17. De vuelta a la realidad.

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Respiré pesadamente y luego abrí los ojos. Observé todo a mi alrededor, el pasto reseco, los arboles sin hojas y con el tronco lleno de rayones, la basura que se encontraba en los deteriorados bancos y los juegos para niños rotos. Ésta es una plaza realmente fea, ya no es una plaza para que los niños salgan de sus casas para jugar en ella, en un ambiente sano. Ésta es una plaza utilizada como basurero y como centro para que los adolescentes vengan a drogarse y pelear. Un niño no podría estar aquí.

Yo no debería estar aquí. Pero necesito despejarme y ésta pequeña plaza es la más cercana a mi casa.

Con mis dedos rozé los moretones de mi brazo derecho. ¿Por qué lo hiciste, papá?

Al llegar a mi casa, luego de años en coma, pensé que las cosas serían distintas, pensé que Owen iba a cambiar, que iba a dejar los abusos, pero me equivoqué. Él llegó hace un mes a casa, durante la primera vez era un amor, me cuidaba y trataba bien, pero ahora ha vuelto a ser él de antes, incluso peor. Me golpea hasta dejarme inconsciente -he vuelto a tener el cuerpo lleno de moretones y rasguños- me obliga a trabajar y traer una suma impresionante de dinero diario, está borracho las veinticuatro horas de todos los dias de la semana y ha empezado a consumir cocaína, su temperamento a empeorado fuertemente.

Antes pensaba que vivía un infierno, pero me equivoqué, el verdadero infierno a empezado ahora.

Por suerte tengo a Alissa, que ya está increíblemente grande. Ella sigue viviendo con los Moore, a petición mía, y me da algo de dinero para ayudarme a sobrevivir. Últimamente la he notado muy rara, en ocaciones la he encontrado hablando sola. Espero y no sea algo de que preocuparse y que solo piense en voz alta.

Unos chicos pasaron frente a mí, gritándole insultos a otro grupo de chicos que se encontraba en la plaza.

—Ya vas a ver, bastardo. Cualquier dia de estos te agarro a puñaladas —amenazó.

—Ven ahora, aquí te espero.

Ignoré a esos seres y continué arrancando el pasto con mis manos. Sé que debería estar en casa con Owen, pero no me apetece en estos momentos, necesito un descanso.

Observo como, poco a poco, el sol se va escondiendo. Cuando el sol a desaparecido por completo, decido volver a casa.

¿Qué me esperará allá?
Seguramente gritos y golpes. ¿Qué hice en mi vida pasada para merecer esto?

Esto ya no es como antes. No tengo las mismas ganas de ayudar a mi padre, ya no quiero seguir soportando esa vida. Me arrepiento de nunca haberme ido de ese lugar, de haber dejado los estudios que me hubiesen llevado a una mejor vida. Ahora estoy condenada a estar con Owen hasta que uno de los dos muera.

Con cada paso que doy hacia mi casa un dolor insoportable sube por mis piernas. Ayer, Owen con fierro me golpeo repetidas veces las piernas para que, según él, no pueda dejarlo. ¿Por qué será así? Yo recuerdo como era él cuando estaba con mi madre. Era una padre preocupado y un muy buen esposo, él nos quería.

El celular que Alissa me regaló comienza a sonar en mi bolsillo. Me siento en la sucia vereda para descanzar y contesto la llamada.

—¿Qué sucede? —pregunté con los ojos cerrados.

—Hola, hermanita. ¿Cómo estás? Yo, muy bien, ¿y tú? —puedo jurar que está sonriendo—. Voy hacia tu casa, quiero que salgamos por ahí. Ah, Colton, Hayley y Paul tambien viene.

—Alissa, no pue...

—No, no. Si puedes, ponte linda, en 10 estoy allí —y cortó.

Maldije mentalmente a Alissa y me levanté del piso. A paso rápido, a pesar del dolor, me dirigí a casa.

—¿Papá? —pregunté al llegar a casa y no verlo en el comedor.

Luego de unos segundos me llegó una respuesta:—Yo... Aquí... Ven, ayúdame...

La voz de mi padre venía desde el baño. Fui hasta allí y ya que la puerta estaba abierta simplemente entré. Owen se encontraba sentado en la tina llena de agua mesclada con sangre, y en su mano se encontraba un cuchillo.

—Con éste maté a tu madre, ¿recuerdas? —su voz sonó serena.

No respondí y con algo de miedo me alejé dos pasos.

—Estuve pensando, —continuó hablando— que a ti no te gusta la vida que llevas aquí, conmigo.

Abrí la boca para hablar, pero él me interrumpió.

—A tu madre tampoco le gustaba —se encogió de hombro y con la punta del cuchillo se rascó el cuello—. Y yo la ayudé a, por fin, poder librarse de mí.

Di otro paso atrás y jugué con mis dedos, nerviosa.

—¿Quieres que te ayude a ti? ¿Quieres librarte de mí?

Owen se levantó y su brazo, antes oculto en el agua, reveló muchos cortes de los cuales brotaba la sangre.

—Hay dos posibles soluciones a esa respuesta —salió de la bañera y comenzó a acercarse a mí—. ¿Quieres saberla?

Comencé a respirar con fuerza y miré hacia los lados buscando algo con que defenderme.

—Ésta —puso el cuchillo en su cuello y comenzó a hacer presión en él, logrando cortarse.

—Basta, ¡detente! —murmuré asustada. No quiero ver como se suicida frente a mí, prefiero morir yo...

—O ésta —dando largas zancadas llegó hasta mí y empezó a enterrar la punta del cuchillo en mi estómago.

Solté unas lágrimas e intenté alejarme de él. —Ya es suficiente, Owen. Para...

—¡No! —gruñó con enojo, enterró completamente el cuchillo en mi abdomen y luego, lentamente, comenzó a sacarlo.

Grité de dolor e intenté empujarlo, pero él me detuvo. Con el cuchillo, lleno de sangre, acarició mi mejilla.

—Vamos, hija. Solo quedamos tu y yo. Vamonos con Maira y Alissa —su voz salió con un amor que él no sentía—. Será la solución, no más trabajos para ti ni golpes. ¡Al fin podrás descansar!

—Yo... No quiero —murmuré—. Quiero tener una vida lejos de ti.

—¿Lejos de mí? —soltó varias carcajadas y al terminar volvió a enterrar el cuchillo en mi abdomen—. ¡Nunca!

Mis piernas comenzaron a temblar, ya no tengo la piernas suficientes para estar de pie y el dolor que me ataca se me está haciendo insoportable. Caí al pizo y Owen se alejó de mí.

Con mis manos saqué el cuchillo y grité fuertemente debido al dolor. Intenté detener el sangrado, como alguna vez lo hice con mi madre, pero igual que esa vez mis intentos eran en vano.

—Por favor, papá —dije con voz temblorosa—. Llama a una ambulancia, llévame al hospital, no me dejes morir.

El rostro de Owen nisiquiera se inmutó, siguió mirándome fijamente como si nada de lo que me pasara a mí le afectara.

Alguién comenzó a golpear la puerta, era Alissa.

—No dejes que entre —le dije a Owen—. Cierra la puerta.

Él negó con la cabeza y sonrió maliciosamente. Tomó el cuchillo que yo había dejado en el piso y, en un movimiento inesperado para mí, lo enterró en su pierna derecha.

—No puedo levantarme, hija —susurró, su rostro ni siquiera se inmutó por el dolor que debería estar sintiendo.

Alguien abrió la puerta y Alissa junto con otras personas entraron llamando a mi nombre.

—*—
Lamento no haber actualizado en la semana uavsijd.
En mi defensa fue una semana en la que estube demasiado ocupada 😂

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D A N N A (En Pausa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora