Capítulo 2

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DISCLAIMER: Los personajes que aparecen en esta historia pertenecen a Naoko Takeuchi y su obra Sailor Moon, sólo los tomo prestados para crearla.

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Capítulo 2

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"Un hilo rojo invisible conecta a aquellos que están destinados a encontrarse, a pesar del tiempo, del lugar, a pesar de las circunstancias. El hilo puede tensarse o enredarse... pero jamás romperse."

Habían pasado tres años ya desde que todo sucedió. Tres años que había pasado encerrada en esa maldita cárcel, tres años sin ver su propio país, y lo peor de todo, tres años sin ver a su hija. ¿Cómo sería? ¿A quién se parecerá? ¿La recordaría? Quería pensar que sí, ese era el único motivo por el cual conservaba la esperanza y la fuerza para seguir luchando.

Apelación tras apelación le habían sido denegadas. Estaba más delgada, su rostro se veía demacrado, pero aún así seguía soportando, por ella, por su pequeña, por Rini. Había jurado demostrar su inocencia y volver a buscarla, se la quitaría a Darien aunque tuviera que secuestrarla.

Ese día estaba sentada en aquella sala de visitas en donde había descubierto que, para su desgracia, Seiya y Darien eran hermanos y no sólo eso, este último la odiaba. Era uno de los más que habían creído que era culpable, y no le dio oportunidad de decirle nada, sólo se llevó a su hija, se había quedado con su custodia.

Pero en esta ocasión esperaba por su amiga y abogada, Rei Hino, quien la había acompañado durante todos estos años, ella era la única que creía en su inocencia. Esperaba el resultado de una más de sus apelaciones, la última que podía presentar, de ser rechazada tendría que cumplir con el resto de su condena. Para cuando saliera libre Rini ya sería una mujer hecha y derecha y la habría perdido para siempre.

Albergaba una pequeña esperanza de que en esta ocasión el resultado fuera positivo, aunque permanecía con los pies en la tierra, no quería hacerse ilusiones en vano. A lo lejos divisó la figura de la pelinegra que al verla le dio una leve sonrisa. Eso era todo, la apelación fue rechazada.

—Hola Serena, ¿cómo has estado?

—¿Cómo se puede estar cuando te encuentras encerrada injustamente sin la posibilidad de ver a tu propia hija?

—Sé que esto ha sido difícil para ti, me he esforzado mucho por demostrar tu inocencia pero no ha sido una tarea fácil, sabes que teníamos todas las pruebas en contra.

—Lo sé Rei, sé que has hecho todo lo que está en tus manos pero esto es frustrante.

—Tranquila, pronto se acabará.

—¿Qué quieres decir con eso?

—El juez revisó tu caso, habían unos documentos que fueron descartados por la fiscalía porque no coincidían con su caso. En fin, en esos documentos se mostraban ciertas transacciones fraudulentas que hizo Seiya y también tenían movimientos bancarios de traspasos que le hizo a la mafia siciliana.

Amores imposibles 1: Todo por amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora