Paz otra vez (+18, final)

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Las ventanas estaban empañadas por el frío mañanero. La noche había sido larga para el Shimada, este durmió en una pequeña silla de la habitación. Podía observar lo cómodo y calentito que lucía el vaquero, su cuerpo lo tentaba a tirarse sobre él. 
-No. —Se dijo con determinación y se levantó a hacer un café, lo necesitaba más que nunca. 
Esperó paciente que la tetera hirviera, tanto que se durmió en el proceso y no escuchó el sonido que emitía. Mientras tanto el castaño si la sintió, por lo que se levantó y la apagó. 
McCree se volteó y vio a su compañero durmiendo en una silla. Recordó que el pelinegro lo había salvado ayer, ahora le debía una grande. 

-No debiste hacer esto por mi  —Le susurró para luego tomarlo en brazos y acomodarlo en la cama; estaba congelado.  —También me dejaste dormir acá, y yo te traté horrible anoche...   — Jesse lo miró dormir por unos minutos, odiaba con toda su alma no poder estar con él, no poder abrazarlo, besarlo o decirle todos los días cuanto lo amaba. Se inclinó cada vez más cerca, lo besó en la mejilla y se levantó, pero algo lo detuvo sosteniendo su brazo.

-Jesse... —Dijo con el ceño fruncido y ojos cansados. McCree lo miró desconcertado y bajó la mirada.

-Perdón.

-No... —El pelinegro hizo que se sentara a su lado.

-Todo lo que dijiste era cierto, TODO...te traté como alguien débil, tenía este estúpido pensamiento de que si no te protegía podían hacerte daño, me descuidé totalmente en este mes y solo comprobé tu teoría de que no se cuidar de mi mismo. Ayer te falté el respeto y te golpee en el rostro, me viste en uno de mis peores momentos... Hanzo en serio perdón, siempre creí que debía comportarme como un héroe, pero tú... necesitabas un compañero, un amigo —El americano tapaba su rostro para ocultar las lagrimas. Nunca se había sentido tan mal, pero de inmediato un abrazo lo reconfortó, era su japonés preferido apretándolo.

-McCree, usted solo se preocupó, quizás exageró pero tenía buenas intenciones al respecto  —Hanzo tomó su rostro e hizo que lo mirara de frente  — Ambos fuimos unos exagerados y tuvimos nuestra culpa en el asunto, pero no tiene que cargar con todo esto.  —El Shimada hablaba desde el corazón, si se trataba de culpa él ya había pasado por cosas peores, ver a su compañero borracho y violento ni se aproxima a como estuvo él tras lo de Genji. 

-Pero es que tenías razón, siempre la tienes maldita sea. ¿Cómo pude tratar a un Shimada con delicadeza? que estúpido.  —Sonreía con tristeza. 

-Quizás se dejó llevar por todos los acontecimientos que ocurrieron en aquella misión. 

-Quizás es porque te amo.  —La habitación permaneció en silencio por unos segundos. Hanzo sabía eso, lo tenía muy claro desde la misión. McCree era una persona amable, algo idiota pero amable. Tenía la costumbre de dar más de lo que recibía, por eso le iba mal con sus parejas, ¿pero este sería el caso? al pelinegro le gustaba el vaquero, lo quería mucho y aunque intentó no pensar en él durante el mes, no lo consiguió.  Amaba ese coqueteo inconsciente desde antes que se confesara, aquella atención especial. — Quizás es muy luego para decir algo así, no quiero volver a presionarte con est— El asiático lo tiró de su camisa y lo besó, fue un beso largo y tierno, muy distinto a los que se dieron en la misión. Representaba la calma; era de Hanzo. — Hanzo,  mi vida... ¿sabes que ahora ya no habrá vuelta atrás? no volveré a renunciar a ti, creo que mi corazón no soportaría que me rechazaras de nuevo.

-Deje de hablar vaquero —Gruñó el mayor.
-Te lo estoy diciendo en serio — El oriental no era precisamente la persona más demostrativa, al menos no cuando se trataba de sus sentimientos, pero sabía lo que Jesse estaba esperando, sabía lo que él sentía.  
-Jesse McCree, le juro que quiero estar con usted, le prometo que lo amo —Mencionó casi susurrando, mientras su rostro se tornaba rojo —¡AH, no soy bueno para estas cosas! 

-Está bien, es todo lo que necesitaba oír —El castaño lo tomó por la cintura y lo besó, era más intenso y caliente que el anterior. Jesse no tardó en quitarle la ropa y en besar todo su cuerpo. El Shimada estaba avergonzado pero le seguía el paso a su amante, él no se quedaría sin hacer nada todo el tiempo, por lo que tomó la decisión de bajar sus pantalones, el vaquero sonrío.

-¿Que harás?  — Preguntó Jesse con picardia.

-Solo cállese —El oriental tomó el miembro del americano para masturbarlo con delicadeza 
-Ay mierda, mi vida...
-¿Esto está bien para usted?  —Hanzo lo lamió más rápido, hasta que el castaño lo detuvo.
-Bien, suficiente  —Pronunció estando muy rojo   —Es tu turno  —Volteó al pelinegro para que este quedara en cuatro —Tenía muchas ganas de hacer esto —Lamió el ano de su compañero y  frotó su pecho. 
-Tiene... que dejar... de hablar.

El japones intentaba ocultar los gemidos que aparecían en su boca, sentía vergüenza, era vulnerable.  ¿Eso era malo? por supuesto que no, mientras fuera su vaquero él aceptaría de todo, pero eso no significaba que la vergüenza se iría.

-Gime fuerte.
-¿Ah? 
-Gime a todo pulmón, no te aguantes
-No sé a lo que se refiere... — El castaño sentó a Hanzo en sus piernas, e introdujo dos dedos en su ano, mientras lo masturbaba. 
-¿Y ahora?
-No sé... ah...hmm...   — Los gemidos de el pelinegro aumentaron, ya no estaban bajo su control. McCree lo besó y detuvo sus dedos. 
-¿Estás listo? intentaré ser cuidadoso
-Le dije que dejara de hablar —Mencionó algo molesto y sonrojado, su actitud confirmaba un "si".  El vaquero sonrió. 
-Está bien mi vida —Introdujo su pene lentamente. A Hanzo le dolió en un principio, por lo que Jesse se preocupó e intentó hacerlo más lento, esto le encantó a ambos pero a ese paso el japones ya se había acostumbrado.
-Hágalo más rápido —El americano no lo pensó dos veces e invistió con fuerza a su pareja. Las caras que Hanzo colocaba no tenían precio, McCree se había ganado la lotería. Quien diría que aquel hombre con el que estaba podía ser un ex yakuza.

 El Shimada se vino unos segundos antes que el Pistolero; estaban cansados y sudorosos. Se limpiaron y metieron a la cama, no podían dejar de mirarse tras lo ocurrido.
-¿Qué?  —Mencionó el pelinegro para romper el hielo.
-Nada...  solo pienso en lo hermoso que te veías cuando te penetré.  — Hanzo blanqueó los ojos.
-Idiota 

-No me puedes culpar  —Abrazó a su pareja por la cintura   —Esto es lo que siempre quise, una pareja estable que me pueda cuidar cuando sea un viejo decrepito, como 76. 

-¿Soy su seguro de vida, Vaquero?  —Sonrió.
-Después de todo lo que has hecho te puedo asegurar que si.
-Solo no haga estupideces
-Ya no las haré, se que alguien lloraría mucho.
-Por supuesto, Genji no lo soportaría. 

Ambos sonrieron y besaron. Eran felices al fin, y eso si iba a durar. 

Fin.



Así es, aunque sea cortito el capitulo espero les guste! 

Ustedes también sean felices <3 



La peor misiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora