Amores imposibles 1: Todo por amor

Capítulo 10

DISCLAIMER: Los personajes que aparecen en esta historia pertenecen a Naoko Takeuchi y su obra Sailor Moon, sólo los tomo prestados para crearla.

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Capítulo 10

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"Lo que tiene que volver, volverá. En otras formas, en otros tiempos, desde otros lugares... pero volverá."

—¿En verdad tienes que irte?—preguntó la rubia tomándola de las manos.

—Tengo mucho trabajo pendiente en Italia, no puedo quedarme más tiempo.

—Si es por trabajo podemos decirle a Ami que te ayude a conseguir un puesto en el bufete del cual ella es asociada, estoy segura de que...

—Serena.—replicó Rei interrumpiéndola—Sabes que no puedo hacerlo.—la pelinegra recordó al rubio del cual estaba locamente enamorada y por quien debía volver y luchar—Mi vida está allá.

—Lo sé, lo sé y perdóname si soy un poco egoísta pero eres mi mejor amiga y me sentí tan bien de tenerte a mi lado este tiempo, además de...

—No pienses en eso, la policía de Minato trabaja sobre su pista y tarde o temprano todo acabará.

—Tienes razón, tal vez ando un poco paranoica últimamente.

El aeropuerto estaba atestado de pasajeros que esperaban sus vuelos de la tarde. Algunos esperaban tranquilos y confiados. Otros con afán buscaban sus boletos. Otros dormían. Se oyó por los altavoces de la terminal que se decía: "Japan Airlines Corporation anuncia que el vuelo 200 iniciará el abordamiento en este momento. Por favor tengan en su mano sus boletos. Todos los pasajeros, favor de abordar ahora."

Serena miró a Rei, algunas lágrimas escapaban por sus ojos mientras se abrazaba de su amiga. A su alrededor había mucho movimiento mientras la gente hacía cola, entregaba sus boletos, y pasaba por la puerta.

Atención. El vuelo 200 anuncia su última llamada de abordar. Se escuchó el último aviso por los altavoces. Tres o cuatro personas más llegaron corriendo, con sus boletos en la mano.

—Voy a llamarte con frecuencia.

—Eso espero.

—Adiós Serena, te voy a extrañar.

Rei se encaminó hacia la puerta que conducía a la zona de abordaje. Antes de cruzar la pelinegra se volteó y levantó el brazo en alto despidiéndose de su amiga a lo lejos.

Entonces la rubia dio media vuelta y se encaminó a la salida. Sabía que era egoísta de su parte querer que su amiga se quedara con ella, pero los últimos cuatro meses desde su desafortunado reencuentro con Seiya habían sido llenos de alegría y felicidad junto con su familia y amigos.

Serena se acercó hasta donde tenía el auto estacionado y en el cual la esperaba su ahora esposo. Se había casado con el hombre que amaba apenas un mes atrás y por supuesto que su amiga Rei había sido la madrina, por eso retrasó su regreso a Italia durante tanto tiempo.