7. Hospital.

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7. Hospital.

Mierda, debe ser muy tarde, llegaré tarde a mi segundo día de trabajo. Intenté abrir mis ojos, pero no lo logré. Mi cuerpo se siente pesado. ¿Qué sucede? Comencé a desesperarme y por más que intento mover mi cuerpo o abrir los ojos no lo logro en absoluto. Un escalofrío recorre mi cuerpo. ¿Y si no despierto nunca más? Intenté gritar para pedir ayuda, pero evidentemente no lo logré. Relájate, Danna, relájate. Respira profundamente y luego abre los ojos. Le obedecí a mi subconsciente y abrí mis ojos con extrema suavidad. La luz de la habitación en la que me encontraba me cegó por unos momentos y cuando miré a mi alrededor vi todo blanco. Mi vista poco a poco se fue haciendo más nítida y pude identificar que la sala era de un hospital. ¡Sucedió de nuevo! La puerta de la habitación se abrió y dejo ver a un señor vestido de blanco, seguramente el doctor.

—Veo que has despertado —me sonrió calidamente—. Te haré unas revisiones para ver como estas.

—¿Qué sucedió? —pregunté desconcertada, no recuerdo nada.

Comenzó a revisarme mientras me hablaba. —Tu padre dice que te encontró así cuando llegó a casa y faltaban muchas cosas de valor, así que fue un robo. Él está afuera, se le nota muy preocupado.

Preocupado de que cuente que seguramente él me golpeó hasta la inconsciencia.

El doctor anotó algo en una libreta y luego siguió hablando. —Tienes traumatismo encéfalo craneano, un esguince en tu tobillo derecho. También tienes tres costillas rotas, y una fractura en la muñeca izquierda. Se te había dislocado el hombro izquierdo, pero ya conseguimos devolverlo a su lugar.

—¿Algo más? —pregunté con ironía.

—Si, lo más posible es que te quede el cuero cabelludo súper sensible, al parecer te jalaron el cabello muy fuerte.

—Gracias... —murmuré, recordando como me golpeó mi padre.

—Iré a hablar con su padre y el joven qye lo acompaña para avisarles que ha despertado, nos vemos pronto señorita.

¿Joven? Seguramente se confundió. Cerré mis ojos con cansancio, no me duele nada, absolutamente nada. Lo más probable es que me hayan dado algo para el dolor. El sonido de la puerta siendo abierta hizo que abriera mis ojos para mirar a mi padre.

—¿Cómo estás? —su voz ronca llenó la habitación.

—Bien —dije seca.

—Yo l-lo lamento mucho, hija —comenzó a jalar su cabello desesperado—. Perdí el control y estaba desesperado por un poco de alcohol y-y yo lo siento tanto.

Se lanzó a la camilla en la cual me encontraba y me abrazó con fuerza mientras sollozaba y murmuraba repetidamente lo lamento. Me abrazó tan fuerte que comencé a sentir dolor en todo el cuerpo, lo más probable es que esté lleno de moretones y heridas.

—Me duele —dije cuando ya no pude aguantar el dolor.

Se separó bruscamente  de mí. —Iré a buscar a Alissa.

Mi padre se fue y luego de unos minutos tocaron la puerta y murmuré un "adelante".

Me sorprendí inmensamente cuando vi a Colton con Emma en sus brazos entrando en la habitación.

—¿Qué haces aquí? — pregunté brusca e intentando tapar mis brazos y rostro. No quiero que me vean así.

—Alissa nos contó y quisimos venir a verte —dijo tímido—. Emma te extrañó, le caíste muy bien.

Suspiré pesadamente. —No deberías estar aquí.

—¿Qué te sucedió? —preguntó ignorando completamente lo que acababa de decir.

—No es de tu incumbencia —dije mordaz.

—Sólo quiero saber, pensé que necesitabas hablar con alguien —dijo a la defensiva.

—No necesito hablar con nadie.

—Si, necesitas a alguien. Puedes mentirme, pero tus ojos no. Yo te puedo ayudar. ¿Qué sucedió? —intentó tomar mi mano, pero yo la aparté rápidamente.

—Sólo entraron a robar a mi casa y yo intenté detenerlos, ¿si? Fin de la historia.

—No te ofendas, pero tu casa no motivaría a nadie para entrar a robar. No te creo.

Eso dolió...

—Pues no me creas —cerré mis ojos aguantando el dolor de cabeza que me invadió—. Vete.

—Si necesitas algo, no dudes en llamarme —miró a Emma y luego sonrió en mi dirección—. Yo te cubrí hoy. Si tienes licencia llámame e iré a buscarla para entregársela a mi madre. Le explicaré lo que sucedió para que no te despida.

Asentí y murmuré un gracias. Colton se acercó  a mí a paso lento y confiado, se inclinó hacia mí y besó mi mejilla, luego, con una sonrisa maravillosa, se marchó. Yo no pude evitar sonrojarme, no estoy acostumbrada.

Intenté mover mi pierna derecha, pero me rendí al sentirla pesada, seguramente me pusieron yeso, al igual que en mi muñeca izquierda. En el hombro izquierdo tenía vendas que cubrían por completo ese lugar y alrededor de mi espalda y estómago igual. Necesito verme. Me levanté de la incómoda camilla con una fuerza sobrehumana y caminé hacia el baño que había en la habitación, al llegar ahí me vi en el espejo. No pude evitar soltar un grito de sorpresa al ver mi rostro, tengo mis dos ojos morados, mi ceja derecha rota, heridas en la comisura del labio, mis pómulos inchados y tenía uno que otro rasguño. En conclusión: estoy hecha un asco. Mis ojos fueron hacia mi cuerpo lleno de cicatrices, tengo muchos moretones y rasguñones. Algún día taparé todas mis cicatrices.

Mientras cuestionaba mi existencia caminé hacia mi camilla, me acosté en ella y cerré mis ojos imaginando una vida mejor. Amaría tener a mi madre viva, poder estudiar, tener amigos, salir de fiesta, tener novio y los problemas típicos de un adolescente común y corriente. Quiero una vida normal. Odio vivir con un asesino que me maltrata y me obliga a trabajar para mantener su maldito vicio con el alcohol. Pero no puedo dejarlo, simplemente no puedo, es mi padre y haga lo que haga lo seguiré amando y nunca lo dejaré solo, haré lo que sea para sacarlo de ese vicio y traer a mi padre de vuelta. Ese padre que me cantaba en las noches, ése que me abrazaba y cuidaba de todo mal, ése que amaba a mi madre y a mi hermana, ése que nunca actuó con violencia, ése que odiaba el alcohol.

¿Dónde estás, papi? ¿Dónde te fuiste? ¿Por qué nos dejaste a merced de este hombre tan malo?

D A N N A (En Pausa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora