|Dos|

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--Bon, ¿no crees que esto es... Amm,¿Como decirlo?-- Miraba la actual mitad de la pared llena de aquellas fotos donde el protagonista era el joven de ojos ambarinos haciendo que cierta rubia se asustara levemente por la curiosa "pasión" que había adquirido su mejor amigo.

--¿Enfermo?, ¿Raro? O... ¿Simplemente un sueño?-- Dijo el de ojos esmeralda mientras veía anonadado sus obras de arte y  sonreía de la forma más estúpida posible como si se encontrará con "su cosa favorita" y, en cierta medida, era cierto.

--Extraño-- afirmó la mejor amiga del moreno mientras clavaba una mirada curiosa en una a una de las diversas "obras de arte".

--Joy... ¿De cuando acá el amor es normal?-- Mencionó el de curiosos ojos verdes mientras se cruzaba de brazos y miraba los ojos de su mejor amiga, la cual se encogió de hombros ya que sabia que Bon tenia razón.

--Bueno, tienes razón-- Posó uno de sus mechones dorados por  detrás de su oreja mientras me dedicaba una mirada preocupada a su amigo --Y... ¿Tú padre no las a visto?-- Preguntó con valentía mientras miraba como su amigo de piel canela rodaba los ojos.

--Joy, sabes muy bien que para ese señor le es difícil percatarse de la existencia de alguien más que no sea él, aparte, su existencia no es relativa para mi-- mientras terminaba de relatar sacó un llave plateada de su bolsillo dando como resultado  una sonrisa victoriosa. --También pude conseguir la llave de mi habitación por lo cual nadie entra sin mi permiso-- Sonrió mientras desviaba la mirada a su celular para checar la hora, lo cual, lo altero de inmediato para después sentenciar. --¡Ya te tienes que ir!--.

--¿Que?¿Por que?-- Preguntó la rubia mientras era empujada a la salida.

--¡Hoy sale a las doce!-- Mencionó el peli-turquesa cerrando su puerta de la habitacion para después bajar las escaleras de una forma tan rápida que, de alguna manera, hizo que su amiga se alterará.

--¿Quien?-- Preguntó caminado detrás de el.

--¡Fox!-- Grito en la acera mientras se alejaba lentamente del vecindario donde se localizaba su casa donde había dejado a una rubia algo confusa y, a la vez, preocupada.

Su cabello despeinado chocaba contra la refrescante brisa del lugar, sus agujetas desabrochadas que dictaban una posible caída pronta, sus pantalones rasgados que, de alguna extraña forma, lo hacían ver bastante bien y su mochila la cual guardaba su mayor tesoro, su cámara.

Unos minutos después y nuestro protagonista ya se encontraba detrás de un arbusto de hojas verdes de aquel parque por el cual siempre pasaba su musa y su razón de aprender un arte tan extenso y hermoso como es la fotografía. Después alguien buscaba a su musa y, con vergüenza, nuestro protagonista se escondía aun más para no ser detectado; nunca se había atrevido a sentenciar siquiera un "hola" en presencia del pelirrojo.

Aunque era cierto que su mayor sueño era el poder tocar alguna vez sus manos delgadas y grandes, acariciar su cabello de fuego y, tal vez, ver por una vez su sonrisa, ¿Cursi? Demasiado para el chico de agujetas desamarradas pero amaba imaginar que algún loco día podría aniquilar todos sus miedos y poder pronunciar un "hola" enfrente del pelirrojo.

Nuestro querido protagonista se encontraba haciendo una... Curiosa sesión fotográfica hacia el portador de aquellos bellos ojos ambarinos y, por estas acciones y fotos sacadas, el pequeño oji-verde estaba encantado aunque era cierto que de vez en cuando se detenía a observar a su musa la cual le traía un sentido a sus acciones y, cuando la entraba la curiosidad se acercaba lo suficiente para oler el aroma del cuerpo contrario, era refrescante como el olor a tierra mojada.

El tiempo acabo,y escucho la voz de alguien llamar a su musa haciendo que el pelirrojo se levantara y  se marchara de su "sesión fotográfica" y justo en ese momento era cuando el moreno era atacado por su razonamiento.

"Él no te conoce"

"Eres ridículo"

"Él nunca dirá tu nombre"

"Él no te amara" 

"Solo es una fotografía"

--Me gustas....-- Susurró al ver como se escapaba de su vista aquella figura tan perfecta que llenaba sus ojos ahora inundados de lágrimas, aquellos ojos color verde mientras el clima se compadecía haciendo que las nubes estén igual que él, tristes... y también comenzaron a llorar. Este posó su cámara en su pecho y corrió a casa mientras sentía la necesidad de voltear y correr hacia él pero era un...

Cobarde.

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