Yuta estaba sonriendo como nunca lo había hecho antes, las comisuras de su boca se levantaron para dejar que sus blancos dientes aparecieran y lograran encandilar la mirada de Ten, quien por poco tapó sus ojos con ambas manos. Comenzó a reír, destilando algunos rastros de felicidad y entusiasmo en todo su ser.
- ¿Por qué estas tan feliz? - preguntó Ten, levantando levemente una ceja- No digo que sea algo malo, pero estas comenzando a asustarme con tanta felicidad.
- ¡Pude conseguir su número y siento que estoy caminando sobre las nubes! - canturreó alegremente- Pero no pensé que sería tan fácil...
- ¿El número de quién?
- ¡Sicheng!, ¿de quién más podría ser? - rodó los ojos y soltó un suspiro- Ah... ¡es tan bonito y adorable!
Se acercó y lo sacudió por los hombros, Ten soltó un gruñido y lo empujó hacia un costado, pero Yuta volvió a sonreír, realmente se encontraba demasiado entusiasmado. Ten lo observó deambular por su habitación mientras lo escuchaba balbucear cosas sin sentido, pero se encontraba feliz por su amigo, aunque esperaba que ese repentino enamoramiento no le durara solamente por unos meses o semanas, como siempre solía ser. Yuta le contó la historia de cómo pudo conseguirlo, básicamente fueron algunas miradas aquí y por allá, algunos saludos y pequeñas conversaciones al lado del mostrador le dieron el valor suficiente para preguntarle a Sicheng por su número. Pero Ten no estaba del todo convencido de que fuera una historia verídica, bueno, solamente algunas partes, porque seguramente Yuta lo acosó un poco para lograrlo, Yuta solía ser una persona...bastante intensa.
A pesar de que Yuta se encontraba en buenos ánimos, Ten se sentía como todo lo contrario. Su mente viajaba hacia otros lugares y otros destinos, en los cuales solamente sonaba el nombre "Johnny", aquellos lugares en que siempre solía quedarse varado, sin ningún rumbo más que a los brazos de aquel chico alto. No se quejaba del todo, ya que disfrutaba pasar sus días y largas noches junto a él, noches en que lograba quedarse sin aliento y caer ante el placer de su toque, pero algo en su interior comenzaba a surgir, un sentimiento que le decía que necesitaba más, mucho más. Sí, le gustaba Johnny y demasiado como para soportarlo, pensó en que seguramente Johnny también gustaba de él, pero no a tal grado de cómo lo hacía Ten y eso lograba jugar con su mente.
Yuta paró con su tren de felicidad y se quedó en silencio, clavando su mirada hacia su amigo, quien se encontraba sentado sobre la alfombra con los ojos puestos sobre la pared. Se sentó a su lado y tocó su hombro, esperando alguna reacción, pero no la obtuvo, Ten estaba perdido en sus pensamientos.
-No me digas, se trata sobre Johnny otra vez... ¿cierto? - preguntó en voz baja, tomando una posición más seria- Ten, realmente debes dejar de preocuparte tanto.
- ¡Es que...ya no sé qué está pasando entre nosotros dos! -levantó sus brazos y los dejó caer a sus costados, algo derrotado- Nos vemos casi todo el tiempo, pero no hemos hablado sobre nuestros sentimientos, ya no sé si quiero que esto sea algún tipo de revolcón. Me siento estúpido y sin saber qué hacer, ¿qué pasaría si no llegara a gustarle?
-Por la forma en que suele tocarte el trasero en público no creo que no le gustes... ¡Auch!
Ten llevó su puño hacia las costillas de Yuta, quien no dejaba de decir estupideces, pero algo ciertas de todas formas.
- ¡Esto es algo serio, deja de bromear! - Ten se cruzó de brazos y trató de esconder sus sonrojos- Yuta, siento que muero...- exageró su tono y soltó un lloriqueo, al igual que un niño pequeño.
-Ten, si realmente quieres saberlo deberías hablar con él, no hay ningún tipo de magia o truco. Los problemas se arreglan hablando, es algo bastante simple.
