí, bajando y subiendo su dedo sobre la pantalla de su celular, mientras que dejó su café expreso totalmente intacto sobre la mesa. Ten se preguntó que hacia allí y porque no había elegido otro lugar, se había frustrado que por primera vez no pudo imaginarse una historia sobre algún desconocido, así que trató de ignorarlo y le dio dos mordiscos a su muffin. Siguió hablando con Yuta sobre tonterías sin importancia pero se la pasaron riendo lo que restaba de la noche, cuando miró hacia el gran reloj rojo ubicado en la pared del mostrador, se dio cuenta que ya era hora de irse a casa. Así que preparó sus cosas y se despidió de Yuta, quien volvió hacia el mostrador y se metió a la cocina, seguramente para cambiarse de ropa e irse también.

Cuando paso por la mesa de aquel chico, se sintió incomodo y algo inquieto, porque estaba seguro que se había dado vuelta para observarlo de pies a cabeza, analizándolo detenidamente. Apuró su paso pero se quedó inmóvil cuando una mano tocó su hombro. Cerró los ojos y se dio la vuelta, para encontrarse frente a un rostro ajeno.

-Lo siento, solamente quería decirte que se te cayó esto- finalmente habló, mientras le alcanzaba un pequeño pedazo de papel.

-Gracias, pero creo que esto no es...- se detuvo cuando vio como rápidamente salió del lugar, casi corriendo por la puerta. Se quedó mirando la entrada por unos segundos hasta que recordó ese pedazo de papel que tenia en la mano, cuando lo abrió no pudo evitar quedarse sorprendido. Aunque el papel solo contenía un corto mensaje.

"Querido extraño, deberías hacerle caso a tu amigo y ser un poco más disimulado, pero...creo que eso es lindo". 

At The Balcony (JOHNTEN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora